HALLAZGO de una foto entre las páginas de un libro. La tuya. Suelo encontrar a veces hojas secas. Esa salvación o cautividad que uno suele acometer con las hojas aún lozanas de los árboles. Pero esta otra imagen, sin huella del paso del tiempo, donde aún no se aprecian nervaduras ni ajamientos, afila mi memoria. La corta, la hiere. Una foto extraviada, acaso guardada con disimulo, preservada de la finitud de nuestros cuerpos, tiene siempre algo de trampa. Desde el momento en que quedaste registrada en ella hasta la fecha se ha producido una traición. Hay un traidor, no yo, no tú, sino el Tiempo. También el paisaje fue sujeto a infidelidad, pero sobre todo lo fueron nuestros pasos. Tu caminar de madrugada entre la nieve, la agitación disimulada de tu voz, los mensajes que nos redimían del periclitar cotidiano. El intercambio de las sensaciones y de los deseos. Lo efímero es lo que permanece. Lo que conmovió nuestras horas nunca cicatrizará del todo. Loca carrera, se supone inútil, por la mirada de lo irrecuperable. Una fotografía traspuesta, una hoja lacia, un escrito lejano, los golpes ocasionales de la memoria, ¿claudicarán ante la zozobra del hombre?
(Fotografía de Eric Le Sourd)
¿Abandonarán voluntariamente o les darán un empujón en el cantil del acantilado?
ResponderEliminarAntes me he encontrado a un hombre anciano caído en la acera de una calle. Pensé por un momento en los límites de todo tipo de caída. Y, sobre todo, en los definitivos.
EliminarBella imagen. Tiempos pasado lo de las hojas en los libros:recuerdos secos, aprisionados y espero que digeridos. Las caídas también pueden liberar.
ResponderEliminarLas hojas de los libros...apuntes, ángulos doblados, punteos, alguna entrada de cine, un recorte de prensa, hojas secas, fotografías extraviadas...¿Liberación o eterno presidio?
EliminarCada cual lo interpretará como le dicte su naturaleza. En mi caso, necio por supuesto, pequeñas liberaciones unas tras otras para mantener el ánimo.
ResponderEliminarA veces hay liberaciones solamente aparentes, pero bueno, dejémoslo estar.
EliminarEs la memoria de lo que fue algo presente. Incluso lo más olvidado se recuerda así y entonces...
ResponderEliminarLa memoria actúa como el soporte más firme e indestructible, pero también falsea y al escribir con ella en la mano vaya usted a saber...
EliminarNo acostumbre a dejar detalles que puedan suscitar recuerdos, porque siempre he pensado que el pasado nos condiciona demasiado para afrontar el presente...
ResponderEliminarSaludos
Sabia recomendación, pero somos traidores del presente y fieles del pasado. Incierto futuro, pues.
EliminarBuen consejo y lo mismo digo. Ante la saudade piensa en Oblómov. Haz efectivo tu oblomovismo.
Eliminar¿Por qué debo pensar en la novela de Goncharov? No se me había ocurrido verme como oblomovista (jó, lo que puede llegar uno a ser o sentirse o parecer o sugerir...)
EliminarLa fotografía, aunque intacta, ha envejecido, fuera del libro, igual que esas hojas lo hacían dentro de él. Todo tan lejano que duele.
ResponderEliminarUn saludo.
El envejecimiento es tan dual: implica lo que se tuvo, pero también lo perdido. Esto sirve para el estado del cuerpo, para la maraña de relaciones, para los aprendizajes múltiples y para nuestra complicada cosmovisión. Idas y venidas, superaciones y aconteceres que nos asombran todavía a pesar de...Saludo.
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