"Yo no te llamo para conocerte
Conozco todo a fuerza de no ser
Te pido que vengas y que me des
Un poco de ti mismo en donde habite"
Sophia de Mello Breyner Andresen, de En el tiempo dividido.
Hoy vienes, hoy llegas, pero no traspasas mi umbral. El rostro que yo conocía no era este rostro apagado de hoy. Nada tiene que ver tu adusto gesto con la sonrisa que antes crecía al aproximarte. Traes un cuerpo pesado, no aquel saltarín que a mí me conmovía. Tu mudez me da frío. Estás aquí y, sin embargo, estás ausente. Dime que llegas para quedarte, o no vuelvas. Dime que llegas para ser libre, o resígnate a tus ataduras. Dime que has cruzado ese trozo de mar para ser aquí tierra, o naufraga en tu orilla. Dime que vuelves para que no haya noches blancas ni esperas estériles ni presencia de fantasmas. Dime que todas tus palabras antes dichas fueron cuerpos. Que tus jadeos han sido lágrimas. Que tus caricias te han anclado en mi puerto. Que yo soy la costa donde te refugiaste y aún puedes salvarte. Di que no serás mi carencia. No puedes seguir habitando en una mera travesía. Pero si perseveras en tu indecisión, vuelve a tu gélida oquedad y consulta a la sibila.
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