viernes, 25 de abril de 2008
Todo pesa...
Pesa. Pesa el silencio. La casa desalojada. Desolada. Pesa la utilidad inútil. Pesan las huellas ausentes sobre la mano de bronce. Pesa el puño que sujeta a duras penas la bola que mece. Pesa la caricia marchita. Pesa la llamada. Una, dos, tres veces repetida. Pesa la falta de respuesta. Pesan los pasos que no llegan hasta el zaguán y entreabren el portalón. Pesan los avisos, las alarmas, las llegadas urgentes disueltas en la niebla del tiempo. Pesa la inexacta memoria que nadie reivindica. Pesan las noticias disueltas. Pesa el fratricidio de los herederos. Pesa la madera desgastada, carcomida, incolora. Pesan los clavos cubiertos de verdín. Pesan las ventanas ahuecadas que dejan entrever el vacío. Pesa la piedra resistente, el ladrillo que teje la fachada. Pesan las paredes cuyos monólogos permanecen incrustados en la cal. Pesan las confidencias de los muertos. Pesa la traición de los vivos. Pesan las tarimas levantadas. Pesan las escaleras quebradizas. Pesan las vigas que esperan el fin del mundo. Pesa la techumbre que cede a todas las incurias. Pesa el viento de la calle. Pesa el espectro de lo inexistente. Pesa la luz que se repartiría de igual forma sin llamador, ni casa, ni historia, ni aldea. Pesa el alma derrotada. Pesa la esperanza del transeúnte. Una, dos, tres veces. Cuatro incluso. Un sonido profundo que no despierta lo desposeído.
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Vaya, ya veo que sigues el rastro de viejos símbolos. Porque al final de todo aquellas utilidades que ahora llamas inútiles se han quedado en eso, en símbolos del pasado y del olvido. Hay muchos pueblos donde permanecen, aunque no en todos están como ése de la foto. Hay muchas puertas donde permanecen como elemento decorativo y honroso. Muy curioso tu rescate, aunque un tanto pesimista. Un abrazo.
ResponderEliminarSí. Pesa todo. Pesa la vida propia a esas alturas del desgaste; el olvido; el desamparo. Tantos años de vacío. Pesa la herrumbre entre los dedos, y sin embargo... ¿no tiene esa imagen acaso algo de heroíco, de noble? La dignidad de seguir en pie, pese a todo.
ResponderEliminarEs que es así, Juanjo. Por una parte dejaron de ser...pero es que hay que ver qué restos de pueblos quedan en esta España nuestra...
ResponderEliminarY ahí conecta con lo que dice paralelo49...la permanencia de la imagen: ¿heroicidad, nobleza, dignidad? Acaso simple inercia..."Estas ruinas, Flavio, que ves aquí, campo de soledad, mustio collado, etc..."
Buenas noches a ambos.
Entre tanta gravedad vital, ¿dónde la gracia?
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