"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 4 de julio de 2009

Intercambio



Dice Clarice Lispector...¿Amor será regalar uno al otro la propia soledad? Es la cosa más profunda que podemos dar de nosotros.

Dar la soledad. Intercambiarla. No entregar vacíos, eso es otra cosa, tal vez lo contrario. No conceder silencios hueros, sino renunciar a ellos. Acaso sí la cálida expectación, como forma de recepción mutua. En cada intento se abre en canal el pecho. ¿Qué puede ofrecer un pecho abierto a otro que se abre también? La mirada. El sentido. La disposición. La escucha. Y en lo más profundo, como queriendo salir y no salir, esa expresión de lo que somos y no somos. La soledad, que habla queda. Que conduce fluida y reservadamente la esencia del amor.


(Fotografía de la artista iraní Shirin Neshat)

2 comentarios:

  1. En la soledad medra el tronco calcinado de lo que fuimos. Abrir el hueco para dejar entrar al otro, en ese tronco astillado, sin vida, fecundado por la soledad y la escucha.

    Salud

    ResponderEliminar
  2. No olvides que la savia peregrina más alla del leño caído y transformado, hermano Stalker. Yo lo he visto y comprobado con mis ojos tristes.

    Salud y savia.

    ResponderEliminar