La pancarta es un ser vivo. De escasa duración casi siempre: como las moscas, por ejemplo. Con frecuencia expresa la vergüenza de otros seres vivos como yo que también duran el tiempo de la sombra de una nube.
La pancarta no es solamente lenguaje: es sobre todo actitud.
La pancarta nunca se queda vieja por sí misma, si lo que dice sigue sin resolverse.
La pancarta no es mera queja; es sobre todo razón y sentido: indica el camino.
Probablemente este país es hoy día, más que nunca, una pancarta viva que solo los innombrables, que con frecuencia son los impresentables, tratan de desconocer.
Conclusión: a pancarta deshecha, pancarta puesta.
Pan - carta. Cuando tripas y razón rugen.
ResponderEliminarEso es cuando era Car-panta.
EliminarMe gustó eso del "...duran el tiempo de la sombra de una nube". También son capaces de desatar tormentas insospechadas de clamor popular.-
ResponderEliminar(Por lo visto, la popularidad de Carpanta fue tan grande en los años 50 que la gente llegaba a enviar dinero y comida a la redacción de la revista Pulgarcito para que el necesitado pudiera saciar su hambre... la fuerza de una pancarta solidaria, ya sabes, que viene a ser algo así como una viñeta que expresa sensaciones).
Salut!
Uno quiere creer, Krust...en lo tangible, naturalmente. Salut!
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