"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 24 de enero de 2011

Mi ojo / 3



- Eh, danzarín, ¿no vas a parar nunca?

No pude evitar decírselo, aun temiendo provocarle. Pero se detuvo. Por un instante me miró fijamente. Los ojos no parecían los de un loco. Las cejas y la barba, escasa pero descuidada, no dejaban ver bien sus facciones. Pero aquella mirada no era como la de otras veces. De pronto pareció atacarle un enemigo invisible, comenzó a gesticular contra el aire, se giró y desapareció tras un recodo del camino que va hacia la vieja fábrica abandonada.

No se sabe si lo que le pasa es de nacimiento. En la aldea nadie le conocía. Un día apareció y como no se mete con ningún vecino tampoco nadie la tiene cogida con él. Cómo subsiste es un misterio. Algunos comentan que se refugia en un roquedal junto a la garganta del río. Otro dicen que lo acogió por bondad Gonkuro, el molinero huraño que vive apartado del pueblo. Al caer la tarde desaparece y ni rastro de él. Aunque algunas noches de tormenta se escucha en el fondo del valle el eco de unos gritos de desgarro. Si es el danzarín o son imaginaciones de la gente nadie lo ha corroborado. Pero entonces mamá, que es muy sensible, se desvela y se tapa los oídos. Ella dice ese maldito tonto me saca de quicio, pero creo que más bien aquellos alaridos le hacen sentirse inquieta.




(Fotografía de Eikoh Hosoe)

10 comentarios:

  1. bellisimo y enigmatico texto nos regalas, esta asturiana te la das gracias por el y te regala un besin muy grande.

    ResponderEliminar
  2. Arte y misterio conviviendo siempre... Bonito texto. Has ido a la tierra en esta ocasión.

    ResponderEliminar
  3. Siempre es un placer leerte. Gracias.

    ResponderEliminar
  4. Vi tu comentario en mi blog y me causó curiosidad, vine a mirar... quedo gratamente sorprendida. Leí la serie "Mi ojo". Aplaudo el manejo de las palabras, las sensaciones se perciben muy fuerte desde una económía del lenguaje formidable. Me ha gustado mucho leer, un placer, realmente. Cuéntame una cosa... cómo es eso del efecto Pizarnik?

    Un saludo!!!

    ResponderEliminar
  5. ¿Un loco? ¿Acaso un torturado? ¿Acaso alguien que aúlla pese a su libertad?
    Todavía es un enigma.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Ozna, se acepta tanta bondad de tu parte. Buena tarde.

    ResponderEliminar
  7. Ramón, no sé si hay arte, tal vez sí misterio. Del misterio -lo desconocido- pueden surgir tantas cosas importantes para el Yo. Para hacerlo aprehensible. Siquiera una pizca de conocimiento.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Gracias, Anónimo, por tu confesión.

    ResponderEliminar
  9. Susan. No sabría cómo explicarte lo del efecto Pizarnik. Me lo inventé sobre la marcha. Pizarnik es una poeta que me fascina y me estimula. Tiene una manera especial y desgarradora de entrar en sí misma y arrancarse de sí misma. Y tú vas y eliges un verso, una cita, suya para iniciar ese post último. No tiene mayor explicación. Habrá que seguir leyendo.

    Gracias por pasar y comentar. No soy muy dado a darle vueltas a lo que escribo. Pero escucho lo que decís los demás.

    Bienvenida.

    ResponderEliminar
  10. Jaj, Ataúlfa, no te dejes perseguir por el danzarín. ¡Es tan inocente!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar