Me llamo Abu Hassan. No me he visto en otra igual. Mis vecinos dicen con sorna que he hecho oficio de velar a los muertos. Pero aquí estoy, al cuidado de unos despojos por si algún extranjero se encapricha con ellos. Y es que hay que ver qué ocurrencias tienen los ingleses. Compran hasta los muertos. Los que saben dicen que son cadáveres de gente importante que vivió aquí en otro tiempo. Cualquiera lo diría al ver el estado en que se encuentran. Una vez un viajero rico me llamó ignorante por decir que tenían unos cuantos años. Son momias de hace milenios, me escupió con su pretencioso idioma. ¿No sabes lo que son momias? Algo me han contado, said, pero me cuesta entender que a los muertos los cubrieran de vendas, le respondí con respeto. A nosotros nos envuelven en una sábana y luego tierra encima, mirando a la ciudad sagrada por supuesto. El inglés se creció ante mi simpleza. Pretendió enseñarme. Eran gente noble, con una cultura excepcional y vasta, se creció soberbio. Tú ahí, medio dormido, ni sabes ni quieres saber de tu pasado. ¿Para qué, said? Me pagan por cuidar la mercancía. En esta mercancía que dices, terció de nuevo el inglés, se evidencia una clase sabia y poderosa que en otras épocas conquistó el mundo. Ganas me dieron de replicarle si habían sido gentes como ellos, que van por todos los continentes a la caza de riquezas. Pero ante un inglés conviene morderse la lengua.
Paso tantas horas a la solana, espantando moscas, que hasta me gusta que aparezcan turistas impertinentes. Si aprendiera todas las lenguas que se escuchan desde aquí me abriría camino en la vida. Pero es impensable, he nacido para lo que he nacido y, como yo, hay miles. A los dialectos del país se suman las lenguas de gentes del más al Sur y las enrevesadas pronunciaciones de los europeos. A veces capto algo de lo que comentan los que están de paso y finjo ser más ignorante de lo que soy. A los viajeros les gusta alardear, como el caso que he contado antes. Y también ignorarnos. Ellos van a sus negocios.
Hay extranjeros que nos desprecian pero otros que se apiadan porque nos consideran incultos y atrasados y su religión les invita a ser bondadosos. Te voy a explicar cómo embalsamaban a las momias, me saltó el otro día una inglesita pecosa y con rostro de vicio. Que Alá me perdone si pienso equivocadamente del prójimo, pero es que hay gestos provocativos y miradas insinuantes que hablan por sí solos. Aunque tal vez sea mi hambre. Dejé que me contara lo que no era nuevo para mí y fingí sorprenderme con su relato de técnicas y rituales. Si quieres atraer a alguien debes mostrarte por debajo suyo, me había recomendado mi tío Mahfud. ¿También a nosotros se nos podría embalsamar?, le pregunté con cierta picardía a la chica. Podríamos probar sin que estuvieras muerto, dijo ella con desparpajo. ¿Sin sacarme las vísceras?, y fingí asustarme. Acaso te pidiera el corazón, atacó ella entreabriéndome la camisa. Sentí una convulsión interior, pero no se pueden cometer errores con uno de fuera, y menos propasarte con una chica occidental, que luego te acusan de provocar de palabra y de obra.
Si la inglesa pelirroja pretendía algo más que enterarse por la venta de antigüedades debía ser cauto. ¿Te pasas aquí el día entero vigilando a tus muertos?, continuó preguntona. Ese desenfado me cayó bien. Y empecé a ver a la rubia con otra mirada, y sentí que me crecía como hombre, y ella debió darse cuenta. Me turno con mi hermano, que es el que controla el negocio, le aclaré. Pero de vez en cuando libro. Podría llevarte a ver una de las mastabas descubiertas recientemente, propuse. Antes de que el calor apriete y nos haga trizas. Además el capataz de la excavación es amigo mío y nos dejará pasar. La chica inglesa, ondeando su acaracolada cabellera, se animó. ¿Por qué no?, dijo dando saltos. Y de paso podemos practicar técnicas de momificación, rio con descaro. Su piel rosácea me resultaba menos extraña. La risa fácil me desconcertaba. Sus ojos se volvieron turbios. El movimiento del torso acabó de perturbarme. ¿Me trataba de ese modo porque me consideraba sumiso o solamente pasivo? ¿Quería llevarse un recuerdo vivo de su estancia en el país? Mañana mismo, al abrirse el sol, le propuse, puedo buscarte a la puerta del hotel. Al despedirme de ella tuve la sensación de que era una chica más de mi barrio, con la que me había iniciado en fantasías. Me quedé pensativo y excitado. ¿Qué pinto yo vendiendo muertos y papiros día tras día en este rincón? Faruk, pedí al viejo ropero del puesto de al lado, préstame una camisa limpia para mañana, que igual cambia mi vida.
Pero mi vida no cambió. Al día siguiente esperé a la puerta del lujoso hotel hasta que el calor se hizo notar. No esperes más, me dijo uno de los chicos de servicio. No hay ninguna inglesa rubia y lasciva, si es a la que esperas. El otro día le ocurrió lo mismo al hijo del carretero. Y también a Alí Bastam, el sobrino del escribiente de cartas. Debe ser el sol. Acaso el ardor de la juventud, que nos consume a todos. O tal vez el país, que nos tiene rendidos a todos ante los de fuera, balbucí mientras miraba con frustración mi camisa limpia y retornaba al puesto callejero.
¿De qué personajes son estas momias?, me saca de mi abulia un europeo bien plantado, con una gran testa cubierta por un salacot. Yo le contesto que de personajes inexistentes. Luego corrijo mi respuesta cortante. Vaya usted a saber, said. Tal vez funcionarios, sacerdotes, parientes de mandatarios, escribas. Una clase inaccesible sobre la que los sabios de su nación hablan mucho en estos días. Lo seguro es que no se trataba de hombres vulgares. De la vida de estos poco se conoce. Tú bien sabes, me replicó cortés e interesado. No soy tan torpe, pensé con satisfacción para mis adentros.
(Fotografía de Felix Bonfils de un vendedor de momias en una calle de El Cairo, 1865)
Nunca hubiera imaginado el oficio de vendedor de momia, aunque a decir verdad, nunca imaginé que nadie tuviera un taller donde se manufacturaban pestañas para muñecas, y lo tuve cercano, patio por patio durante muchos años.
ResponderEliminarSalut
Pues ya ves que en la historia y en la vida, por lo tanto, se comercia con todo, con vivos y con muertos. ¿Qué me dices de las funerarias, tanatorios y ciudades jardín para difuntos?
EliminarEn su puesto de momias al sol, esperando el turista rico con ganas de quedarse con algún antepasado, la imaginación se dispara.
ResponderEliminarY por esa vía cuántos objetos huirían por un bajo precio a los richachones de Occidente y sus museos...
EliminarHasta en los cuentos los ingleses son insolentes. ¿O no se trata de un cuento?
ResponderEliminarLa insolencia, hija natural de la soberbia, ha sido practicada por todos los agentes de todos los imperios. Los ingleses puede que se lleven la palma, llegaron a todas partes.
EliminarBueno, siempre habrá quien venda mojama y bacalao. Carne seca... Más o menos lo mismo.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde ese punto de vista nada que objetar. Todo ha sido y es comercio. Si se comercia hasta con muertos, ¿cómo no se va a llevar el extremo el comercio con vivos? Y pienso ahora en la esclavitud y en la trata de blancas, por supuesto, sin olvidar a los trabajadores ordinarios.
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ResponderEliminarQue buenísimo texto, Fackel. Una excelente y amena narración de un buen conocedor de la mente y el corazón humano, de cualquier tiempo y lugar, condición y circunstancias... Eres, en realidad, un excelente narrador, que cautiva y deja al lector. siempre con ganas de seguir leyendo. Estoy segura.
Gracias por compartir belleza y conocimiento. Gabon.
Es que la fotografía incitaba a meterse en el "tumbao", que no en la tumba o en el personaje lánguido que habita la vida eterna, jej. Buen día y mejor estar.
EliminarLas momias egipcias eran compradas en una época por los turistas ingleses como curiosidad y hasta por sus supuestos poderes sanatorios, según leí alguna vez. Totalmente ajenos a la noción de respeto que seguramente exigirían para sus propios muertos, a la hora de saquear, ciertas naciones autopercibidas como civilizadas resultan ser tan bestiales y desconsideradas como las turbas más fanáticas que hoy nos espantan.
ResponderEliminarBueno, ahora que recuerdo, también el museo de Banyoles tuvo expuesto hasta hace poco, y que me corrija alguien, al llamado "negro de Banyoles". Ya ves que ningún país se libra de tener sus ejemplos.
EliminarLa mercancía estaba muerta y bien muerta, pero el vendedor estaba vivo y bien vivo. ¿Quizás sea verdad eso de que el polvo de momia es un afrodisíaco? Habrá que indagar. Quien sabe; igual consigo "resucitar mi muerto"
ResponderEliminarLos vendedores de antiguallas y antigüedades siempre han sido gente muy viva. Yo tuve un amigo que se dedicó al tema y menudo ojo tenía para vender y para comprar. Pero esa historia, rica y provechosa, para otro momento.
EliminarCreo que lo de los afrodisíacos tradicionales tienen más de placebo, aunque acaso la ciencia demuestre que puede haber sustancias en objetivos naturales con su punto. La resurrección de los muertos está en la atracción que nos susciten los vivos o, mejor dicho, las vivas, ¿no crees? Y después, ya sabes, la ascensión a los cielos.
Eres un crack! Jajajaja!
EliminarY dejando a un lado las resurrecciones y ascensiones a los cielos, aprovecho para felicitarte por esta serie negra. Creo que sabes que no soy de muchas milongas, pero esta vez me despeino. (es un decir, porque tampoco es que tenga muchos pelos que peinar)
Saludos desde el país de los indegetes.
Saludos desde el territorio de los vacceos. Al fin y al cabo indigetes iberos y los vacceos celtas convergieron a su debido tiempos -Roma de por medio- en otros aconteceres y estos en otros y en otros y en otros y ahora nosotros...qué coño que nos llamemos ahora como nos nombremos o no. Así que despeinémonos porque todo fue efímero, nosotros lo seremos y ni dios que lo fundó dejará de serlo. Hala. Un abrazo.
EliminarMe encantó, esa primera persona...llega intensamente. Las momias se usaban en farmacopea, así que alguien debía vigilarlas (para que no huyeran :-), para ser vendidas, por supuesto. Robadas...pues claro.
ResponderEliminarUn abrazo
Desconozco el tema, y no sé qué habría de tópicos y creencias en el pasado, así que me inhibo de comentar pero indagaré por alguna parte ya que me haces que se pique mi imaginación.
EliminarSobre la compra a precio de saldo de objetos antiguos, el saqueo por botín de guerra (en tiempos modernos, ya no digo antiguos) y el robo descarado la historia de España tiene mucho que contar. No tienes más que ver cómo aún existen saqueadores españoles de poblados prerromanos en España. Claustros, rejas de presbiterios, pinturas murales...cuánto se llevaron los ricos de USA, incluso en tiempos de Franco. A Castilla, por ejemplo, la saquearon. Hay un libro titulado "Castilla y León. Lo que se llevaron de esta tierra" que informa y te deprime ante la barbaridad. Claro que ello nos llevaría a reflexiones más amplias.
https://www.iberlibro.com/servlet/BookDetailsPL?bi=30663674429&searchurl=sortby%3D17%26tn%3DCastilla%2By%2Bleon%252C%2Blo%2Bque%2Bse%2Bllevaron%2Bde%2Besta%2Btierra&cm_sp=snippet-_-srp1-_-title1
Estaba escribiendo el comentario cuando uno de mis gatos me ha saltado al teclado y no sé verdaderamente lo que pasó con lo que tenía escrito, te lo comento por si se hubiese enviado. Te decía que me llama la atención el gusto del fotógrafo por los hombres dormidos junto a ruinas, monumentales o humanas. Claro que mirando la época la mirada es "orientalista". La foto la has recreado con un magnifico texto; nos muestra lo difícil que es el entendimiento entre las culturas, sobre por la asimetría de poder y cuando el comercio se convierte en la base de las relaciones. Los prejuicios fluyen recíprocamente. Un abrazo y feliz finde
ResponderEliminarPor supuesto, los viajeros europeos fundaron una visión muy orientalista y personajes como Edward W. Said ya lo estudiaron y ejercitaron su crítica. Pero yo solo pretendo imaginar, soñar seguramente con error, y entretenerme en ello. El comercio, nos suene a intercambio de mercancía y al trato humano como una mercancía más, ha sido fundamental para las relaciones entre territorios, pueblos, culturas, civilizaciones o como se denomine el batiburrillo de la existencia humana. Así que todo hay que valorarlo, con sus déficits y excesos, con sus limitaciones y sus intentos de ir más lejos. Los prejuicios con lo que son: piedras en el camino.
EliminarEl neocolonalismo no fue solo económico, también cultural.
ResponderEliminarPobre cuidador de muertos...
La evolución de la historia ha sido lo que los poderes consolidados han impuesto a lo que hubiera antes. Y seguirá siendo. La globalización lleva siglos. Y luego está el individuo: cada cual donde le toque, le toca, azar y suerte, maldición y desgracia o fortuna. Si pensáramos en ello seríamos más comprensivos con los desfavorecidos.
EliminarHay que ver que el turismo es arma de doble filo.
ResponderEliminarEsta necesidad extrema del hombre de este, nuestro tiempo, de viajar cuanto más ignoto mejor y menospreciar a quien se ocupa de atenderle no consigo entenderla.
Antes los libros de viajes cumplian esa función y los albumes de cromos "Nestlé" hacian las veces con los niños.
Salud, Fackel
Anna Babra
Turismo de masas. Que hablen los venecianos, por ejemplo. Pero todo tan contradictorio. Hay dineros de por medio pero hay masificación e interferencias por otro. Ciudades como parques temáticos, ¿es esto lo que se quiere? Pero eso, mientras dé dineros...
EliminarLibros de viajes, un Salgari que nunca viajó, los cromos de Nestlé que aún guardo...No nos bastó eso. Y la gente se desplazó. Se llama viajar a hacer un recorrido, ver deprisa y corriendo algo de una urbe, volver y decir que ha estado en tal sitio o ha conocido tal otro. ¿Qué sabe la mayoría de los lugares por los que ha pasado a la carrera pero no ha vivido?
Razón absoluta. Nada sabe sobre esos lugares. La mayoría ha estado tan de paso que luego ni recuerda de dónde son las fotografias que hizo.
EliminarPero el negocio es quien manda y la población quien se deja engatusar. No voy a decir que me excluyo, que seguro que alguna vez he caído en la trampa.
Salud
Hay una minoría, y me incluyo, en que después de visitar ciertos lugares hemos seguido informándonos durante un tiempo. Porque nos impactaron, porque solo a la vuelta se puede leer y entender, una vez visa la geografía, rural o urbana, que hayamos visitado. Antes de visitar tal lugar puedes informarte de algunos datos prácticos. No pretendas más, pero al retorno, si la visita ha sido muy libre, sin condicionamientos, incluso receptivo a lo que pueda surgir -hasta amistades efímeras- y te has dejado llevar por la seducción sensorial, puedes encontrar algún libro que entonces te aporte. Por ejemplo, tras una estancia en Praga, donde el recorrido fue muy improvisado y totalmente libre, leí "Praga mágica", de Angelo Maria Ripellino, todo lo opuesto a una guía tradicional, y entonces ves. compruebas, que un libro literario es además de geografía de ámbitos, donde se cuentan tradiciones, mitos, historia, en fin, que un libro que informe de verdad hay que leerlo a posteriori. Claro que eso depende de la visita. Si hay un enamoramiento con la ciudad visitada te exiges durante una temporada saber más, leer más literatura donde se hable de la ciudad, etc. Y eso que mi visita estuvo al principio un poco empañada porque el valeroso soldado Svejk se empeñó en que mezclara pilsen con Becherovka y con champán y encima agitara el cuerpo en una discoteca. Menos mal que lo gordo se me pasó en un día.
EliminarOs que se julgam donos do Mundo e por isso, humilham os outros... E na verdade, todos como povo temos fragilidades...
ResponderEliminarInteressante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
No estamos libres ni de debilidades ni de contradicciones, todos pertenecemos a culturas y civilizaciones en cuyo pasado ha habido imposición sobre otros pueblos. Pero al menos debemos conocer ese pasado y reconocer lo que hubo. Saúde.
EliminarFackel, la imagen es impactante y el texto, como siempre, le acompaña perfectamente. La imagen en cierta forma me trae a la mente palabras como inocencia, ignorancia, necesidad; o ingenuidad, que manera de dilapidar la memoria de nuestros ancestros, y que afán por tener de todo con tal de llamar la atención ¿ Quien compra una momia para llevar a casa ?
ResponderEliminarLo dicho, Un saludo.
Claro, esas y otras palabras acuden a nuestra mente al ver esa fotografía. ¿Quién compra qué? Se compra y vende todo, y si uno no la tiene en casa se compra, se compró en su día, para un museo o la mansión de alguno de los muchos ricos que en el mundo han sido. Siguiendo las reglas del mercado si hay oferta es porque también hay demanda.
Eliminarvaya foto... de qué es en realidad?
ResponderEliminarme ha hecho gracia lo de "...los ingleses. Compran..."
Me parecio al principio un alter ego del husayn de Palmira.
si una imagen vale mas que mil palabras, me gustaria haber visto la cara de Abu, cuando le dijeron que si esperaba a una rubia pecosa, mas valia que se fuera
saludos Fackel
Que yo sepa la foto va de lo que se ve en ella, no tengo más noticias, y la realizó un profesional francés, Bonfils. El pobre Abu se hizo ilusiones o se dejó llevar por la ensoñación, pero quién sabe si no nos ha pasado a todos antes o después algo semejante, ¿no? Saludo, G.
EliminarTienes un blog muy interesante Fachel. Gracias por tu visita.
ResponderEliminarSaluditos.
Gracias por parar aquí. No sé cómo aparecieron a mi vista el otro día esas fotografías de Peñalba de Santiago que publicas y el mozárabe es algo que siempre me ha interesado y sobrecogido. Una muestra más de la riqueza de mezclas de maneras de pensar y actuar que ha habido históricamente en España.
EliminarQue las imágenes sirvan para informarnos todos mejor y reflexionar. El pasado debe ser una clave de concordia y convivencia presente. Pero hay que entenderlo. Saludo.
Brutalísimo tanto el relato como la imagen que lo acompañas.
ResponderEliminarUn placer adentrarse en la magia de tu blog.
Un abrazo enorme.
Hay tantas imágenes del pasado que hablan, y que conectan con nuestra imaginación. Deja la puerta abierta a ellas: a las imágenes fotográficas y a las que contienen palabras. Buena noche.
EliminarUn mundo difícil, comprender la cultura y costumbres alunas increíbles-... la fotografía es impactante y el texto genial. Un barazo.
ResponderEliminarHemos estado siempre condenados a aproximarnos a otras culturas. Hoy cada vez es más homogénea en muchas cosas. Gracias, Hanna.
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