"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 25 de mayo de 2013

Vivian Maier, o la mirada múltiple de la niñera




La niña del reloj que mira con los brazos cruzados (qué gesto adulto casi espeluznante), el quiosquero que dormita, los viandantes que se paran ante un escaparate, el paseo a la orilla del río, el escaparatista al que se le ven los pies, los niños negros dentro del coche, obreros trabajando, el ciego de la esquina, la descarga de un camión, los viajeros de autobús, el barbero que descansa a la puerta de su negocio, el anciano del barrio, los pasajeros de un ferry, el hombre que duerme dentro de un coche, el viejo violinista callejero, las pantorrillas de dos chicos, ...la fotógrafa que se retrata una y otra vez, como si no fuera con ella, como si quisiera ponerse en un plano que ni es objeto ni sujeto. ¿Un plano imposible?




Lista interminable y variopinto. La Norteamérica urbana de los años 50 y 60 es la protagonista del objetivo de Vivian Maier, de actividad laboral niñera, de vocación fotógrafa. Esta mujer que se tira a las calles del corazón de Nueva York y después de Chicago para eternizar a los individuos, convertirlos en personajes, fijarlos para una lucha contra el tiempo, dejó un legado de entre 100.000 y 150.000 negativos sin revelar, más unas tres mil fotografías impresas y una cantidad enorme de rollos de película. Esos son los datos de los que se habla desde no hace mucho. Apenas hace seis años se descubrió, al subastarse algunos pequeños bienes de Maier, que en uno de los armarios empeñados por varios de los niños, ya adultos, que había cuidado la mujer y que trataban de ayudarla en sus deudas de los últimos años, estaba guardada la ingente cantidad de material citado.




¿Empeño sociológico? ¿Valoración y estima sobre sus conciudadanos? ¿Olfato sobre la geografía humana y urbana? ¿Placer de la mirada doble? Vivian Maier se introduce por las calles, se para ante el que está a su bola y ante el que se sorprende. Aquel ni se entera, éste se deja hacer. A la gente le gustaba en aquellos años que le hicieran una fotografía, una imagen que ni la protagonista de la toma ni la de la cámara verían seguramente jamás. Entonces, ¿dónde residía el juego? Miras las imágenes de Vivian Maier armada de su Rolleiflex y te la imaginas ilusionada, compulsiva, notaria de la vida cotidiana. Como si tuviera cuatro ojos, mil ojos. La mirada de la calle es más mirada desde que la cámara registra una escena, podría pensar.




Es especialmente fascinante el autorretrato que practica. Ella sin posar, sin exhibirse, sin chupar cámara aparentemente. Como si pasara por allí ni fuera con ella la cosa. En efecto, pasaba por allí, pero un espejo que se descarga, un escaparate, un reflejo que a veces es su propia sombra sobre el pavimento, se convierten en cómplices lúdicos del instante fugaz. Las miradas ajenas se dejan mirar, piensa Vivian Maier. Se ofrecen a ser miradas. Maier quiere ver y fijar las imágenes y a la vez el acto del disparo. ¿Simplemente por placer y satisfacción? Bendito ego que no hacía mal a nadie y nos legó una obra de alta calidad.







17 comentarios:

  1. ¡Qué magnífica entrada esta, Fackel!
    Difícilmente podrían esas extraordinarias fotos ir acompañadas de glosa más acertada y poética.

    Chapó, amigo... y gracias.

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    1. Es que vi la exposición a la carrera y solo se me ocurren preguntas y recibo impactos, debe ser por el proceso de la toma fotográfica de mi mente. Gracias a ti.

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  2. Coincido con Loam, ¡magnífica entrada! ¡Qué suerte haber visto la exposición!
    Me encantaría ir a verla y no renuncio a ello aunque ando bien liada y no sé si por fin tendré tiempo para escaparme. ¿Hasta cuándo está?

    Un abrazo grande, Antorcha y no me tenga en cuenta lo poco asiduo de mis visitas porque es que voy volada a todas partes.

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    1. Creo que hasta San Fermín. La verdad es que el tamaño de las fotografías permite valorar la selección. Aunque hay muchos retratadores yanquis de aquellas décadas, cada cual tiene su punto.

      Personalmente me asalta también la idea de que con la calle norteamericana de los 60 y 70 pasa un poco como con las de la India, la calle en sí deslumbra a cualquier ojo. Pero el documento de la Maier es asombroso, aunque solo fuera para perseguir su propia compulsión obsesiva.

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    2. Dije décadas de 60 y 70, pero quise decir de a lo largo del siglo XX, ea.

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  3. La conocí en estos días, en La Acequia, de Pedro Escudero, quien hizo una estupenda reseña de la muestra. Quedé impactada por al historia de su vida y embelesada con sus fotos. Hasta pensé en intentar escribir algo inspirándome en su vida. Tal vez lo haga.

    Un abrazo

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    1. Ya veo que es una buena información la del blog que citas, no la conocía. La historia camela, aunque uno no sabe cuánto de verdad o de menos verdad habrá en temas tan espectaculares. Coincido también con el autor de La Acequia en que no es oro todo lo que reluce, de que cualquier foto del pasado no tiene por qué ser una gran foto, pero eso es discutible. Vivian Maier es al menos una gran etnógrafa de calle, y si te enajenan las fotos debe ser por su ojo en parte y por toda la cultura que nos ha llegado de aquella sociedad a través de pelis, libros, etc. Soy bondadoso al respecto y me lo pasé bien, aunque no estuve demasiado tiempo (me esperaba el dentista)

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  4. La genialidad suele ser discreta. Impresionantes imágenes, gracias por sacarlas a la luz. Como ya estoy jugando a las abuelas la del paseo con un crío a cada lado me ha "saludado", la del espejo me ha impactado, bueno todas. Un placer. Bs.

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    1. Bicho raro la tal Maier, no me cabe duda. Entrega personal, insistente y acaso neurótica por el carpe diem fotográfico. Muchas preguntas se podrían hacer, no obstante.

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  5. Muy buena fotógrafa, si.
    Cuando algo se hace sin interés personal, disfrutando del hacer, aparece el lado mágico y misterioso del ser humano con resultados asombrosos.
    ...jo con la Luna...
    abrazo.
    Tula

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    1. Pues que vivan los diletantes, los aficionados, los desposeídos de intereses crematísticos, los que obran por amor o por ego pero sin joder a naide...Buen día, lunero.

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  6. Diane Arbus fue contemporánea y también maravillosa, ambas reflejaron el drama que ahora hacemos nuestro.

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    1. Hay un montón de autores que fotografiaron en la sociedad USA de otros tiempos, como los hay de ahora. Citar a unos corre el riesgo de ignorar a otros, así que me callo, pero sí la Diane tiene su cosa.

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  7. http://puertoparanoia.blogspot.com.es/2013/05/mega-mineria-en-galicia.html

    Mira el crimen que pretende perpetrar una empresa minera canadiense conchabada con la Xunta de Galicia. Son insaciables.

    salud

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    1. Gracias, Loam, ya veo que son insaciables. Y no entiendo que la gente de allí no acabe de abrir los ojos y les retire el voto de una santa vez. Me sumo a la difusión.

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  8. ¡Qué suerte tenemos! Gracias a la sensibilidad de unos pocos podemos sobrevivir a la ceguera. Cada fotografía de Maier es un relato infinito.

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    1. Hay muchos relatos así. Acaso si los contempláramos con más frecuencia nos alentarían más en eso de sobrevivir.

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