"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 13 de enero de 2017

El cartapacio de Herr Gustav. 5


















Leer la existencia también supone un intercambio. Dos lectores de la vida no comienzan desde un punto de partida idéntico cuando se encuentran. La lectura no está dictada de antemano. Los aprendizajes difieren y las exigencias varían en calidad e intensidad. ¿Tiene la llamarada que les hace salir de su afasia suficiente capacidad ígnea para mantener un calor y además avivar una luz que descubra el camino? Ay, el impacto del azar, qué deslumbrante es al principio pero cómo oculta lo quebradizo. Ahí el hombre no quería ver sino el día a día de una lectura que aparentaba ser común pero que acaso nunca había traspasado la distancia del efecto sorpresa.

Herr Gustav, ¿siempre deja sin terminar los dibujos que hace de mí? ¿O es que me ve como una mujer inacabada? No, no me conteste, prefiero indagarlo yo. Si me permite, le diré que hay dos posiciones de su modelo que me parecen especialmente interesantes. Una cuando dice que eche la cabeza hacia atrás, como si perdiera la conciencia y me desvaneciera. Y otra cuando usted me reclama que le mire, algo así como si estuviera a punto de la seducción, pero a la vez haciendo el esfuerzo de evitar sugerencias y negando que le estuviera viendo. Extraña propuesta de la que usted acaba siempre sacando unos rostros que se evaden, a veces unas miradas que buscan ser respondidas, unas extremidades que se distienden, unos torsos inquietos que no me hubiera imaginado jamás que formaran parte de mí, unas pelvis que se abren generosas como la luz de un puente sobre el Donau. Dígame, ¿ojea con frecuencia el cartapacio cuando está solo, herr Gustav? ¿Repasa las imágenes para corregirlas o con vista a proponer nuevas perspectivas que su lápiz sea capaz de plasmar?




6 comentarios:

  1. El dibujo rematado está sobrevalorado. El fragmento es la clave de la modernidad, sin duda. Y de las relaciones humanas.

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    1. Valorando el camino más que la meta, tal vez. Así que cuando descubrimos la obra de bocetos, esbozos o simples apuntes de grandes pintores nos seducen tanto o más que el gran cuadro. En las relaciones humanas...acaso todo consiste en una constante prueba de dibujo, de pergeñar posibles imágenes, en tantearnos unos a otros.

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  2. Idas y venidas intentando atrapar la íntima esencia. Cada trazo un camino posible?.. creo que la búsqueda constante exige una perfecta interiorización que a veces nos llevan a límites insospechados.
    Tus palabras por un camino, y las mías nada que ver, pero como bien dices nunca partimos desde el mismo punto.
    Un placer leerte de seguido, Fackel.
    Un abrazo

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    1. Los caminos son exploraciones siempre. De uno mismo pero también de lo desconocido. Porque en lo ignoto también los individuos se encuentran y se hacen (y deshacen)

      Gracias por esa lectura de seguido, algo que ni siquiera yo he hecho (soy demasiado vago para leerme de corrido)

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  3. Lo inacabado, en mi apreciación, tiene más fuerza inspiradora, despierta interés porque el misterio de lo qué será es un imán para la imaginación.

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    1. De acuerdo en ese punto de vista. Cada individuo es algo -ser, obra, hecho, acontecimiento, accidente, tránsito, etc.- inacabado. Nos pasamos la vida buscando cuadrar un círculo que solo la naturaleza, por su propio curso, sabe cerrar.

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