El supuesto libro por excelencia (y supuesta buena nueva y mensaje y mandato incumplido) de esos descabezados dice en un pasaje: "...En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos pequeños a mí me lo hicisteis". Y no se refiere en sí a los niños sino en general a los humildes de la Tierra. No parece que los descabezados de púrpura de El Salvador piensen lo mismo ni actúen en consecuencia con lo que dicen que dijo su Maestro.
Los descerebrados no saben que están embarazados. Saben muy bien dónde tienen su cabeza -en qué parte del arca de los tesoros de este mundo la han depositado- pero su corazón gélido lo extraviaron hace tiempo. Esta casta conspicua quedó preñada por su promiscuidad con las riquezas y no cabe para ellos salvación alguna. Como son conscientes de su condenación (sigo sus propias premisas teóricas y doctrinales) quieren arrastrar a los demás a la miseria en vida, que suele acabar en muerte. Como sucede en el caso de la joven salvadoreña Beatriz a quien el Estado no la permite abortar aun cuando los médicos dicen que morirá de seguir adelante su embarazo. El Estado en El Salvador es, en parte, la mano ejecutora de esa cohorte que vendió sus cuerpos al mejor postor. El mejor postor no es el maligno de la tradición, es más maligno que el maligno. El maligno de la tradición fue traicionado y sobrepasado hace tiempo por los hombres de la púrpura santa, que han hecho bueno al malo de la película de toda la vida. Todo se resume en: los que babosean constantemente clamando por el derecho a la vida (su concepto de vida, minúsculo frente y contra la libertad que la vida supone) se abstienen de dar la cara por sus conciudadanos cuya vida peligra de mil y un formas cada día. Ay de esa enfermiza obsesión de los prelados por convivir con el poder por encima de todo y de convertir la alegría de la vida en pena y lamento. Menuda condena la suya.
Elijo no comentar, porque como reza un sabio provebrbio árabe que hoy me enseñó un amigo que me da mucho y bueno: “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas.”
ResponderEliminarCon el mayor de los respetos,
Fer
Por supuesto, Fernanda, eres muy libre de abstenerte de comentar; no tienes por qué compartir opinión. Creo en la libre expresión y en la libre aceptación de cada cual. Creo en aquella frase de Voltaire, algo así como: "Puedo estar en desacuerdo con lo que vd. piensa pero me batiría por el derecho a que vd. pueda expresar lo que piensa".
EliminarYa ves, para mí la belleza de la libertad es tan atractiva como la del silencio. Ah, y nunca debemos confundir silencio con mudez.
No pongo en duda el respeto mutuo por nuestra parte.
Se les llena la boca con la palabra vida, la Vvvida que pronuncian arrastrando esa V, nunca les ha preocupado demasiado.
ResponderEliminarEn este caso ni siquiera se salvaría una vida.
Con tantas como se pierden todos los días por causa del hambre, de la violencia y de las guerras tendrían bastante en que ocuparse, no?
Leo esa noticia y no sé si estoy teniendo una pesadilla.
Un problema de esa gente es que no eligen nunca. Si fueran fieles a su "Libro" deberían elegir, porque no se puede servir a dos señores. Claro que, a la hora de la verdad ellos eligieron elegir siempre a uno, al mismo, al que describo en el post. Dudo, al igual que tú, de que ellos estén por la Vida. Una palabra que han querido hurtar.
EliminarMira Fackel, estoy salvo!!
ResponderEliminarergo, no tengo nada en común con esos descerebrados punzones
.
tampoco tengo ni esto de consideración (perdón) con las aberraciones
hechas "en todas las épocas"
saludos para vos
Estás salvo, Omar, pero que no te pillen, porque podrías estar condenado. Ya sabes por qué, por todas esas épocas pasadas de las que no se arrepienten. Los hechos les delatan.
EliminarSaludos para vos también.
Te puedo asegurar, Fackel, que me he leído "El Quijote" no hace mucho, y el párrafo que utilizas ( "En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos pequeños a mí me lo hicisteis"), no lo recuerdo... ¿Estarán estos sectarios y su Secta Católica equivocados y son muertos en vida, o doblemente muertos?
ResponderEliminarAbrazo.
Es que yo al decir "el supuesto libro por excelencia" me refería al que la casta considera por excelencia, vamos. El que tú y yo consideramos Excelente -ese Quijote- no creo que la diga pero dicen muchas otras que se les podría aplicar. Esa gente no busca nunca la verdad con mayúscula; la minúscula la encuentra al lado de los poderes terrenales que en absoluto detestan.
EliminarUn abrazo.
Las dobleces de la iglesia son la base de su permanencia, y predicar el amor y la compasión mientras exhiben su falta de humanidad es la esencia de su enfermizo afán de poder sobre la vida de las personas.
ResponderEliminarMuy precisa, muy observadora y una de muchas interpretaciones que se pueden hacer sobre ese ente que se basa en afanes seculares y mundanos, por más que se revistan de verborrea y juego de las palabras. Su reino es de este mundo, obviamente. Una abrazo.
EliminarLa estupidez humana no tiene límites y el miedo tampoco, es irracional.
ResponderEliminarun abrazo desde el desanimo.
Tula
Hombre, tiene los límites que el cuerpo imponga y el esfuerzo personal decida. Podríamos cometer todavía más estupideces de las que abundan. Uno, a veces, en su fuero interior se abstiene de procurar a ese afán colectivo (cuando hay elecciones, por ejemplo, se manifiesta muy a sus anchas) por insistir en ellas. Pero tengamos altura de miras, Tula, no las que nos predican desde las instancias del control social, sino las que salgan de nuestro magín. Hay que sortear hasta los miedos. Busquemos los medios.
EliminarCon tu permiso, Fackel. Cita de Rafael Sánchez Ferlosio, de su libro "Vendrán años malos y nos harán más ciegos"
ResponderEliminar"(Cura tomado a prueba para subalterno en la Sede Vaticana.)
Por los interminables, resplandecientes mármoles jaspeados, veteados, nubiformes, herrumbrados, broncíneos, fogueados, en trenes de corredores y convoyes de salones, el veloz, rectilíneo, silencioso pedaleo de zapatitos negros permanentemente relustrándose al frote con el flotante, casi levitante, susurrar de la sotana, más reverentemente disminuido en su insignificancia a cada agreste, oronda, asténica, ceñuda, inflamada, envenenada, mazarínea o richeliesca púrpura cruzada, con la sonrisa lela, prieta, práctica del siempre disponible y siempre servicial adulador congénito profundo".
+ treinta y cinco toneladas de oro chorreando sangre en el profundo reverso acorazado de la titanica cúpula que tanta ignominia corona. ¡ASESINOS!
Jo, Loam, tengo ese libro y empecé a leerlo hace unos años y no sé qué me distrajo que lo abandoné (¿O fueron los miedos?) También el estilo de Sánchez Ferlosio -que aprecio mucho, por otra parte- puede que me desmovilizara...Pero mira qué ocasión me propones...Se agradece la cita, viene, como dicen, ad hoc...
Eliminar¡Hola! soy nuevo por aquí
ResponderEliminarLos antiguos griegos eran unos genios, en esta leyenda se personifica el Narcicismo de una forma interesantísima. Es algo que siempre ha existido y actualmente más fuerte que nunca opino yo.
Prueba de ello es la obsesión paranoica que prima en la actualidad, mujeres y tíos empeñados en pulir su físico hasta límites extremos, recurriendo a cirugías plásticas que los transforman en títeres de esta sociedad de consumo.
Coincido con tu apreciación, Frederick, pero así es la tiranía del mercado y su lazo de modas, verdadero depredador de la personalidad natural del individuo. Si los griegos levantaran la cabeza...
EliminarPor cierto, supongo que este comentario lo has querido colgar en la entrada posterior sobre Narciso y Caravaggio. Captado.
Bienvenido a este ámbito.