" -Entonces, doctor, ¿es el cólera?
-¿De dónde ha sacado usted eso?
-Del periódico, y la radio también lo ha dicho.
-Pues no, no es el cólera.
-En todo caso, ¿eh?, ¡caen muchos!
-No crea usted nada -dijo el doctor."
El diálogo camusiano no es banal. Puede que haya saltado ya de las páginas de La peste de Albert Camus para instalarse en las calles de las ciudades occidentales. El ébola puede ser el rostro vengativo de la otra peste, la de la marginación a la que el occidente cristiano y rico, con sus variantes cualitativas, ha sometido a África. ¿Marginación? Históricamente, para extraer (aquí el término adecuado es robar) materias primas y abusar de mano de obra (¿ya nos hemos olvidado de la esclavitud?) y emplear carne de cañón (también fueron utilizados los negros en las guerras europeas y americanas) no hubo olvido. A quien se olvidó fue al Hombre in situ. Al ser humano, fuera cual fuera el género, la edad, incluso la condición, pues Occidente contribuyó a destruir de forma despiadada las culturas de un continente inmenso. La historia es la historia de las luchas de clases, nos contaron unos. ¿Solo? La historia es además la de la ocupación, destrucción, manipulación y agotamiento de continentes incluso. La historia es como es, no se puede hacer nada, se justifican hipócritamente las beneficiadas naciones a costa de la pobreza de otros. El ébola es un virus, naturalmente, pues las formas de la vida sobre la tierra son ilimitadas prácticamente. El tema es por qué un virus puede causar tanto daño. ¿Era el bacilo de Koch la causa de la enfermedad y la muerte en el siglo XIX y parte del XX? Sí, pero lo era porque hacía de mensajero de otra enfermedad arraigada: las condiciones de trabajo, de hábitat, de higiene pública, de situaciones famélicas del proletariado de las ciudades europeas. Hoy, la Organización Mundial de la Salud se pone seria. No se sabe si para advertirnos con absoluta sinceridad, para curarse en salud, para activar el negocio de las farmacéuticas y demás negocios sanitarios. El África abandonada se venga. ¿Empezaremos a ser conscientes de lo que ha ocurrido durante siglos (sobre todo los de la explotación imperial y colonial europea) cuando la peste haga sus guiños con los ciudadanos que presumen de derechos humanos en nuestros pagos? Demasiado tarde. Para que luego digan que ciertos escritores, clarividentes y audaces en sus denuncias, inventan lo imposible. Lo imposible ya está en el África Occidental y hoy las fronteras tienen agujeros por todas partes. La peste la teníamos dentro, bajo otras formas, y África nos ha importado un bledo. Su Némesis llama a la puerta.
http://www.liberation.fr/monde/2014/08/07/l-epidemie-d-ebola-progresse-le-bilan-approche-les-mille-morts_1076939
ResponderEliminarpor ejemplo.
Que tu antorcha siga dando luz a los temas oscuros de nuestra sociedad. Comparto tu lúcido texto en FB. Gracias.
ResponderEliminarUno solo es capaz de pequeñas chispas para parecerse a los gusanitos de luz, no aspiro a otra cosa, Emilio. Pero me gusta que compartas, para que el mundo no solo sea silencio atronador. Salud siempre.
Eliminarni que lo digas,
ResponderEliminar.
si tiras un cabo viejo al mar, guay, que podría atascar tu hélice o tu timón
saludos
Riesgos de las navegaciones, pero también aspiración de llegar a otros puertos y costas no rotas. Saludo, Omar.
EliminarLas piezas siempre encajan y dan un resultado.
ResponderEliminarCreo que si, es demasiado tarde para tomar conciencia porque lo imposible siempre ha estado en África sin necesidad de la invención de los que si tienen conciencia
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Un saludo
El mundo se está complicando mucho, y nadie se está creyendo hasta el momento el juego "periodístico" del 14 (1914/2014) y sus analogías...pero basta ver la ignición tan amplia, con sentidos diferentes, pero bastante destructivos por doquier, que prende en zonas amplias de varios continentes, y los intereses que los "grandes" tienen detrás para temer...solo digamos temer...Que cada cual se refugie en su cascarón si le place. Un abrazo.
EliminarEs fácil asentir a tu texto porque, como es habitual, dejas marcas en todos los matices del asunto. Sí, yo también he mirado con atención lo que nos cuentan de este asunto. Creo que "la peste" - más que los otros jinetes: bellum et fame - muestra perspectivas complejas en las que lo real y la ficción rompen sus límites. Los libros clásicos sobre las pestes son aplicables al caso. La actual crisis del ébola está mostrando un gran despliegue teatral (el traslado de los enfermos en USA o España), la crueldad y la risa pueden acomodarse, la solidaridad extrema y las más completas muestras de egoísmo conviven... y el deseo de huir que vemos en personas moralmente muy poco sospechosas porque en su vida optaron por eso que se llama la atención al desfavorecido. La peste, decía Artaud, como el teatro, destruyen el orden básico de las cosas. Pienso, a veces, que la teatralización del regreso de un enfermo a casa es cruel e indigno. Pienso, también, que quizás eso espectáculos sirvan para que se apoye la lucha contra ese mal... Bueno, no insisto porque tú lo has enmarcado muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Y mira que yo siempre tengo un concepto no muy favorable del misionero cristiano...Sin desdeñar las tareas sanitarias que los individuos, acogidos a una orden religiosa o a una oenegé, realizan, si es auténtica y provechosa, la idea de misión me persigue toda la vida. Avanzadillas de los invasores europeos, los misioneros trasladaron tal cual las apetencias vaticanas. Otra cosa es, fue, que ya desde Bartolomé de las Casas, algunos, no sé si muchos o pocos, clérigos tomaran conciencia de cómo los explotadores blancos trataban a los nativos e incluso llegaran a denunciarlo. Las teatralizaciones o puestas en escena son parte de la ejecución de las doctrinas religiosas. El mismo mito de la crucifixión del profeta supuesto, ¿no fue una`puesta en escena que sentó un precedente de magnitud aún inagotable? Particularmente, pienso que las autoridades, las nuestras, las USA, todas las occidentales, están bastante acojonadas no sé si tanto por el viaje del virus y su arraigo en estos lares como por el coste económico, que rompe planes y presupuestos. Y de momento, el repatriado con su doble estatus de español y católico se beneficia como nadie. Por supuesto, le deseo la recuperación como individuo, pero sus mentores vaticanos siempre salen ganando, no ponen ni un euro. En fin, este tema sería una cinta sin fin, dejémoslo abierto que dará para rato, desde luego.
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