¿A qué jugarán los babis de la escuela rural por las noches? ¿Se bajarán de las perchas y se dirigirán entre carreras y chillidos al acuario? ¿O harán fila y marcharán uno prendido del otro a las órdenes amables de una bata invisible de maestra? ¿Se salpicarán de arrugas cuando se estrujen unos a otros para pasar primero? ¿Contemplarán los peces de colores con asombro? ¿Los harán burla? ¿Estarán tentados a sumergirse en la esfera oceánica? ¿Contarán las especies que no paran? ¿Escucharán sus historias? ¿Observarán sus revoloteos? ¿Señalarán con sus mangas huecas las ágiles boquitas que se abren y cierran a burbujazo limpio? ¿Se plantarán ante el vidrio para darles besos? ¿Se sentarán en los pupitres? ¿Escribirán una redacción sobre la visita al acuario? ¿Se inventarán aventuras entre las aguas de la pecera? ¿Qué sentimientos les habrán inspirado los seres de las aguas a los babis? ¿Saltarán los babis entre las mesas? ¿Se lanzarán unos a otros peces de papel? ¿Se convertirán en babis marinos? ¿Harán de la clase un recreo? ¿Harán enfadar a la profe? ¿Se colgarán de nuevo, agotados? ¿Soñarán desde sus perchas con mares lejanos y profundos?
(Materia para una reflexión adulta sobre babis infantiles)
Una delicia...
ResponderEliminarAquí: Digamos que me lo pasé bien escribiendo así. Pero es que aquel día festivo estaban tan solos y olvidados los babis...¡que se creyeron niños!
ResponderEliminarNo lo puedo evitar, me encantan los relatos cargados de ternura.
ResponderEliminarSaludos