¿Te has dado cuenta, Safo, a qué palabrería nos conduce el vino? De pronto me sueltas: el amanecer está hecho para ordenar los pensamientos, la sobremesa para exponerlos y la noche para hacerlos reposar. Digo: ¿Y las demás horas? Tú: la luz de la jornada es la gran madre que va a proporcionar la materia a los pensamientos. Ella los concibe, los expulsa, los abraza, los deja corretear. Yo, audaz: ¿Dónde quedaría, pues, el espacio del amor, que no es pensamiento ni ocupación ni sueño? Tú, prudente: en el crepúsculo, ese tiempo que invita a su contemplación. Expongo mis dudas: Pero la belleza del ocaso es única, solo puede disfrutarse estando pendiente de ella. En esa mirada se abandonan pensamientos, cuitas, lamentos, anhelos. Concluyes: sí, pero solo la muerte del día nos propone acudir a la llamada del deseo, en pos de la otra belleza que nos rescate del ocaso.
(Fotografía de Mona Kuhn)
Tercer friso sáfico
ResponderEliminar¿Qué belleza quieres que llegue esta noche
bajo la bóveda estelada de junio?
La primavera se va marchando poco a poco.
Los jilgueros se han ido con el ocaso
y los arroyos entonan la canción
más doliente que aprendieron de Marsias.
¿Qué mal te ha hecho la belleza que pasa
y se esconde en el bronce del efebo desnudo que salta
o en los mármoles cincelados por Polícleto?
El movimiento permanece en el pedestal
o por ventura queda suspendido en el aire puro
de este verano que ha de marchitar las flores.
Huidizo o escondido dentro del bloque de mármol
el aliento de la belleza hace benignas
las piedras más frías y los corazones más duros.
Francesc Cornadó
Solo lo clásico nos salvará, Francesc. Impresionante tu poema.
EliminarTe dejo este mensaje con mis disculpas, querido amigo; al eliminar el comentario desechado que has dejado en mi blog, también se ha eliminado tu segundo comentario. Ignoro por qué, aunque soy consciente de mis torpezas congénitas. Así que agradezco de igual modo tu opinión y leo con el gusto de siempre tu entrada. Abrazos
ResponderEliminarNo te preocupes, a todos nos ha pasado alguna vez. Un abrazo.
Eliminar