No, no es así. Con más énfasis. La máscara hará el resto. Pero primero tenéis que empaparos de lo que escribió el griego. El director de la compañía se esfuerza con voz enronquecida en las explicaciones a los actores. Estos sudan, se agitan. Algunos ponen caras contrariadas. Por enésima vez se detienen en el ensayo y vuelven a repetir. El director no les da tregua.
Captad el sentido de lo que habéis memorizado. De este modo la memoria dará paso a palabras análogas, si habéis olvidado las originales, que mantendrán el significado del texto. ¿Decís que solo se trata de recitar coralmente una obra que ha quedado anticuada? En absoluto. Cada obra reclama un cuidado especial, aunque sea antigua. Además ninguna de las tragedias ha perdido valor. ¿Acaso ya no existen las ambiciones humanas? ¿Han mermado las pasiones? ¿Ya no existen los defectos? ¿Se ha conjurado para siempre la muerte? ¿No se padecen ya infidelidades y traiciones? Si no entendéis, preguntad. Debéis comprender bien el alcance de las palabras. Porque son mucho más. Un actor que no percibe el significado de las palabras no es un actor, aunque se mueva por la escena o vocee o gesticule.
El director bebe de un cuenco un trago de agua fresca y mira sin acritud a toda la compañía. Varios actores comentan entre sí. ¿Es una reprimenda o una lección?, tratan de dirimir, sabiendo que ambas actitudes suelen ir vinculadas y ya están acostumbrados a ellas. El director ha hecho la parada a propósito para que ellos intercambien puntos de vista y se ayuden en comprender lo que les dice. No es mi estilo destapar la caja de los truenos contra esta gente ducha en el oficio, piensa. Pero no puedo permitir que relajen el esfuerzo y menos el interés por la perfección. Puede que quien aspire a la perfección nunca la alcance, pero al menos es un acicate. La vida, y en este caso el espectador, es muy exigente y no perdona fracasos. Decide volverse más didáctico hacia el auditorio de actores. Como si estuviera reescribiendo y a la vez interpretando un monólogo solo para ellos.
Vosotros sois intermediarios entre la historia narrada y el público. El público no ha leído nada y muchos han visto poco, así que viene aquí para leer y ver la vida que hay tras una historia con nosotros. Y lo hace de dos maneras. Siguiendo vuestra entonación y no perdiendo de vista cada uno de los ademanes y quiebros. De ello depende que lo que dice la obra influya y sea valorada por los espectadores. Además, y aquí ensalza la labor de los intérpretes, vuestra interpretación va a empujar la calidad de la obra que el autor escribió. Las palabras tendrán valor para el público si a vuestra dicción la acompañáis con un tono adecuado. Y entonces, sí, el ejercicio de vuestros cuerpos ocupando el proscenio rematará la fuerza de la representación. El público quiere identificarse con lo que decimos. Esa es siempre la intención de un autor y nosotros no podemos traicionarla.
Se escuchan murmullos y afirmaciones de cabeza. El orador continua enardecido por su propia disertación porque además percibe que es seguido y lo que dice está teniendo eco. Pero el público no es tonto. A veces también se entera, por lo que cuentan anteriores espectadores, de qué va la obra y se muestra exigente. Espera no quedar decepcionado. Muchos llegarán condicionados por lo que les han dicho o por lo que ellos imaginan. No hay que darles margen para que interfieran con sus quejas. Tomad la iniciativa siempre. El tiempo de la representación de una obra es solo de nosotros los actores. Mientras la llevamos a cabo el resto del mundo se detiene. Ni el César, si apareciera por aquí un día, tendría licencia para imponerse en este recinto. Con esta ocurrencia el director ha logrado arrancar una carcajada curativa a todos los comediantes. Tiene recursos o los genera sobre la marcha. Son muchos años de mal vivir por los caminos del Imperio y se sabe inmerso en un aprendizaje sin fin. No quiere insistir más en la arenga.
Además, mis queridos y admirados histriones, ¿vais a dejar a los pompeyanos insatisfechos? ¿No se merece el autor el reconocimiento de la gente de esta ciudad? Si fallamos, ¿qué irán diciendo de nosotros por ahí? ¿O preferís enfadar al monte soberbio que preside esta ciudad?
La carcajada general sonó a blasfemia. La obra iba a representarse al día siguiente y aquella tarde los animales de patios y corrales se mostraban desconcertados.
(Fresco pompeyano del Museo Arqueológico de Nápoles)
Tras está clase magistral, me veo con fuerzas de representar Hamlet.
ResponderEliminarNo sé si serán conscientes del gran maestro que tienen.
Como siempre tu relato tiene el aroma de la leyenda y el agrado de los dioses.
Un saludo y buen finde.
Había que salvar el prestigio de la compañía humilde. Salud y bien estar, Ángel.
EliminarNo tiene desperdicio! “Puede que quien aspire a la perfección nunca la alcance, pero al menos servirá acicate” : sabias palabras de “viejo zorro”, en el sentido positivo de tal circunstancia, por supuesto!
ResponderEliminarUn esfuerzo para enderezar el esfuerzo colectivo, sin duda, por parte del director.
EliminarNo hay nada que influya más que la palabra, en este caso la pronunciada, la declamada,la que ensortija una escena para que sea escuchada, contemplada. Ahí está el quid, los actores nos conducen a su emocionalidad y nos arrastran con ellos a sus dilemas existenciales. Reír y llorar ante una historia bien interpretada, nos devuelve a la vida, esa que se agazapa cuando vivimos con el piloto automático, prisioneros de las rutinas diarias.
ResponderEliminarPues te doy la razón. La tarea es diversa y tienen que implicarse todos los que componen un elenco. Los espectadores son por sistema muy exigentes, aunque ignoren las dificultades de los actores.
EliminarEspera no quedar decepcionado".
ResponderEliminarEl público como público, cree en ciertas promesas, no en todas, porque a su edad, leches, pero SI SE PUEDE aceptar alguna, a la espera de que se cumplan.
Pero visto lo visto, cunando en vez de ver cumplidas ciertas expectativas, lo que ven es más de lo mismo, no es de extrañar que explosione como una mina de retardo.
Al público no se le puede engañar, y eso lo tendrían que saber los actores, porque en ocasiones no saben ni ellos mismos como acabará la obra.
Salut
Hay públicos que se sienten muy satisfechos dejándose engañar. Lo vemos cada día en el Gran Teatro del Mundo y de la Vida.
EliminarFackel, llegué agradeciendo tu visita y me ha encantado leerte. Una gran lección a los actores que aún así enfadaron al Vesubio y quedaron bajo sus cenizas a pesar del aviso de los animales. Pero lograron su objetivo hacerse inmortales. Saludos.
ResponderEliminarBienvenida, Mara, los relatos pompeyanos vienen de atrás, por si te interesan. Una representación la de aquella compañía que quedó suspendida. Saludos.
EliminarCreo que va a ser todo un éxito, representan nada menos que Miles gloriosus. Cuando el sol decline se encenderán las antorchas del teatro de Emerita Augusta. Las carcajadas están aseguradas. Nada mejor que reírse de todo para ahuyentar los malos presagios.
ResponderEliminarCura ut valeas.
Al menos reírse reduce la intoxicación de cualquier mal pensamiento o presagio. En nuestros tiempos resulta imprescindible.
EliminarVale.
El mejor directos de teatro, me ha parecido brillante el cómo arenga a sus actores.
ResponderEliminarUn texto realmente bueno. Un abrazo
Imagino que el ámbito pompeyano era exigente con oficios y beneficios y el director exigía para ser reconocido y labrarse mejor su futuro. Ya ves, el futuro. Qué palabra tan vana.
EliminarGracias y a aprovechar el sábado.
El teatro, por suerte, sobrevive a todo cataclismo. En este caso, como la orquesta del Titanic, ¿el actor seguirá actuando cuando comience la erupción?
ResponderEliminarSi poner pies en polvorosa es parte de la improvisación...ya sabes que los actores tienen un margen al respecto.
Eliminar¿Habrá sido eso? Que el monte se ofendió por la representación, que no le gustó.
ResponderEliminarHay obras que en la actualidad siguen siendo recordadas, buenas observaciones del director.
Saludos.
Muchas obras de la Antigüedad siguen recordadas y en vigor. Otra cosa es que se interpreten poco. Todos los trastornados que juegan a ciertas políticas incendiarias y corruptas hoy día deberían dedicarse a prospectar en la literatura clásica. Acaso mejoraban.
EliminarUm discurso interessante... Muitas vezes, há obras que continuam escondidas, incompreensíveis porque não encontraram a voz certa para que floresçam... para que se compreenda verdadeiramente o passado onde há muitas resposta para o presente, para o futuro.
ResponderEliminarGostei muito...
Beijos e abraços
Marta
En efecto, y muchas obras no se representan porque algunos piensan que no se van a entender hoy. Pero depende de la adaptación que se hagan de ellas. Los problemas y formas de manifestarse los humanos en Grecia o en Roma no han cambiado en esencia. Un saludo, Marta.
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ResponderEliminar...Con un director así, yo, actriz, dejo mi yo en casa y me transformo en el personaje y en todas sus circunstancias.
Y de la escena, a la eternidad... Buen domingo, Fackel.
Hay que vivir un poco como si estuviéramos en la eternidad. Es el combate con la angustia. O mejor dicho, la manera de adecuar la angustia y someterla para que no nos venza. Conozco gente que vive como si representara una obra permanente. En cierto modo algo de ello hacemos todos, ¿no? E incluso tengo un amigo, bastante mayor ya, que fue actor profesional y tuvo compañía de teatro sobre el cual nunca teníamos claro si en la calle, en la vida normal, le pasaba algo o si adaptaba el personaje para sus cuitas diarias, con lo que confundía a todo diós. La vida no es solo madre, maestra y condena, sino el gran teatro univeresal. (Recordando al ilustrado Padre Feijoo que tanto me gusta)
EliminarBuen domingo y calma interior.
Qué gran director (tal vez experimentado actor) que trata de que los actores vivan, vocalicen y gesticulen con el convencimiento y la naturalidad que la obra requiere y el autor querría hacer llegar al espectador.
ResponderEliminarHe podido asistir a la representación de alguna obra griega, en la que los actores usaban la citada máscara. Los recursos de la voz eran claves (lo son aún hoy) para hacer llegar al publico los sentimientos.
¡No se trata de engañar sino de convencer". La perfección que busca el Director de la compañía, es que el espectador se conducido, de acto en acto hasta quedar rendido-convencido al desenlace final, cuando caiga el telón. El aplauso, los cometarios o los gritos del aforo entero puesto en pie, compensará tanto esfuerzo.
No sé si has dirigido alguna compañía, pero te has metido tanto en el personaje, que hasta los comentaristas, enardecidos, podríamos subir al escenario, y no me extraña que hasta los perros inquietos, pospusieran sus aullidos, presagio de lo que podían barruntar del estallido de la montaña vecina. Pero al final, fue la montaña, quien impuso el silencio sobre todos los actores, los del escenario y los del mundo.
Muy en tu línea.
Gracias. Un abrazo.
Por imaginar que no quede. Incluso imaginando uno hace teatro, se pone en la piel de otros, observa desde varios ángulos, finge, actúa, ¿no? Qué curioso significado el de actuar. Es variado, plural, todos sus significados tienen que ver con hacer, hacer algo práctico, intervenir sobre algo o alguien, dar pasos en algún sentido, incluso judicialmente se utiliza, y, cómo no, sirve para la representación fingida y genera el actor. No solo no he dirigido compañía alguna, sino que mis pequeños pinitos juveniles no cundieron y encima mi acercamiento posterior al teatro ha sido infinitamente menor, escaso, diría, respecto a interesarme por el cine. Pero a cambio, en fin, he visto asaz representación en la vida real, tan pretenciosa como menos indulgente que un drama o una comedia, y mucho menos digna de ser aplaudida, aunque público hay para todo. Decididamente, estoy en un tiempo en que opto por la ficción porque la escena cotidiana en ocasiones me enferma. Me entiendes, supongo.
EliminarInteresante clase a los actores. Qué pena que quedó suspendida por el incendio.
ResponderEliminarA veces hay que hablar de lo que pudo ser y no fue.
Un abrazo
Pues mira, me haces pensar que acaso nos pasamos a vida hablando -aunque sea interiormente- de lo que pudo ser, también de lo que puede ser. Alternativas ficticias. Buen descanso.
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