"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 11 de octubre de 2019

Emina, la amiga de Naida, y su escultura




¿Has venido porque te ha dicho Naida que ya había terminado la escultura?, y Emina se pone delante de una piedra que ha esculpido, ocultándola con sus hombros rectilíneos y anchos, como si no quisiera que yo la viese todavía. Asiento con la cabeza, y añado: Naida vendrá dentro de un rato. Emina, tan lenguaraz con su boca como con sus manos talladoras, no tiene inconveniente en expresar sus sentimientos respecto a la ejecución de su trabajo. Cada vez que termino una obra o, mejor dicho, cada vez que la doy por terminada, porque acabar una escultura es un tiempo falso, siento un pudor tremendo. Es como si los que ven el trabajo me vieran a mí en la desnudez de mi personalidad. ¿Tú crees que se puede considerar acabada una escultura?, insiste. Me encojo de hombros con prudencia. Emina se precipita con vértigo. ¿En función de qué se puede confirmar que tal trabajo ha tenido fin? ¿Cuando el espectador la contempla? ¿Cuando el comprador da el visto bueno? ¿En el momento que parece expresar con suficiente exactitud la idea propuesta? O algo más sencillo: ¿acaso en el instante en que el artífice ya no puede más, porque no sabe afinar todo lo que pretende o porque el cansancio le rinde? Como no sé dar respuestas, desvío la conversación por otros derroteros. Oye, Emina, ¿surgen tus esculturas de tus poemas o es a la inversa? Ella ríe mientras me perdona la vida. Pareces un periodista de escasos recursos. Pues bien, los poemas y las esculturas surgen de mi vientre. ¿Te parece correcto? Puestas a parir las mujeres somos capaces de eso también, ¿no crees? Y su carcajada, estruendosa y cálida, me saca los colores. Mira, prosigue ya caritativa, escribo poemas para desquitarme de mis cuentas pendientes. Y en ese sentido son una venganza. ¿Que suenan demasiado duros y pesimistas? Tengo derecho a vengarme con palabras de los desastres del pasado, ¿no? Pero tranquilo, no escribo para representar épicas, no me interesan. La barbarie es barbarie sea cual sea la mano ejecutora. No me veo ensalzando a nadie, pero sí denunciando a los brutos. Así son los poemas que escribo. Miro largamente las manos de esta mujer. Se mueven ágiles al hablar, dibujan imágenes, rozan la respiración de ambos. Emina, Emina, pienso absorto, cuando hablas con excitación te multiplicas. Tus manos que escriben, tus manos que esculpen, ¿sabrán modelar otras pasiones? ¿Qué obras crearás con ellas sobre la superficie tosca de un hombre?, me pregunto mientras permanezco evadido de la conversación. Ella advierta mi despiste y me pone de nuevo a la escucha. Ahora estarás pensando qué significa para mí la escultura, ¿verdad? Sois tan lineales como previsibles los hombres...Es muy sencillo. Esculpir es esconderme. Toda roca es una abstracción y solo cabe rescatarla con la misma moneda. Convertir un mármol en una alegoría, con personajes y situaciones, ¿para qué? Si lo hiciera no entendería ni a la piedra ni a las figuraciones, y yo necesito esconderme de la representación del mundo que salta a los ojos. Porque hay otro mundo no visible a primera vista, porque hay otros ojos que pueden penetrar más lejos. Me interesa ahondar en las fuentes de la vida. No concibo ni la muerte ni lo muerto como objeto de exploración. Ah, ¿se curó el corte que te diste la otra vez?, salta de improviso. Cuidado hoy. Entonces Emina se aparta, deja de eclipsarme con su cuerpo, cede el espacio a la obra en cuya dirección alarga la mano indicadora. Si no te hieres los dedos con las aristas procura que tu mirada no sangre. Y lo dice mientras me fulmina con una sonrisa traviesa, desafiante. Provocadora.




(Fotografía de Unés González)

18 comentarios:

  1. Dos reflexiones al hilo de la lectura:
    Hacer una escultura es como construir un mundo a base de cincel y martillo. Requiere tino, dedicación, habilidad y paciencia. Un buen escultor que acometiera la ingente tarea de esculpir nuestro planeta, eliminaría muchas cosas que hoy todavía existen, muchos males y enfermedades, la guerra, las tiranías... y emplearía algo más de seis días, porque son pocos y en tan poco tiempo lo único que puede crearse es una chapuza como la que tenemos en la actualidad.
    Creo que muchos hombres se ponen nerviosos ante una mujer cuando es buena en un oficio que, tradicionalmente, ha sido monopolizado por el género masculino, sobre todo cuando esa mujer tiene seguridad en sí misma, como si no necesitase consejos, tutela o protección. Muchos hombres todavía hoy tienen miedo de mujeres así, se sienten desnudos, inseguros y hasta bobos. Queda mucho camino todavía por recorrer.
    Un saludo, Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ratifico tu comentario, pero fíjate que se va sabiendo de más mujeres que han escrito y han pintado o esculpido y que no han sido reconocidas, ni nombradas, ni tenidas en cuenta en los anales de la cultura occidental y en la patria en particular. Y cuando descubres que han estado siempre ahí te admiras porque sus creaciones no desmerecen de los cerebritos machos de pincel que parecían comerse el mundo de la plástica. Piensa en Remedios Varo, Concha Mayordomo, Delhy Tejero, Ángeles Santos, Maruja Mallo, María Blanchard, Isabel Quintanilla, Mery Maroto...por citar algunas, y se dirá que unas suenan más y otras menos, pero ¿cuántos reconocen estos nombres y sus obras?

      Gracias, Cayetano.

      Eliminar
  2. Me viene a la cabeza las mujeres científicas y matemáticas que en 1965 trabajaban en la NASA, y que por ser negras y además mujeres, estaban postergadas en unos barracones, apartados incluso del resto de sus congéneres.
    Sin ellas (y evidentemente sin el alemán Von Braun, entonces ya amigo y galardonado y nada de juzgado por crímenes de lesa humanidad)), jamás hubieran pisado la Luna.
    Un abrazo
    Salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que hay cantidad de testimonios por todo el mundo de índole semejante. Se va sabiendo más. Se va cambiando.

      Eliminar
  3. De todas las artistas que no fueron reconocidas en vida y de posteridad incierta, diría que tuvieron una naturaleza menos vanidosa que sus colegas varones, o quizás me equivoco, pero mi experiencia me dice que es más propio de las mujeres el pragmatismo, estamos más ligadas al presente, lejos de suspirar por la gloria mundana. Me ha gustado tu texto y mucho la foto que lo ilustra.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que tampoco se podían plantear tener vanidad. El espacio público estaba reservado para los hombres y toda mujer hacedora de escritura o artes era más modesta, unas veces a la sombra de un hombre, otras a pesar del hombre o por libre. Sí, hasta ahora probablemente el pragmatismo era una cualidad de la mujer, que desde detrás controlaba la casa, los recursos, etc. Aunque no se la reconociera el derecho a decidir. En los tiempos presentes todo es más diferente, yo creo, y hay mucha superficialidad y apariencia, y no es oro todo lo que reluce, ni para hombres ni para mujeres. Gracias, Marga.

      Eliminar
  4. Me gusta el personaje de Emina. Emina escultora,poeta...Dice que escribe poemas para saldar cuentas y vengarse con palabras. Anda, escritor, cuénta nos si su destinatario murió, se esfumó,la abandono...o, ¿qué ocurrió?. Explicanos esos desquites con el pasado.

    Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé, depende de que quiera contarlo. Hay ajuste de cuentas por diferentes motivos que no han ido bien en el pasado, ¿no? El poema que nos hizo leer a través de Naida hace unos días parecía que se refería más a lo sucedido en su ciudad. Pero claro, dentro de ello y acaso por ello, hubo más de una ruptura en su vida.

      Eliminar
  5. Pienso que no existe un final de una obra, aunque exista un acabado. Siempre puede haber matices, sensaciones, pensamientos que no reflejan con exactitud esa obra final, ya sea escultura, escritura, pintura ...
    Y no pongo en duda alguna que la mujer no valora de la misma manera sus logros ni muchísimo menos se la valora.
    También tengo muy claro que el primer paso para el reconocimiento de la mujer es que ésta se reconozca y atrape su lugar en la sociedad de la misma manera que está el hombre que realiza una obra similar.


    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí siempre me han hecho pensar las obras que se realizan como series, que pueden parecerse pero no son iguales. ¿Será una manera de no dejar que la obra esté nunca acabada del todo? ¿Será una proyección de los artistas que inciden una y otra vez persiguiendo su expresión -la expresión que buscan y siguen buscando- con una obra tras otra? La materia directa tiene un ajuste, principio y fin, pero la voluntad y la intención del artista es permanente y recurre siempre a intentarlo nuevamente.

      Por lo que observo en el medio que habito hay mujeres de una generación determinada que están planteándose de una manera diferente la vida, ya no están a la espera de milagros ni subvenciones, ni quieren depender de otros, ni piensan solo en subsistir. Y esa energía me deslumbra.

      Eliminar
  6. Este texto y alguno otro anterior deslizan reflexiones sobre el arte de la escultura muy personales que no sé si son fruto solamente de la imaginación y la elaboración literaria o forman parte de la experiencia artística del autor del blog. Recojo tus palabras, las palabras de Emina al respecto:

    Ahora estarás pensando qué significa para mí la escultura, ¿verdad? Sois tan lineales como previsibles los hombres...Es muy sencillo. Esculpir es esconderme. Toda roca es una abstracción y solo cabe rescatarla con la misma moneda. Convertir un mármol en una alegoría, con personajes y situaciones, ¿para qué? Si lo hiciera no entendería ni a la piedra ni a las figuraciones, y yo necesito esconderme de la representación del mundo que salta a los ojos. Porque hay otro mundo no visible a primera vista, porque hay otros ojos que pueden penetrar más lejos. Me interesa ahondar en las fuentes de la vida. No concibo ni la muerte ni lo muerto como objeto de exploración.

    Me fascina esta teoría que no sé si has investigado en las reflexiones de las escultoras que mencionas en alguna respuesta o es tuya -de Emina- personal, porque es una interpretación ciertamente muy literaria. Esculpir es esconderse, acaso también la escritura y tus textos -hábiles y hermosos- son una sutil forma de esconderte. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El autor del blog no tiene experiencia artística, qué más quisiera, así que deduce en función de esto. Como mucho uno es un voyeur, un escuchón, del mundo y ambiente que a uno le rodea, que considera cada vez más global, de lo cual el autor se siente muy feliz (en términos relativos, obviamente) Así que agradezco tu aproximación comprensiva a las invenciones.

      Por otra parte, te diré que leer sobre autores y tiempos históricos diferentes, comprobar que la naturaleza humana ha vibrado con los mismos registros desde el principio de los tiempos, aun con formas distintas por razones evidentes, en todas y cada una de las culturas y sus expresiones sociales organizadas, se loe recomiendo a todo amigo. Quien dice leer dice ver cine bueno o acercarse a las innumerables formas de creatividad artística. Siempre se entiende mejor cuanto acontece entre el género humano y siempre proporciona deleite.

      Gracias por tu agudeza, Joselu.

      Eliminar
  7. Dicen que un escultor, (creo que era Miguel Amgel), decía que dentro de cada piedra había "un alma" y que el escultor solo tenia que sacarla de allí. Luego los espectadores dan su opinión, desde su visión, con su vida detrás, con sus experiencias y sus anhelos y contra eso al escultor solo le queda o el silencio o la satisfacción; pero ambas, imagino, no dependen del publico sino de haber creído en su fuero interno que esa alma que tenia la piedra ha sido materializada como el la veía, solo como el la veía. Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Temujin, supongo que se pueden hacer diversas metáforas con la piedra. Micchelangelo tenía la suya pero lo cierto es que sin su trabajo, y el de su equipo, el "alma" no habría emergido nunca y con la belleza que él consiguió. Los artistas traducen la materia bruta a un lenguaje antropocéntrico. Indudablemente les guía la necesidad y la idea (la información) que han concebido para concluir una obra. El público...el público suele ser ingrato, unas veces acepta la visión del artista, otras lo hace con sumo retraso, otras veces no la acepta.

      Eliminar
  8. Cualquier creación que nace de lo más profundo de una persona es un desnudo integral. A veces el pudor nos priva de artistas maravillosos que nunca saldrán a la luz mientras estén vivos. Pero todo es respetable.


    Un beso tallado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si lo dices en el sentido de que representar lo más profundo supone exponer la intimidad abierta y desnuda...Los desnudos integrales están llenos de vida, por lo tanto de calor. Pero la desnudez no tiene por qué ser solo figurativa. La abstracción ha mostrado bellísimos desnudos, desafiando el orden mental de los humanos occidentales.

      Eliminar
  9. La escultura me ha parecido siempre un arte excelso. No sé si huno una Miguel Ángel o si la hubieran dejado ejercer o reconocer, pero ante la Pietá el corazón se estremece, prescindiendo de la temática religiosa.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un arte que fue desterrado en cierto modo por la evolución de las ciudades en los últimos siglos. Y no cumplía la misma función ni era ni es objeto de admiración como antes. Algo que lamento, pero las cosas son como son.

      Un enlace:

      http://eltaklamakan.blogspot.com/

      Eliminar