…está haciendo más calor que otros años por estas fechas; los pueblos de la meseta se vuelven más áridos; apenas salen las mujeres de casa durante el día; los hombres, a las tareas del campo, y al caer la tarde las viejas se sientan al fresco en los bancos a la puerta de sus casas; algunos de los que vienen de trajinar en la mies se juntan donde la tienda de ultramarinos que hace también de cantina; el clarete está fresquito y los porrones corren entre sudores y cansancios; hay jóvenes a los que no les importa andar de noche y se van en galera hasta el otro pueblo, que es mayor y tiene taberna, y se puede echar alguna partida tardía; aunque lo que ellos buscan es más bien encontrarse con las chicas más sueltas de ese pueblo y tentarlas; es normal, las cosas han cambiado y esta juventud es más decidida; unos chavales que han venido hace un rato han contado que hoy volvieron a pasar por allí un grupo de tres o cuatro individuos, todos con la camisa del mismo color; que tenían una altivez nerviosa y a la vez firme; dicen que repartieron unos papeles sobre política, donde se criticaba a las autoridades y a las organizaciones obreras; y que los tertulianos pararon la partida porque al que se quedó en la puerta se le marcaba un arma sujeta al cinturón; nadie de los que había en la tasca rechistó; casi todos los parroquianos son empleados del ferrocarril, algunos con carné de los sindicatos; cuentan también los chicos que dos de aquellos ferroviarios a punto estuvieron de levantarse y hacer frente a los provocadores; y que el médico de la mutualidad obrera, un tipo prudente y sensato, les detuvo; de no haberlo hecho podría haberse producido una disputa o algo peor; se sabe que en casos semejantes han llegado a las manos y que incluso los de las camisas azuladas han hecho uso de sus armas; es probable que sea el calor excesivo; no se siente la fresca y la luna tan inmensa parece que encendiera estas tierras hasta por la noche; esta calina no beneficia en nada a la tensión contenida que se viene viviendo últimamente; supongo que las cosas se suavizarán, pero todo indica que el asunto tiene mala encarnadura, como si una mano negra urdiera el desentendimiento…
(Fotografía de Eugene W. Smith)
la meseta... donde la mente (esa excrecencia) nos va menguando...
ResponderEliminarLa mano negra se extendió por la meseta, la costa... y tapó hasta esa luna incendiada.
ResponderEliminarMuy buena descripción de una y miles de escenas que hicieron detener el tiempo igual que en esa imagen.
El otro día estuve en Fuentevaqueros, en la casa natal de Lorca, viendo la cama de sus padres, su cuna -Leonard Cohen en una foto la mecía- la fresquera en la cocina...Hacía muchísimo calor y yo hacía el mismo ejercicio que tú: imaginaba aquél otro julio, el odio, la envidia, la incultura, la brutalidad.
ResponderEliminarBien, parece que comienzas un nuevo relato, con esa prosa tuya tan seductora. El tema es desde luego muy interesante. En mi tierra natal (La Rioja) contaba mi padre, que no era difícil ver peleas entre Carlistas y Falangistas. Si eso era entre los que iban a pertenecer al mismo bando, es de imaginar lo que podía ocurrir entre contrarios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Stalker: y no tendría por qué.
ResponderEliminarSalud.
Balbi, bien por captar la jugada. Esta ficción se queda corta, te lo aseguro. Pasa cuando quieras.
ResponderEliminarFrancisco. No es difícil imaginar. sobre todo si hemos estado vinculados de una manera u otra a aquel acontecimiento. La familia (las dos partes de la familia) han sido para mi un elemento importante de información; luego han llegado otros con distinta perspectiva, que me han descubierto lo oculto; luego están las investigaciones de los últimos años, que arrojan ya datos que no se pueden contradecir.
ResponderEliminarPor cierto, supongo que conocerás el lugar y los personajes de la foto de "Terraza en julio"...
Un abrazo.
Carlos, ignoro lo que dará de sí esta especie de lo que sea. Yo en mi fuero íntimo lo llamo simplemente Homenaje (como la novela de Orwell)
ResponderEliminarEsas peleas de las que hablas las he conocido también por la parte de Navarra sobre todo. Los carlistas se consideraban con caché histórico y subestimaban a los falangistas. Había ideas muy diferentes entre ambos, pero les unió lo que ellos consideraban la Antiespaña. ¿O más bien fueron ellos la Antiespaña, con su cerrazón secular? En fin, tema largo que no viene al caso ahora.
Gracias.
Y esa mano negra, y ese calor asfixciante de la meseta en verano, continúa... En algunos pueblos mesetarios se sigue viendo esa enorme luna que todo lo tapa y no deja atisbar nada claro...
ResponderEliminarAsí es, PPan. Una larga y negra mano, en verano y en invierno. Y encima, ha crecido.
ResponderEliminarSalud.