Un hombre repulsivo se me planta delante, pretendiendo convencerme de la malignidad del ángel caído. Dice -es su manera retórica de hablar- que para probar la bondad infinita del Gran Demiurgo. Yo le contesto que, aunque soy partidario de las fantasías, me gusta elegirlas. Y a ser posible, inventarlas.
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"Por su pronunciación algodonada, los predicadores hicieron atractiva la maldad." (Vicente Núñez)
ResponderEliminarSaludos, Fackel.
Todos los que pontifican tienen voz engolada, algodonada, retórica vacía. Ese estilo es el vestíbulo de la maldad que pretenden vender como salvación. Gracias por la cita, Manuel. Salud siempre.
EliminarLa hipocresía extiende sus tentáculos, la pértiga de la imaginación la sobrevuela y gana la batalla. Un saludo.
ResponderEliminarLo has expresado de primera, María José. Es un deseo que la imaginación se consolide y regenere. Salud.
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