Mientras las divisiones acorazadas avanzaban, los indígenas se removían azorados y cautos esgrimiendo sus armas de puntas de sílex. No sabían bien si ir hacia adelante o retroceder. Se avecinaba un combate desigual. Los pobladores no sabían cómo iba a manifestarse el invasor. Éste apenas se movía o, si lo hacía, se desplegaba sigiloso y efectivo. Los nativos no veían grandes movimientos del enemigo en ciernes. Pero cada vez los tenían más próximos. Todo era irregular. El empaque del adversario. La naturaleza de su impedimenta. El carácter de su armamento. Esto confundía a los aborígenes y les agotaba en su propia tensión. Cada vez que se movían tratando de rodear las máquinas éstas cambiaban de táctica y les rodeaban a ellos. Resistieron un tiempo en esa actitud defensiva y heroica. Padecieron grandes penurias y el extremo desquiciamiento fue mermando su resistencia. Algunos no llegaron a ver la rendición. Se libraron al menos de la nueva época de sumisión que iba a transformar la vida de la aldea.
(Representación del grafitero británico Banksy)
(Representación del grafitero británico Banksy)
Escalofriante, Fackel, tanto el texto como la ilustración.
ResponderEliminar¡Salud!
Me dejaste sencillamente sin palabras. Sólo puedo añadir que cuando a veces se pierde en muchas ocasiones lo que no se pierde es la dignidad...
ResponderEliminarSin lucha es como imposible la evolución, el universo nos desafía continuamente, demos gracias que somos conscientes...
ResponderEliminarpoco le queda a la ascensión lunar.
un abrazo.
Sí, Ataúlfa, la imagen me impresionó. Y si miras en internet la obra de este muralista verás lo imaginativo y ácido que resulta.
ResponderEliminarSalud y resistencia activa.
Ramón. Puede que la dignidad no se pierda, siempre quedan espacios recónditos en el alma humana donde se preserva. Y aunque no se muestre con frecuencia hay algún momento de la vida, probablemente muchos momentos, en que hay que mostrarla. Yo me he rebajado en ocasiones (para mi callar puede ser una forma de rebajamiento, aunque lo sea también de prudencia, pero ¿dónde está el límite de lo prudente y de lo imprudente moralmente hablando?), pero me he resistido e incluso afrontado otras veces en que tenía claro que no podía vender mi primogenitura, aun a riesgo de perder algo (trabajo, amigos, reconocimiento formal, etc.)
ResponderEliminarEn fin, son terrenos muy particulares. Pero con reflejo colectivo, no lo dudes.
Un abrazo.
Tula, que la lucha es una metáfora de movimiento, pulso, resorte acción/reacción, evolución, cambio continuo...Otra cosa es que se tenga conciencia más o menos clara de la lucha. Pero quien más o quien menos la ejercita. Pregunta del millón: ¿se puede canalizar el esfuerzo de los individuos, su capacidad de resistencia, su deseo de avance para que se plasme toda esta energía en actos físicos tangibles, socialmente hablando?
ResponderEliminarYo creo que sí, en la medida en que todo es reflejo de la naturaleza de la que formamos parte y dinamizamos.
Buena fase lunar.
Bansky es buenísimo. Satírico, cínico, mordaz, cáustico, gracias por descubrírmelo; todo un hallazgo.
ResponderEliminarAbrazos
Es posible siempre, la cuestión es el intento o hacia donde se encaminan, ¿al lado oscuro, a la luz, al colapso?...
ResponderEliminardependerá como siempre de su nivel de conciencia...,
La Luna ya está aquí.....
¿se puede canalizar el esfuerzo de los individuos, su capacidad de resistencia, su deseo de avance para que se plasme toda esta energía en actos físicos tangibles, socialmente hablando?
ResponderEliminarContestación a la pregunta:
No
Ata. Yo también estoy sorprendido de las dotes imaginativas del muralista inglés.
ResponderEliminarTula, eres obvio y consecuente. ¿Entenderán las sociedades humanas de a dónde pretenden ir? ¿Y cómo lograrlo? ¿Sacrificando qué?
ResponderEliminarOh, la conciencia. Oh.
Aquí, eres pesimista. Deja un resquicio a la posibilidad. Porque si no hay reacción nos espera lo peor.
ResponderEliminarHay vida más allá del rebaño.