"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 12 de noviembre de 2006

El revés y el derecho

Su cuerpo se ha recuperado algo esta noche. El agotamiento de ayer fue la consecuencia del cansancio de los últimos días. El cerebro se agota a veces más de lo debido, y traslada su pesadez al resto del organismo. Con frecuencia el hombre respira más hondo que de costumbre, suspira por sorpresa, se le caen los brazos y las piernas sin que nadie lo advierta o se detiene con la habitación de la memoria en blanco. Entonces desea oler una flor aromática, escuchar el silencio del viento o tocar la hierba con la palma abierta de su mano.


Su entrega al sueño ha sido su sometimiento incondicional a los sueños. Ese viaje nocturno ha ventilado su mente, ha oxigenado su sangre, ha distendido sus músculos. Allí él ha jugado con la hierba, un aire lejano le ha ofrecio una melodía, el olor de la flor perdura en su recuerdo desde la noche. Ha tomado un librito de Camus y en el relato titulado El revés y el derecho lee, por ejemplo:

"...Puedo decir, yo lo diré ahora mismo, que lo que importa es ser humano y sencillo. No, lo que importa es ser verdadero. Y entonces todo se da en ello naturalmente: la humanidad y la sencillez. ¿Y cuándo, pues, soy más vervdadero que cuando soy del mundo? Me siento colmado antes de haber deseado. La eternidad está ahí y yo la esperaba. Lo que ahora deseo ya no es ser feliz, sino tan sólo ser consciente.

Un hombre contempla su tumba y el otro la cava: ¿cómo separarlos? ¿Los hombres y su absurdo? Pero he aquí la sonrisa del cielo. La luz se hincha y pronto será verano. Pero he aquí los ojos y la voz de aquellos a quienes hay que amar. Me aferro al mundo con todas mis fuerzas, a los hombres, con toda mi piedad y mi reconocimiento. Entre este derecho y este revés del mundo, no quiero elegir, no me gusta que se elija. La gente no quiere que uno sea lúcido e irónico. Dice: Esto demuestra que usted no es bueno. No veo la relación. Verdad es que si oigo decir a alguien que él es inmoralista, traduzco que tiene necesidad de imponerse una moral; que desprecia la inteligencia, me da a entender que no puede soportar sus dudas. Pero es que no me gusta que se hagan trampas. El mayor valor consiste en mantener los ojos abiertos a la luz, así como a la muerte..."

El hombre se ha quedado mirando un horizonte ocupado por colores, geometrías y ruidos. Pero no los ve. Sólo ve el revés y el derecho camusianos hirviendo sobre sí mismo.

(La foto superior, la del revés y el derecho, es de Michael Barnes; abajo Albert Camus en una imagen archiconocida)

6 comentarios:

  1. Gracias Fackel, tu biblioteca debe ser excepcional y curiosa. La imagino enorme, regia y con muchas sorpresas.
    Ver a través del espejo
    Buenas noches

    ResponderEliminar
  2. Y laberíntica, Daniela, y laberíntica.

    Buena noche

    ResponderEliminar
  3. No sabía de este texto de Camus, tiene tantos. Lo buscaré. Gracias por comunicarlo.

    ResponderEliminar
  4. Camus sigue siendo un actual. La honestidad intelectual de este hombre es digna de ser tenida hoy en consideración. No sólo sus novelas más conocidas (La peste, El extranjero) merecen la pena, sino sus ensayos (Carnets)y un texto raro y desconcertante, pero lleno de claves: La caída. Reconmendable Camus, nos salva de la mediocridad de estos riempos. Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Qué curioso encontrarlo aquí.

    Hace apenas un mes recibí por correo postal " El reves y el derecho".

    Un amigo habló de este libro en su blog y tuvo el delicado, bonito, (cualquier adejtivo que escriba sonará a poco) de enviarmelo.

    ResponderEliminar
  6. Me faltó decir detalle.

    ResponderEliminar