Yo, jocoso, a la dueña de la tienda de pan y leche: ¿Has pasado buen fin de semana? ¿Te han querido mucho?
La mujer, con cara escéptica: No sé si me han querido pero sí que me han utilizado.
Yo, discreto, a la cuidadora afro de los nonagenarios del octavo: ¿Qué tal tus pupilos?
La empleada: Bien, ahí están, pacíficos. Por cierto, ¿sabes que el vecino del quinto, que también es muy mayor, al que veo todos los días con su mujer y sobre todo sin ella, me propuso en el ascensor que me acostara con él y me ofreció dinero?
Yo, perplejo: No sé si creérmelo. ¿Y que le contestaste?
Ella: que probara en otra parte, que pisos de pago hay muchos, y que no me volviera a hablar.
Yo, perplejo: No sé si creérmelo. ¿Y que le contestaste?
Ella: que probara en otra parte, que pisos de pago hay muchos, y que no me volviera a hablar.
Yo, al presidente de la comunidad de vecinos: ¿Has visto los lametones que aparecen con frecuencia en el espejo del portal? ¿Será un perro o un humano?
El presidente, entre el asombro y la risa: No era can, no, que hay quien le ha visto. Pero ¿es que tanto se puede entusiasmar consigo mismo el que lo hace?
Un día cualquiera, en el ámbito próximo, reúne anécdotas que pueden parecer inverosímiles, si se las separa de esa cotidianidad que lo disimula todo. Aguce el oído cada uno de ustedes y busque sus propios entretenimientos antes de que el calor de la jornada reblandezca sus sesos. Las anécdotas de lo inmediato sirven para confraternizar con amigos incluso de ideas disímiles, sin encarnizarse.
(Fotografía de Karin Szekessy)
Obsérvese la altura de los lametones para decidir si se corresponden a adulto o canido. Los de infante también se podrían confundir con lo segundo. A continuación, si molestan al observador: límpiese concienzudamente.
ResponderEliminarHay nenes muy altos y adultos bajitos, y también pueden darse lametones a saltos, jaj.
EliminarEl sentimiento de ser utilizado, se agrava con el relato de la limpiadora que me ha llegado al alma.. vidas anónimas, reflejos de nuestra España. besos
ResponderEliminarVidas reales, afortunadamente en ambos casos sin mayor problema (todo relativo) y tomadas por las personas afectadas con ironía y risa. Ay, Señor, esta Ezpaña cañí que aún abunda y donde la mujer ha emergido a pesar de la religión tradicional y de las que rondan, no menos tradicionales.
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