"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 24 de mayo de 2019

Contradicho del salvaje





"Nuestros bárbaros
aman la retórica del poder evaporado
que debe legitimarse.
Cae la noche
y aquí están de nuevo nuestros bárbaros
vestidos como antes, como siempre, sin ser reconocidos
por la multitud que puebla las calles
gritando contra las barbaridades de los otros bárbaros
imaginarios
que no llegaron nunca".

Francisco Fernández Buey, Esperando a los bárbaros llegaron los nuestros.


No llegaron de fuera. Los salvajes estaban entre nosotros. Unos, creyéndose ilustrados. Otros, sabiéndose patanes de toda la vida. De su instinto natural y primigenio hacen fuerza de hecho, desvirtuando, si no rechazando, el de iure. Se miran al ombligo y pretenden que les miremos como si fueran el centro del universo. Meten ruido, desviando la energía moral y práctica del argumento. Vocean en nombre de la totalidad, cuando solo son unos cuantos. Se apropian de los conceptos y prostituyen los términos para alimentar sus ideologías carroñeras. Creen descubrir las bases de la arquitectura humana cuando no pasan de pensar como frágil cieno. Pretenden gobernar cuando en su esencia ellos son ingobernables. No, estos salvajes no tienen que ver con aquellos que, en otro tiempo, podrían traer algo de luz. Estos son los que se aferran a lo tenebroso, los que siempre han habitado los márgenes de nuestra cueva. Ni el marketing ni la confusión de los pobladores ni su cultura obsoleta ni sus territorios imaginarios ni su historia fantaseada los convierte en nuevos.




(Foto: esculturas de salvajes en la fachada del Colegio de San Gregorio de Valladolid)


16 comentarios:

  1. Estos bárbaros que conviven con nosotros utilizan un manual de instrucciones que contiene 11 principios de propaganda.
    Salud

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    1. ¿No tienes la sensación de que los bárbaros que presumen de ser de signo distinto se retroalimentan? Tales especímenes solo viven del cuanto peor mejor.

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  2. Y qué verdad. Nos basamos en el nosotros y en el ellos, cuando en nuestra pequeñez inventamos los otros, los bárbaros, cada vez más cerca. ¿Hay que salir, ver desde una nave el planeta para percatarse de que los bárbaros los tenemos dentro?. Pero ojo, este tiempo de farándula, en el peor sentido, habrá de terminarse, porque la gente ya nos cansamos de pagar vividores ineducados, incultos, gritones y soeces hasta decir basta

    Un abrazo y por los bárbaros, que sepamos echarles fuera

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    1. Yo al menos estoy entre los que se cansan, otros no sé, no se dan por enterados o no tienen su sensibilidad tan susceptible o son como ellos, se sienten interpretados por ellos. Ay, qué vida, o como diría el otro: qué país, qué paisaje y qué paisanaje, Mikelarena. Un abrazo.

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  3. Lástima que no se junten todos los bárbaros en una nave y partan allá donde nadie les añore.
    Saludos.

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    1. Mira por dónde esa misma idea me asalta con frecuencia. Claro que en los infiernos no les querrían y los océanos se contaminarían demasiado...

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  4. Ya no van con caballos ni con gesto fiero ni con espadas arrasándolo todo. Ahora son más sigilosos, más precavidos, más taimados. Ocultan sus últimas intenciones hasta el final. Hasta que consigan hacerse con el poder. Luego ya es tarde para lamentarlo. No hay vuelta de hoja. Pero hay síntomas inequívocos que los delatan. El problema es que la gente no quiere percatarse de ellos y se deja embaucar porque les ofrecen a cambio de su apoyo incondicional un pequeño caramelo: un regalo envenenado.
    Un saludo, Fackel.

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    1. Y tu argumentación, que comparto, me lleva a concluir: cuando las gentes no quieren percatarse y se dejan embaucar ¿no será que es que son como ellos? Y mira que mi padre me deseó en sus últimos y nonagenarios días: que no conozcáis otra. Saludo.

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  5. Nunca me ha dado esa sensación tan positivista de 11 principios de propaganda, tal como nos dice mi amigo Cornadó; si me ha dado la sensación de reiterada, reiterativa, multiplicada, repetitiva, manoseada y monotemática de la propaganda, pero no concretamente de 11.
    Si lo dice mi amigo Cornadó, es, indudable, que tendrá sus estudios elaborados.
    Un abrazo

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    1. Creo que lo mejor es que nos lo cuente él mismo, jej.

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  6. Mis mejores maestros en política fueron mis padres con la guerra civil presente desde la cuna. De tal manera aprendí que decidí dedicar mi escaso tiempo libre vital a disfrutar y a vadear necedades ajenas para limitarme a las propias, más fiables.. Habida cuenta que vengo haciendo mejor o peor mi santa voluntad desde hace 25 años y responsabilizándome de mis múltiples y repetitivos errores, para ser una necia de tantas pero sin dependencias económicas del estado ni de persona alguna pero con ansias de libertad absoluta, no resulta mal balance!
    Con la dignidad que me otorga el actual momento vital unido a diversas aventuras de diverso orden vividas, en cualquier momento podré cerrar los ojos definitivamente con mucho gusto de abandonar la humana condición, así, insensible y en descomposición, ya no contribuiría a la necedad presente ni por venir, sea de índole político, colectivo, personal o cultural. En realidad todo acaba decantándose en cuestiones congénitas.
    Solo añadir que atando cabos históricos, culturales, climáticos, geo estratégicos y psicológicos se veía venir.
    Suscribo las palabras de Cayetano y la respuesta que le das. Se repite el viejo refrán de “birds of a feather fly together” (no me agrada la versión castellana, por lo que la omito) en todos los ámbitos.
    Ya me cansé de padecer por la necedad rampante de los descendientes, me planto la capa de vieja inútil para que al menos no toquen las narices. Ja, huyen y en el mejor de los casos facilitan la escapada vital (eutanasia cínica). Es condición humana a la que contribuí, justo será asumir las consecuencias.

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    1. Siempre es difícil permanecer al margen. Pero mientras los piojos no se nos metan por las costuras demos por bueno lo que nos reste de existencia. Que al final podamos decir: la experiencia fue curiosa (¿te la apuntas como epitafio?)

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  7. Está muy bien, aunque me parece que “increíble” también me la apuntaría porque he tenido un innato instinto hacia la credulidad pero cuando las chufas me abrumaban va y aparece inconscientemente cierta pirueta emocional y me planta en el extremo contrario sin enterarme. No me refiero a la política, porque por encima de los fantoches está la puñetera realidad biológica de supervivencia básica e infradesarrollo emociomental de nuestra especie....me temo.
    De ahí, quizás, el origen del adjetivo “increíble”.

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    1. Además fantoches los hay en todo tiempo, lugar, gremio y profesión, club y cofradía, ¿no? Por no seguir la rueda. Como decía un personaje en busca de autor: el que esté libre de ser fantoche que tire el primer pedrusco.

      Lo que pasa con lo de increíble es que cada bicho viviente nos creemos muy creíble (valga el juego) la existencia, y así nos va. Acaso eso sea lo increíble.

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  8. Muy certero apunte, pero parece que en ello se basan las reglas del juego del desarrollo de la corteza frontal. Y lo malo es que dejar de jugar implica depresión, mal rollito! Me parece que el frío enfoque científico me tranquiliza algo. Cuantos antecesores nuestros lo habrán descubierto hace tiempo? Y como lo interpretamos sus sucesores a través de los siglos?

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    1. Las reglas del juego de un estadio determinado al que se ha llegado en el córtex, oiga, antes hubo otros estadios y no te cuento los que llegarán con la absorción por parte de los cuerpos humanos de las tecnologías presentes y futuras. Siempre hay que jugar, con márgenes y trampas, sin duda, porque el que no juega y apuesta lo pasará fatal (depres u otros convencimientos insanos, tales como la exaltación vía religiosa o patriótica de lo abstracto) Dejemos tus preguntas flotantes y que el futuro responda, aunque ni tú ni yo escuchemos respuestas por razones obvias.

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