Gregorio Samsa no quedó consumido por las letras del relato, su verdadero monstruo que ignoraba que llevaba dentro. No volvió a aparecer por el trabajo, aunque a veces recorre aún la casa familiar entre las tinieblas de la soledad. Grete Samsa, tan solícita con su hermano al principio ya se agotó hace tiempo de cuidarle y ahora se dedica a otros quehaceres que no impliquen bondad ni dependencia con respecto a ningún ser humano, pues acabó convencida de que tanta cuita por otros acaba siendo correspondida por la ingratitud. Algún día se contará qué particulares y poco dignas actividades se trae entre manos tras olvidarse del tema que tanto la esclavizó. Los padres de Gregorio, incapaces de solventar las deudas contraídas, han desaparecido del mapa, así, literalmente. Se dice que hay órdenes de búsqueda por parte de la justicia fiscal de Bohemia. ¿Qué fue de los huéspedes? Unos se marcharon por las buenas, un tanto aterrorizados por el extraño acontecimiento que tenía lugar en la casa, otro más avispado, en ausencia de la familia, se llevó algunos muebles que malvendió a un chamarilero. Tendría que mencionar al gerente, pero siempre me cayó tan mal, como casi todos los gerentes, que prefiero no saber qué fue de su esqueleto andante.
Hoy, Gregorio Samsa, reconvertido en un peculiar y anónimo gacetillero se arrastra de nuevo por el suelo de su hábitat corporal con una de sus reseñas imaginarias, se puede ver aquí.
http://lasilladek.blogspot.com.es/
(Dibujo de Franz Kafka)
Espero que no tarde mucho en esbozar una sonrisa tras recibir una casual imagen captada al vuelo entre acelgas y demás hortalizas. Imposible para mis medios y mi persona adjuntarla a este comentario, ya me gustaría!
ResponderEliminarYa me dirá si llega pues me consta que en otras ocasiones envíos realizados de dicho modo suelen demorarse mucho tiempo.
También espero que su amigo Greg. S. se tome con humor dicha casualidad.
Sus sonrisas siempre llegan, miss. Si es con acelgas, borrajas, alubias verdes o cardo de por medio, pues mejor que mejor. Sin duda que Gregorio revivirá con tanto verdor de paladar fino.
EliminarPues allá voy.
ResponderEliminarSin aterrizase forzoso, oiga.
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