Un regalo de fin de semana. Entrad en...
Recomendado contra la tiranía de los mediocres, contra la estética de lo cutre, contra la traición de las demagogias, contra el mercadeo de los populistas, contra la imbecilidad de los bienpensantes, contra la violencia de la competitividad, contra la extensión de la ignominia, contra el cultivo de la insensatez, contra el crecimiento de la ambición, contra la soberbia de los malos gobernantes, contra el aburrimiento y la desocupación intelectual, contra la impudicia del beneficio a ultranza, contra la tristeza, contra el falseamiento de la cultura, contra el desprecio al otro, contra la negación del valor ético, contra el hurto del tiempo, contra la cólera injusta, contra el abuso de poderosos y de quienes les imitan, contra las creencias nefastas, contra la penuria del pensamiento, contra la dejación del espacio colectivo, para los tiempos de adversidad, para la recuperación de la propia estima, para la prudencia al actuar, para la resistencia al vacío, para la fortaleza de las ideas, para deshipotecar las vidas, para el entendimiento entre diferentes, para el germen de los afectos, para evitar la locura, para combatir la melancolía, para la conversación amable y respetuosa, para desengañarse de las falsas utopías…
¿Me he pasado en mi afán por señalar el combate o el estímulo acerca de las conductas humanas? Tal vez. Pero sí, creo que este libro vital puede ser un bálsamo. Cada uno se lo puede aplicar para sus propios males. Con que algo se alcance, evitando u obteniendo, nos podemos dar por contentos tras una cuantas refriegas en la mente. No digo quel Miguel de Cervantes pretendiera hacer de esa obra un código moral ni un tratado del saber vivir. Pero creo que la propia deconstrucción que reside dentro de él alivia cualquiera de nuestros ritmos y palia las desesperanzas.
Y por si alguien prefiere un recurso más cercano, le invito a pasarse por cualquiera de las imágenes de otro descifrador del alma de los españoles durante los nefastos forrenta años. Y que ha muerto hoy. Por cierto, parte de ese alma sigue en vigor. Salud, Berlanga inolvidable.
¿Me he pasado en mi afán por señalar el combate o el estímulo acerca de las conductas humanas? Tal vez. Pero sí, creo que este libro vital puede ser un bálsamo. Cada uno se lo puede aplicar para sus propios males. Con que algo se alcance, evitando u obteniendo, nos podemos dar por contentos tras una cuantas refriegas en la mente. No digo quel Miguel de Cervantes pretendiera hacer de esa obra un código moral ni un tratado del saber vivir. Pero creo que la propia deconstrucción que reside dentro de él alivia cualquiera de nuestros ritmos y palia las desesperanzas.
Y por si alguien prefiere un recurso más cercano, le invito a pasarse por cualquiera de las imágenes de otro descifrador del alma de los españoles durante los nefastos forrenta años. Y que ha muerto hoy. Por cierto, parte de ese alma sigue en vigor. Salud, Berlanga inolvidable.
El Quijote es una preciosidad virtual que la Biblioteca Nacional de España ha sacado. Si se quiere ver en castellano actual no tiene más que pulsar la T.
ResponderEliminarQue os guste.
Le tengo desde el primer día que se publicó en la red.
ResponderEliminarEs una verdadera gozada.
Aunque tiene algo que no me gusta. Si quiero sentir pasar las páginas sin música, no es posble.
Saludos
Sorprendete o nó, pero me machacaron tanto los curillas Agustinos con "el quijote" que acabe aborreciéndolo, o a lo mejor no lo entendía....
ResponderEliminarun abrazo.
Suscribo tu arenga. No es adjetiva. Ninguno de sus sintagmas lo es. Y me quedo con el quijote siempre...
ResponderEliminarAquí, me alegro que también te gusta esta perla.
ResponderEliminarSalutem.
Tula. A mi no me machacaron los lasalianos demasiado con el Quijote, aunque durante todo un año era obligada lectura. Y a mi se me daba de perlas leer en alta voz. Pero se trataba de una edición adaptada a niños y con unas imágenes preciosas, no creas. Me quedé con buen recuerdo. Luego lo tuve olvidado muchos años. Ya de mayor mayor lo he vuelto a coger y la perspectiva es diferente. Claro, te tiene que ir, tienes que situarte en un tiempo histórico también (no es fácil, pero Pérez Reverte no inventa nada nuevo, te lo aseguro y mira cómo vende) Creo que es más cuestión de exigencia personal, de momento en tu vida de búsqueda, para que un texto clásico te llegue.
ResponderEliminarRamón, hay más lectores filoquijotes de lo que nos imaginamos. Por algo será.
ResponderEliminarY bueno, yo quería traer la joyita dela BNE y de paso arremeter con una de mis arengas cargadas de cafeína.
Ay, Fackel, otro libro que nunca acabaremos de leer: para suerte nuestra, porque todo lo que acabamos, rematamos, pulimos o adocenamos, inmediatamente nos desdice, herrumbra la experiencia del ser haciéndose: la irrenunciabla hospitalidad del ahora, lo que nos acoge en ese vértigo de reconocimiento, espera, escucha,
ResponderEliminarbravo por tu recomendación
Y otro libro el Quijote, Stalker, con muchas lecturas. Es verdad. Se hacen las cosas con la urgencia (en el sentido de dirección) de hacer algo terminado para siempre, como el novamás. Pero lo terminado ¿existe en la obra de la cultura humana? Siempre nos quedan dudas, enfoques que se han olvidado, orientaciones que se han dejado de lado. Una obra también es una reducción de la marcha. El intento por afirmar una obra es un paso que consolida un acervo y ratifica una aportación, por una parte; pero también es un paso posible, uno entre muchos otros que nunca sabremos cómo habrían sido de efectuarse de otra manera.
ResponderEliminarImportante relativizar. Relativizar e stambién aceptar que las cosas son como son y dan de sí lo que dan de sí. Si lo vemos así, desconsagraremos a los mosntruos supuestos de una obra que, por otra parte, nunca es exclusivamente personal. El ir haciéndose siempre es objetivo, y un autor, un artista, coge el tren y realiza una pequeña aportación a esa realización permanente. Habría que mirar hacia ese devenir de la obra, no simplemente al autor ni al premio que le concedan. Admirarnos por las aportaciones y tener presentes los nombres como parte de la materia, no como un endiosamiento. Ya me entiendes.
Abrazo.
Libro de recomendada lectura, al menos una vez al año. Por cierto, ya dentro de poco me toca y, solo con pensar en ello, disfruto tanto como Sancho con su insula.
ResponderEliminarMaravillosa lectura.Bálsamo milagroso.
Santocielo pero, ¿aún hay gente que relee un libro y además un libro como el Quijote? Es sorprendente esta revelación. Vamos, que uno no iba tan descaminado al redactar el texto.
ResponderEliminarPues me alegro, aunque sospecho que el milagro está en el cerebro del lector, capaz de ir y volver al mundo del ingenioso hidalgo.
Espléndidos los dos ejemplos. ¡Viva la locura de Alonso Quijano! ¡Viva la ironía y la bala risueña de Berlanga! Ambos ponen de relieve la clave: sentido del humor y agonía punzante para los momentos laberínticos. Salve, salve a esa inacabable obra de la literatura española; Salve, salve al maravilloso ingenio de Don Luis García Berlanga de todas las Españas (críticas).
ResponderEliminar¡Salud!
Son cargas de profundidad sobre la visión de la vida (la inmedita de una sociedad y la más amplia de la naturaleza humana)
ResponderEliminarGracias, animosa.
Interesante poder leer "El Quijote" en castellano antiguo y moderno a la vez.
ResponderEliminarEso siempre, solo que leer el texto antiguo exige mucho más.
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