"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 18 de septiembre de 2011

¿dónde estás, Jung?




Despertar con la intriga del sueño. Se encuentra en la parte vieja de una ciudad portuguesa. Se ha bajado de un tranvía y pasea por las calles. Ve que una chica se sienta cansada bajo un soportal. Se recoge sobre sus piernas. Un hombre de edad se acerca a ella y le habla. Estás mal, le dice. El hombre se distancia de ella y va a buscar algo. Trae un vaso. Lo pone debajo de la chica. Ella sonríe como agradecida. El hombre vuelve a apartarse. Entonces la chica se levanta para buscar también otra cosa, acaso pañuelos de papel. Mientras, el hombre aprovecha y coge el vaso en cuyo fondo hay sangre oscura. Lo eleva con las dos manos como si se tratara de un cáliz y bebe el contenido. Lo apura, lo deja y se va. Él, que lleva un rato contemplando la escena de la chica y el viejo se asombra pero no reacciona con asco. La chica ha vuelto y ve el vaso vacío; no dice nada pero le mira como diciendo: me han hurtado algo. Vuelve a sentarse, recogida sobre sus rodillas, encogida sobre su vientre. Él se dice a sí mismo, pero en voz alta: debo interpretarlo simbólicamente; tiene que significar algo. La chica le ha oído. ¿No lo entiendes?, le pregunta. Y él: no. ¿No entiendes lo que buscaba? Y él: no. Se queda un poco aturdido y la chica le pide que se marche, que necesita estar sola. Pasa un tranvía y se sube en él. Sigue contemplándola, con emoción contenida, según se aleja, hasta perderla de vista. ¿Qué buscaría el viejo?, piensa.




(Fotografía de Anders Petersen)

5 comentarios:

  1. La sangre es vida, pero la sangre derramada huele a sacrificio.

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  2. Muy bueno el comentario de Rat. Por cierto tu sueño "de sangre", me recuerda que tengo otro idem pendiente de emisión. Pronto caerá. Beso.

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  3. Así es, Rat, bien dicho. Y el eterno dilema no resuelto es si el sacrificio es útil. Bueno, hace siglos que los hombres inventaron los símbolos, para suplirlos o paliarlos, pero nunca han sustituído con ellos del todo al hecho mismo del sacrificio. Siguen necesitando el acontecimiento físico de vez en cuando, justo cuando llegan al límite de su confusión, de su conflicto. Y entonces el símbolo se rompe y se muestra descarnado y sangriento. Ahí fuera está. Y dentro de cada uno también, pero de eso sólo lo sabe cada cual.

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  4. Estaré pendiente, Emejota, del suceso sangriento que nos brindes.

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  5. Sigo pendiente de mandártelo.
    De todos modos tu sueño no se me borraba de la memoria. Le he encontrado una interpretación descabelladamente aceptable y me he quedado tan contenta, pero.... claro es mía...., no necesariamente acertada, ni mucho menos, y me da cierto corte escribirla. Beso.

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