"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 26 de noviembre de 2011

veintiseis de noviembre




creo que María Zambrano tenía razón, me dice cuando entro; le he encontrado abstraído y sobrio, incluso de modales; tan pronto se contempla la palma de la mano como mira hacia la cristalera a través de la cual se ven los abedules; un disco reproduce los concerti a cinque de Albinoni y no se ha molestado como otras veces por haberle interrumpido; perdona si no te entiendo, le contesto; sí, insiste, cuando dijo aquello de que el que mira es por lo pronto un ciego que no puede verse a sí mismo; la gente necesita mirar para saber cómo es por dentro; necesita mirar fuera, alrededor, debajo, pero me pregunto: ¿saben mirar? ¿saben enfocar su visión? ¿pretenden saber sobre lo que ven? ¿lo interpretan? ¿lo proyectan en su interior? ¿y acaban viendo?; pero debe haber una predisposición, un intento, una atracción; diría más, deben aquilatar su esfuerzo, y eso se traduce en pensar; escucha, escucha lo que sigue, me dice girándose hacia mí: y así busca siempre verse cuando mira, y al par se siente visto: visto y mirado por seres como la noche, por los mil ojos de la noche que tanto le dicen de un ser corporal, visible, que se hace ciego a medida que se reviste de luminarias centelleantes; ¿no es esto lo que acontece en estos tiempos de inciertos e infelices deslumbramientos?, concluye él a su modo; pero sabes perfectamente del lenguaje metafórico de la Zambrano, le digo para aliviarle un cierto deje angustioso con que interrumpe la lectura; y él: precisamente las metáforas sirven para asumir el estado de ceguera y, si no pueden con él, al menos lo aligeran y conduce los pasos en otra dirección; ¿pero qué pasos se están dando hoy día?; el bajo continuo del violoncello nos ha dejado callados; ambos palpábamos el poder de la oscuridad con que nos recubría la música; todo lo vivo parece estar a ciegas, decía ella.




6 comentarios:

  1. ¿Podrías especificar a qué te refieres con "estos tiempos de inciertos e infelices deslumbramientos", por favor?

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  2. Esos pliegues, esos pliegues. Si fotografiara la palma de mi mano se vería básicamente llana, una con una M unida y la otra separada materializando lo contradictorio. Bs.

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  3. Si no te entiendo del todo, por ese fragmentarismo recurrente convertido en recurso, me pongo Albinoni y te entiendo más..

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  4. Casilda. ¿No tienes la sensación de que vivimos dejándonos llevar más por los deslumbramientos que por la luz que ilumine el camino?

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  5. Emejota, ¿qué pasa con los pliegues? Menos mal que uno no es aprensivo, jaj.

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  6. Albinoni ilumina, Ramón, no lo dudes. Gracias y temple, mucho temple.

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