"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 19 de marzo de 2017

Ese manto diáfano



En Largo Barão de Quintela, en Lisboa, hay un grupo escultórico dedicado al escritor Eça de Queiroz. Un hombre, el autor sin duda, sostiene el velo con el que trata de recubrir a la verdad. ¿De qué se cubre la verdad? Con la cita que comienza el prefacio a su novela La reliquia,  Eça de Queiroz pretende aclarárnoslo. "Sobre la robusta desnudez de la verdad, el manto diáfano de la fantasía", abre su invención narrada. El escultor Teixeira Lopes la tomó como axioma para convertir la frase en alegoría. En la base de la escultura está grabada. Pero, naturalmente, cuando la literatura habla de verdad y fantasía no siempre habla de la verdad ni de la imaginación mundanas.Del uso y desvarío con que los hombres practican la exhibición o la ocultación de las verdades. Sino que recrea ambas, en un extremo u otro de sus coordinadas. Oímos muchas veces: la buena literatura o el buen cine saben tratarlas y mostrar ante nuestros ojos lo que a nosotros nos faltaría en perspectiva. capacidad de elección  y diferenciación. Tal vez. Eça de Queiroz sería consciente de ello, por esa razón él se refería con preciso calificativo a un manto diáfano. Y sin embargo al paseante de la ciudad y de la vida le asaltan las dudas. Si la verdad es obvia, sincera y transparente por sí sola, ¿de qué hay que recubrirla, por muy sutil que resulte la prenda casi invisible que se pretenda extender sobre ella? ¿Con qué fin hay que dotarla de un velo traslúcido? ¿Para disimular su natural dureza? ¿Para rebajar el dolor que causa saber lo que desencadena las obras de los hombres? Acaso la cita del escritor sea solo un recurso literario para rebajar el tono bastante contundente de sus obras, donde no oculta sus ideas y sentimientos, en un tiempo en que la sociedad portuguesa no era tan librepensadora como él mismo. Si fuera así, mis reflexiones sobrarían. Pero la fantasía puede ser a su vez un manto que se impone a las verdades y que tomamos muchas veces como el acontecimiento auténtico. ¿La fantasía como sucedáneo de la verdad? Los abundantes ejemplos cunden. Esa multiplicidad de inventos audiovisuales e informáticos, que se apoderan de las horas de tantas personas, el enganche a móviles y a redes sociales, ¿son un manto sutil, transparente, o una cortina opaca que desluce la verdad? Y esas últimas modas, nada nuevas por cierto, de la posverdad, la neolengua, la distracción y el equívoco en narrar la historia, la negación en definitiva de lo visible y palpable, ¿no enlazan con las viejas creencias y mitos por los que algunos siempre han estado interesados en que los seres humanos no seamos libres jamás? (un imposible, acaso)




8 comentarios:

  1. Me agrada la imagen y el cocepto que representa. Excelente exposición, curiosamente mi mente simple solo percibe proyecciones porque las certidumbres tienden a evaporarse como dichas proyecciones cuanto más se las persigue.
    Bueno, estas letras son una prueba de simple proyección acerca de una certidumbre.
    Terrible esto de la percepción humana.

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    1. O de la constante incertidumbre, según se vea. Solo vemos mantos, velos, cortinas, y nos las venden como diáfanas...

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  2. Tal vez el escultor no supo ver la ironía de la frase e interpretó su sentido literal... De allí que haya que reflexionar sobre qué es lo que quiso representar. No lo sé. ¿Vive (el escultor)? Podríamos preguntarle...

    Saludos,

    J.

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    1. Sobre si vive, sospecho que no, la obra se presentó en 1903. Por qué eligió esa cita y no otra de la abundante obra de Queiroz pues vete a saber. Sus razones tendría. Soy yo quien saca de quicio las cosas, seguro.

      Por cierto, lo curioso de esa plaza sui generis, pues es pequeña y se trata de un largo más bien, una confluencia que se ensancha pero no una plaza en sentido estructurado como tal, es que tiene adjunto un parque de bomberos, existente allí desde 1868, y toda la perímetro de la zona ajardinada es aparcamiento de vehículos de Bombeiros Voluntários de Lisboa. Se ve que tras el devastador incendio del Chiado de hace unas décadas sigue teniendo sentido su ubicación próxima.

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  3. Da la impresión que muchas veces se cubre la verdad porque da vergüenza. Lo digo con ironía...

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    1. Incluso vergüenza ajena. Me has recordado un dicho antiguo: "Taparse las vergüenzas", se utilizaba mucho antes pero con referencia a los órganos sexuales...País.

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  4. Solemos recubrir la verdad de intereses. Quizá por eso mejor que la verdad hay que recurrir a la comprensión del otro.

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    1. En efecto, acaso la verdad es la excusa abstracta para no llegar al otro. Buscando verdades nos desinteresamos de las realidades.

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