"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 4 de noviembre de 2009

Atosigante


No cesan. Si duerme se apoderan de él. Si permanece en vela se magnifican hasta confundirlo. En el sueño se deslizan gesticulando alocadamente. No las controla, pero llegan a divertirle incluso. En la vigilia se transfiguran y toman un modo de rostros y los rostros hablan y los rostros gesticulan y los rostros, algunos, se ponen máscaras, y los que no se ahuecan hasta estremecerle. Adustos, sancionadores, insaciables. Y tras esas caretas desmedidas aparecen los cuerpos, y estos, aunque distorsionados, se mueven agitadamente. Y los paisajes se materializan, y el aire se ausenta, y la lluvia se solidifica en púas, y los silencios se fracturan. La noche, aunque inescrutable en su soledad maltrecha, le hace asomarse a una cotidianidad enfermiza que él conoce demasiado bien, y le sobrecarga de excitación y desconcierto. Oye un griterío que no viene de fuera, oye acusaciones que no las trae el viento, oye reproches que no se filtran por las paredes. Sus sienes tienden a expandirse, y en torno a sus ojos le abrasan unas punzadas atravesando su retina. Hay como dos miradas, como múltiples miradas. Depende hacia dónde dirija un recuerdo. Hacia qué figuras abra su mente, o la cierre. Desde sus ojos entornados ve todas las situaciones posibles, ve la insatisfacción, ve la queja, ve el tiempo que no puede recuperar. Ve la vaciedad. Se siente impotente y toca la húmeda y pringosa herida que le incapacita para la retractación. Pero no sabe. No sabe de qué ni por qué debería hacerlo. Las sombras van tejiendo un hilo cada vez más denso en torno suyo. Ya no son protectoras, ya no juegan, ya no se limitan a desdibujar objetos para formar las amables apariencias chinescas. Los últimos colores de la bondad se diluyen y el muro es negro.

2 comentarios:

  1. Estimado Fackel,

    Me gusta. Ha dado usted en el clavo, la extensión adecuada con el toque justo de terror psicológico y delirio obsesivo-creativo.
    Creo, sin embargo, que ha errado en el titulo; en vez de “atosigante” yo lo llamaría “acojonante”; en ambos sentidos del término.

    Buenas y lovecraftianas noches

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  2. Me asusta usted con sus calificaciones Aragonía. No pensaba a mi vez inquietar a nadie.

    Desde mis palabras en la oscuridad...

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