"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 18 de octubre de 2011

dieciocho de octubre




fue el otro día en la consulta del urólogo, mientras esperaba a ser recibido; fue en esa situación cuando hojeando el poemario le salpicó la revelación de unas letras hermosas: escribo porque un día, adolescente, / me incliné ante un espejo y no había nadie. / ¿se da cuenta? El vacío; aquella poeta mejicana lo decía con claridad y desparpajo, simulando las respuestas a las preguntas fingidas de un periodista cualquiera (ésa es la excusa del poema); piensa entonces, trata de recordar, si él también un día de su pubertad contempló un espejo vano, opaco, sin reflejo; si lo contempló, ¿reaccionó de alguna manera?; escribiendo no, desde luego; fácil que se dejó engañar, como tantos, por el espejo y sus connotaciones; se creyó la representación que le devolvía, normalizada, sumisa, siguiendo planes establecidos; pero algo se caía de la imagen; algo no cuadraba; fue así como sintió su primera y profunda perplejidad, la de la encrucijada: un camino cortado hacia el pasado y otro aún bloqueado hacia el futuro; ¿qué más vio en el espejo?; vio la pérdida; el extravío de la noción de tiempo; la rebelión contra un concepto que él creía inaceptable (aún no podía saber de la traición posterior de ese concepto sobre sus pasos); y se sintió desde entonces desenganchado del ritmo obligado, circulando a duras penas; ¿qué mas vio?; la pulpa sangrante de su corazón, no preparado acaso para los duros rituales de exigencias, que iban a ir siempre a más; es curioso contemplar la consulta atestada de hombres en una especialidad tan manifiesta; la espera hace que el libro transcurra entre sus manos; y él olvide para qué está allí y divague;





(La imagen es obra de Jorge Molder)



5 comentarios:

  1. ¡A que te imaginas lo bien que te entiendo! Hoy he contado algo parecido, pero con otra perspectiva, absolutamente diferente. Enseguida lo publicaré.
    Lo de la consulta médica también me resuena, es lo mismo que suelo hacer cuando voy al odontólogo. Beso.

    ResponderEliminar
  2. Buenos, debe ser que los paisajes de la vida se perciben de manera análoga en muchas circunstancias y por parte de determinados individuos. Buena noche, Emejota.

    Recomendable Rosario Castellanos, por cierto.

    ResponderEliminar
  3. Absolutamente buena recomendación, por supuesto.

    ResponderEliminar
  4. La perplejidad es, sin duda la puerta a la auténtica comprensión y com-pasión.

    Beso solidario.

    ResponderEliminar
  5. Mercedes, también puede serlo al extravío, pero me apunto a tu versión, más de avance y clarificación en el camino.

    Gracias por andar por aquí.

    ResponderEliminar