Noventa y dos años después del crimen, necesito mirar de nuevo el grabado que Käthe Kollwitz hizo sobre el velatorio del cadáver de Karl Liebknecht . Los hombres, las mujeres, los kameraden, están espantados, sobrecogidos, atónitos. No se lo pueden creer. O empiezan a creer que todo va a ser posible contra ellos. Los rostros rudos expresan pérdida del ánimo. Las miradas se tornan perplejidad. La rabia está contenida. Es el instante del homenaje. La miseria late tras ellos. La apuesta por el futuro se tambalea. El filo de la represión y el odio de clases va a tomarse la revancha con ellos. Uno de sus líderes yace y, probablemente, con él queda sentenciado un proyecto liberador. Después, vendrán más caídos. En una fila interminable.
¿Un mero acontecimiento de la política interior de un país en un momento crucial de su historia? ¿Una señal para navegantes con pretensiones radicales en el futuro? La alevosa muerte de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht el 15 de enero de 1919 no ha quedado solo en los anales de la historia alemana. Es también un símbolo de las revoluciones frustradas. Mejor dicho, abortadas en origen por los que no pueden jamás aceptar la libertad. Entiendo que para mucha gente ese capítulo de la historia de los trabajadores sea desconocido, ignorado o simplemente permanezca olvidado. Lo terrible fue que el inductor de aquel asesinato de los espartaquistas se tratara del SPD, la socialdemocracia alemana. Uno tiembla al pensar en las barbaridades que pueden estar dispuestos a cometer quienes hablan en nombre de los trabajadores y llevan a cabo políticas de derechas. Menuda lección la de hace noventa y dos años. Menudo precedente. Menudo fiasco.
(Ambos grabados son obra de Käthe Kollwitz. El de abajo es su autorretrato sufriente)
Bueno, si empezamos a entender o comprender que existen seres con poca o ninguna conciencia, quizás la historia del hombre, nuestra historia, empiece a ser comprendida. Pues si no es bajo el prisma de la lucidez del Ser o conciencia, difícilmente se entiende nada. Por lo menos yo.
ResponderEliminarTodos en nuestro interior sabemos lo que está bien o mal...aunque como decía Gurdjieff..."el nivel del ser de uno atrae su vida".
Luna casi en ascensión recta?--
un abrazo.
Tal vez tengas razón, Tula. Pero ¿qué falla para que tantos no encuentren esa lucidez? Si falla personal, falla colectiva. Y no te quiero contar los efectos recíprocos. Y lo que más me preocupa: que aun sabiendo en nuestro interior distinguir entre el bien y el mal, justifiquemos éste y repudiemos el otro. Y eso va en ascensión, como la Luna, pero con menos Luz.
ResponderEliminarEsa frase de Gurdjieff me gustaría conocerla más ampliada, si me pasas cita y obra donde venga, pues mejor. Gracias.
Buen dominico.
Bueno esa cita no recuerdo en que libro, pero la leí varias veces en sus escritos, quizás en "encuentros con hombres notables"....
ResponderEliminarOuspenski que fue discípulo creo que habla de ello también en "comentarios psicológicos sobre la enseñanzas de Gurjjeff y Ouspenski" del doctor Maurice Nicoll....pero no lo sé seguro, lo siento.
Mi lectura sobre la frase, es que el nivel de conciencia de uno convoca, atrae o crea su vida...
Un abrazo
Gracias por la info, Tula. Buen lunes.
ResponderEliminarDesconocía este capítulo de la historia. Terrible, por cierto. Cara similar a la de las gentes del grabado se me ha quedado a mí hoy al enterarme de lo de Turín.
ResponderEliminarAbrzos.
¿No conocías lo de Spartakus y el asesinato de sus líderes? Fue crucial en la historia de Alemania. Frustró una revolución obrera y abrió paso a lo que llegó poco a poco.
ResponderEliminarPuestos a recomendar, además de hacer un repaso a ese capítulo, busca en internet la obra de Käthe Kollwitz. Es de alta calidad y desgraciadamente refleja un mundo en las antípodas de las bellas pinturas del mundo burgués que otros practicaban. Una vez vi en directo sus grabados y ya me impactaron, aunque fue más tarde cuando me enteré a qué situación social iban vinculados.
Sí, lo de Turín está generando debate en Italia. La revista Micro-Omega (la tengo colgada en la columna de la izquierda) lo trata, pero aquí llega poco. Y sin embargo, el tema aterra. ¿Van a ir las cosas por ahí en el futuro del mundo laboral?
Salud.