miércoles, 30 de diciembre de 2015

Niebla: sólo calma, sólo distensión















Ha de llegar un tiempo en que sobren las palabras, las discusiones se abandonen y donde hubo intransigencia se instale una calma amable, leo -oigo decir- a Chantal Maillard. Algo así como el resultado del curso natural de la vida, al que con frecuencia se le aplica -la poeta lo impone- el término vejez. No podía ser antes, hemos estado ocupados en excesivas fantasías. Demasiadas aspiraciones (reducidas a cenizas), demasiados deseos (que no han cuajado), demasiadas vanidades (que han resultado fútiles), demasiadas tensiones (que han demolido edificios de convivencia), demasiado despilfarro del tiempo (fracaso de las presuntas responsabilidades) Aunque el nomenclátor de la existencia nos encajone a los vivientes en ciclos, uno vive también fronterizo. En ese espacio en el que se resiste a reconocerse más allá de sus anteriores posibilidades. Ese espacio al que se aferra porque no quiere oír hablar todavía de ciertas renuncias, de algunas incapacidades, de muchas carencias. Esa leve superficie que sabe pasajera e inestable pero en la que oscila entre las últimas tentativas del hombre que ya no es y la necesidad de una distensión que le aporte  temperancia.



(Fotografía de Mimmo Jodice)


martes, 29 de diciembre de 2015

Niebla: sólo borroso, sólo vengativo
















La niebla del tiempo transcurrido se instala implacable y probablemente persistente. Aunque perduren edificios (ya no los mismos) o sobrevivan espacios singulares (no con anteriores características) o nos encontremos con conocidos de toda la vida (supervivientes ya deteriorados) se alza de por medio una especie de borrosidad. La relación que establecemos con todo lo que hay fuera de nosotros -espacial y temporalmente- se convierte paulatina e imperceptiblemente en distancia. Nos esforzamos por dotar de escenas vivas al paisaje de la orilla de un río o a unas naves fabriles abandonadas, pero nos rendimos ante su evanescencia. Ponemos empeño en una conversación con antiguos vecinos que rehabilite vivencias, pero acabamos evocando lugares comunes, mientras observamos con prudencia el estado de conservación de los otros cuerpos. El transcurso del tiempo es vengativo. Nos devuelve un reconocimiento de personas y objetos cada vez más deleble. Siempre podemos reincidir en pensamientos melancólicos, tratando de aprehender con la fantasía lo desaparecido. Pero es efecto de la niebla. La antesala del olvido.






domingo, 27 de diciembre de 2015

Niebla: sólo leve, sólo angosto






















¿Y si al final, lo que queda es la levedad y su hondura? Una hoja que al caer roza mis hombros, las hormigas que suben por mi zapato, la sonrisa de un niño y mi reflejo, la mirada en tránsito que me busca como si me viera perdido. Si suple o releva los angostos discursos de los hombres, no lo sé. Pero tal vez lo leve esté ahí, para rehacer el sentido de las palabras. Para evitar su disolución.



sábado, 26 de diciembre de 2015

Qué paz en qué tierra para qué hombres y con qué voluntad




No es una geometría de Malevich o de El Lissitzky. Tampoco es un espacio sideral fantaseado para un film galáctico tan en boga. Aunque el trazo circular se alimente del cielo -intensidad de la luna u ocaso del sol- lo que achata la belleza del paisaje es la mancha negra. Flota en el océano como desprendimiento que es de otra mancha superior de la que se sigue desgajando día a día en tierra firme, más al oriente. Extraño navío de sombras, ahíto de miedo, alentado por una ciega esperanza. Quién iba a decirnos a estas alturas que las antiguas migraciones por los mares y las tierras de Ulises iban a repetirse más allá del relato de lo homérico. La mancha oscura va en busca de una Ítaca en otra parte porque ha perdido la Ítaca propia. Los viajeros del desarraigo navegan a la deriva aunque lleguen a una costa en cuyos territorios seguirán estando al pairo. La tierra original les ha sido negada y las nuevas tierras no les garantizan su afirmación.

Yannis Behrakis, de Reuters, desplegó su ojo heterotópico para captar una embarcación de exiliados sirios bajo el signo de esa marca sanguina. El lema paz en la tierra es puesto en cuestión una vez más por los navegantes forzosos. A este lado del océano serán considerados osados por unos, insolentes por otros, desgraciados por los más. La Europa tibia y confusa se hizo algún día de modo análogo, con el trasiego y el cruce de hombres dispares y de origen lejano, aunque entonces no tuviera nombre ni los mitos hubieran inventado todavía el toro de que se disfrazó Zeus para raptar a la mujer.



(Yannis Behrakis, considerado el mejor fotógrafo del año por The Guardian)




viernes, 25 de diciembre de 2015

Niebla: sólo cuentos, sólo hacedores
















En medio de un mundo de mitos obsoletos y de cuentos nefastos, subsiste el hombre hacedor. Nunca fue tan necesario que se reivindicara en su desnudez.  



(Fotografía de Toni Catany)


jueves, 24 de diciembre de 2015

Niebla: sólo buche, sólo vaciedad

















Los centros comerciales, los mercados y la calle exhiben estos días un trajín desquiciador. Como si estuviera a punto de decretarse el estado de la carencia, las gentes hacen acopio de lo necesario y de lo superfluo, de lo útil y de lo baldío, de lo sencillo y de lo aberrante. Mentalidad de un tiempo de vacas gordas, pero no aseguradas. No para todos, por supuesto. Obsesión por cargarse de objetos que sustituyan al sujeto.  Si nos coge el fin del mundo, que sea con el buche lleno, parecen decidir muchos. Sin embargo uno observa más ansiedad que distensión, más preocupación silenciosa que alegría explícita, más conducta de autómatas que de fraternidad, más inseguridad que fortaleza. Eso sí, hay un cierto ruido y ajetreo que pretenden rellenar los vacíos individuales y ocultar los temores colectivos. Ni siquiera la política, o acaso ésta menos que nadie, lo cual es bochornoso, proporciona márgenes de claridad mientras las sombras de sospecha entre tirios y troyanos pueden estar incubándose de modo abstruso. Al final, todo se reduce a las cuentas que salgan de lo que unos gastan y lo que otros se embolsan.  La euforia que los biempensantes se obstinan en proclamar no arranca. Tal vez eso sea bueno. La euforia suele tapar las miserias como un anestésico. Más letal.

(Mientras, me acuerdo cada año por estas fechas de lo que escribió Pasolini sobre ellas. No se anduvo con zarandajas: al pan, pan y al vino, vino, y el dedo en la llaga del mito adulterado al máximo) 




(Dibujo de Oleksiy Chekal para Gargantúa y Pantagruel)


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Diario del subconsciente





















Veintitrés de diciembre. Ayer mi madre estuvo toda la mañana con la radio puesta. A mí me aburría la tonadilla de esos niños huérfanos que cantan los números. Los días pasados mi padre había intercambiado participaciones de lotería con familiares y amigos. Las escribió a mano, con esa caligrafía que yo no logro imitar aunque él se empeña. Sería ingrato no reconocer las satisfacciones que me invaden. No ir a la escuela sobre todo, pero también la fantasía seductora de mi madre para estas fechas. Hoy me comprarán el extra del TBO y eso me tiene excitado. Ha dicho mi padre que será cuando salga de trabajar, entonces nos acercaremos al quiosco de la plaza. Mis padres creen que el tebeo es solo para entretenerme, pero yo intuyo que me enseña tanto como ellos y como algunos maestros. Es el tebeo el que me hace ver con claridad lo fantástico que fue aprender a leer. Naturalmente, mi madre y mi padre me ayudan a interpretar lo que no entiendo, e incluso tampoco a ellos siempre les entiendo. Pero les digo que sí, porque la frontera entre las buenas maneras y los toques de atención es muy borrosa. Mi madre, tan entregada en sus afectos hacia mí, es también algo misteriosa. Todos los días me habla de la caridad que propugna su religión, y no sé hasta qué punto incuba en mí un sentimiento de pena. Es muy religiosa, pero eso no quita que muchas noches busque en la radio la onda de una radio prohibida, la sintonice muy bajito y escuche con atención morbosa lo que comentan contra los que mandan en el país. No entiendo bien por qué lo hace, me desconcierta mi madre, pero no me inquieta. Cosas así van haciéndose también parte de mí. Mientras espero el TBO apuro algunos deberes, para camelar a mis padres y que se sientan cómodos conmigo. Algo me entusiasma de mí mismo, que jamás me aburro, aunque me dejen solo. Hay tantos personajes que me acompañan...




martes, 22 de diciembre de 2015

Niebla: sólo pasado, sólo presente
















Imposibilidad de huir del pasado. También, ¿o acaso sobre todo?, es nuestra casa. Seguimos ocupando espacios que se sobreponen, se cruzan, nos rozan, nos engullen. Nos acercamos a una estación de ferrocarril obsoleta y vacía, pero recorremos su ajetreo. Nos pegamos al decrépito caserón, cerrado a cal y canto, y escuchamos las voces del vecindario. Paseamos junto a los muros de una antigua fábrica azucarera abandonada y nos llega estridente el sonido agudo y continuo de la maquinaria y padecemos el trasiego de tractores que van depositando ordenadamente la remolacha embarrada salida de la tierra. Empujamos la puerta de un café a punto de demolerse y nos sumamos a la tertulia de fantasmas. Miramos fijamente la maleta de cartón que vende un chamarilero y nos vemos sujetándola para un viaje de noche. Estancias múltiples, lejanas, que se activan a golpe de memoria. ¿Será que volvemos a habitarlas? 



lunes, 21 de diciembre de 2015

Sombras del Ruedo Ibérico más que Luces de Bohemia





Sánchez-Ostiz nos recuerda en uno de sus artículos recientes un diálogo entre sepultureros en Luces de bohemia, de Valle Inclán.

"UN SEPULTURERO: Ese sujeto era un hombre de pluma. 

OTRO SEPULTURERO: ¡Pobre entierro ha tenido!

UN SEPULTURERO: Los papeles lo ponen por hombre de mérito. 

OTRO SEPULTURERO: En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo."

Visto el resultado electoral de ayer, hay siete millones ciento ochenta y dos mil tres españoles que, perdonando la corrupción y todo tipo de medidas antisociales de quienes han gobernado estos últimos cuatro años, siguen premiando al partido de los más mediocres y exterminadores. Complicidades. Ellos sabrán por qué.



(Ilustración de Cachondo de Jahvé)


Niebla: sólo solsticio, sólo renovación
















Le llaman solsticio, pero aquí es niebla. Ese episodio que parece incierto pero resulta firme. También es un signo. Pasa página el acabamiento de un ciclo. Comienza a incubarse uno nuevo. El florecimiento aún está oculto, sin exhibirse, haciéndose. Es una marca callada que se irá revelando en pequeños indicios. La naturaleza nos ofrece más o menos puntual su eterno acontecer. ¿Y los hombres? Aquí, entre la niebla, todo inseguro. Aunque a algunos les brillen los ojos por sus golpes de vanidosa euforia, las certezas parciales tienen también un rostro de incertidumbre. Se busca superar lo mortecino y uno quisiera que lo vivificante encontrara el camino de manifestarse. ¿Será posible, más allá de los comportamientos emocionales del momento? Ojalá (lenguaje de esperanza) Pero no sé (lenguaje de incrédulo)




domingo, 20 de diciembre de 2015

Niebla: sólo sed, sólo fecundidad
















Al abrir la ventana huelo a tierra húmeda, lejana. El día trae lluvia, muy fina, un calabobos. Lo que tiene esta clase de lluvia es que no es ruidosa ni demoledora. Es persistente, entra en los cuerpos sin que apenas se perciba. Pero impregna. Hoy, por lo tanto, es un día de lluvia generosa. Criadora, que dicen los campesinos. ¿Lo será a todos los efectos? Bienvenido todo aguacero fecundo que venza al desierto inhóspito. Aunque no sé.




sábado, 19 de diciembre de 2015

Niebla: sólo blablablá, sólo ayayay














Ese lúcido Octavio Paz diciendo "deberíamos someter el lenguaje a un régimen de pan y agua, si queremos que no se corrompa y nos corrompa" es la cita para mi día de reflexión. Ah, no, todos los días son de reflexión y de irreflexión, pues nos concentramos y nos catapultamos cotidianamente como usuarios del tópico y de la mentira. Que a mayores haya en ciernes un suceso periódico, como el de elegir una cámara de representantes del Estado, no nos vuelve más juiciosos. El peso del mundo de ilusiones y fantasías, hoy actualizado por el derroche inapelable de la influencia mediática, se impone especialmente al razonamiento coherente, a la prudencia del pensamiento, a la visión cavilosa. El juego está abierto, nuestra sociedad es una mezcla de casino, partida de cartas y juegos de chapas. Una y diversa en el espectáculo. No va más.     

(Seguiré dejándome influir por Octavio)



(Fotografía de Francis Joseph Bruguiere)



viernes, 18 de diciembre de 2015

Niebla: sólo niños, sólo libres













Los niños no son propiedad de nadie. De nadie. (No deberían ser) Pero muchos individuos y entes se erigen en sus propietarios. Padres, maestros, religiosos, partidos, el Estado, el mercado. A los niños se les invoca y se les mima para que sean medio y fin de los objetivos de una sociedad que no crece saludable. Ellos deben ser obedientes, aplicados, condescendientes, ordenados. Porque ellos son el futuro, dicen. Se necesita niños sumisos hoy para ser buenos productores, consumidores o parados mañana. Nadie proclama la enseñanza de la libertad en el niño. Aunque ¿se enseña la libertad? Acaso si se enseñara a los niños la libertad cabría la sospecha. Porque hoy todo el mundo habla de libertad prostituyendo el concepto y devaluando el término. Eclesiásticos, padres guay, grandes almacenes, el negocio del deporte, los juegos electrónicos, la publicidad. Sí confío en que alguien benévolo y con buen ojo, en una familia o en una escuela, les transmita mínimos. Sentido del respeto a los demás, tolerancia con la opinión del otro por muy opuesta que sea, afán por la actividad en equipo, iniciativa de búsqueda. No es fácil, pero es la única manera de sembrar para que más adelante exista otro tipo de individuos adultos. Acaso caigo en la absurda utopía.





jueves, 17 de diciembre de 2015

Niebla: sólo noche, sólo descontento












Dormir se convierte a cierta edad en algo peculiar y diferente, si no irritante. Pero ¿acaso no es distinto a su vez el acontecer de las horas conscientes? Yo unas noches duermo con largura, otras escasamente, otras me despierto y vuelvo a dormir de modo alterno, otras me desvelo con harto desasosiego, otras sueño con gran alboroto y olvido, otras me azuzan pesadillas que logro recordar después, otras son de tiempo que transcurre calmo, otras deambulo entre pensamientos, otras soy asaltado por ese estado que la testosterona produce en uno sin saber por qué, sin incentivo ni deseo alguno, y que me trae a mal traer en esas horas intempestivas. En fin, dormir y soñar, se convierte cada noche en una experiencia novedosa, extraña, entrañable, revoltosa, deudora. Y de pronto, al despertar, me siento ángel, probablemente caído, y me digo: he visto amanecer otro día sin otoño, tampoco invierno, sólo el de nuestro descontento (no sé si esto último lo dice Shakespeare en alguna obra)   


(Fotografía de Joseph Saudek)


miércoles, 16 de diciembre de 2015

Niebla: sólo uno, sólo vida











La pequeña muerte es lo opuesto. A diferencia de la muerte grande, la definitiva, en el instante único, insustituible, que arrebata al individuo tras sacudir el placer todos sus sentidos, algo nos deshabita y a la vez nos habita. Los franceses debieron darle un toque literario antónimo, pero nada hay más apartado de la muerte que la posesión de nuestra desposesión. ¿Podríamos llamar al instante simplemente desprendimiento? Dimensión intemporal, rompimiento, reconstrucción, ausencia. Parece que no estuviéramos, pero nunca estuvimos tanto dentro de nosotros. Libres de compromisos, obligaciones, responsabilidades, vínculos, males y dolores, somos nosotros en vida. Ni siquiera formamos parte del otro con quien retozamos, o acaso somos el verdadero otro que habita dentro de cada uno, el otro postergado, ignorado, desconsiderado, incluso marchito, que queda en segundo plano en nuestro interior y que no sale a relucir todos los días. El otro que grita al silencio, que se revuelve en las mazmorras de nuestras emociones, que se amputa en la parálisis de la condescendencia con la vida social. La llamada pequeña muerte es el triunfo del yo recóndito. Desaparecen memorias, desiertos, abismos, oscuridades. Sólo acampa el eco del placer por sí mismo. La manifestación donde se libera el ser, se vindica la materia de hombre, se reclama de su autenticidad. Se explaya total desde su singular clamor. En la pequeña muerte también estamos solos. Una soledad nutriente, dual, confirmante, que nos disuelve y nos rearma. Duele nombrar a semejante belleza como pequeña muerte. Es la gran vida. Un reflejo posible de una eternidad no medible.



(Fotografía de Jacob Aue Sobol)


martes, 15 de diciembre de 2015

Niebla: sólo mano, sólo sujeción















Una cara crece cuando una mano la sostiene. La turbación del roce da paso a la aceptación de la caricia. Una caricia tiene que sujetar, de lo contrario no pasaría de manifestar sino la levedad de una carantoña. Aunque en ambos casos sea la solicitud de algo y de alguien lo que centra la acción, hay un componente arquitectónico en la verdadera caricia. Dos individuos se conceden un tiempo de sí mismos. Se intercambian. Ceden a todo lo superfluo y se ponen en el lugar opuesto. Todo se detiene ante la mano que acaricia y ante el rostro que se deja acariciar. Incluso las palabras cesan, las miradas pueden ser prescindibles, la luz no es necesaria. Las fuerzas más imprecisas de dos cuerpos se ponen a prueba. Uno descarga sobre el otro su abandono. El otro se erige en equilibrio de una emoción compartida. La construcción es dual. La llama arde en cualquiera de los dos sentidos. La quietud iguala la intrascendencia de los géneros. Una mano crece cuando una cara se deja apuntalar.




(Fotografía de Jacob Aue Sobol)  


lunes, 14 de diciembre de 2015

Escéptica Jeanne





Lunes 14, después del domingo 13. Sé que estás esperando a que te comente algo, me dice Jeanne. Sólo puedo decirte que los riesgos no se conjuran de un día para otro, y menos porque te tapes la nariz para hacer lo que no deseas hacer. Jeanne siempre habla de modo un tanto críptico cuando no desea dar explicaciones, pero ella sabe que yo hago lo posible por interpretarla. ¿Ves? Yo no me siento aquí incómoda como otros, dice y señala el vagón de metro repleto de mundo. Así es, mundo, y pone voz a mi pensamiento, siempre he entendido que eso abstracto que llamamos mundo es sobre todo humanidad. Das el voto no para procurar que tus ideas sean defendidas, sino para evitar que otros utilicen los resortes de un gobierno para ir a peor. Siempre delegando, un mercadeo como otro cualquier el de elegir lo menos insoportable. Y lo llevo mal. Jeanne calla y mira alrededor. Gente que va al trabajo o deambula sin destino desde ángulos transversales y múltiples de la ciudad, personas de lenguas y facciones variadas y diferentes, miradas escépticas, olores entremezclados, labios silenciosos. Este es el mundo para el que dicen que se vota, me dice Jeanne por lo bajo, pero nadie lo tiene en cuenta. Porte des Lilas está cerca, Jeanne pone su mano cálida sobre la mía, me hace una mueca cariñosa, se dispone a tomar la avanzadilla de la salida en cuanto pare el tren.



(Ilustración de Yslaire para Sambre)


domingo, 13 de diciembre de 2015

El clima, pendiente del modo condicional y no del futuro.




Oh, la belleza y la fealdad recónditas de los modos y tiempos verbales. Oh, los errores casuales o intencionados. Oh, y lo que es peor, las correcciones que precisan pero oscurecen el panorama. Cómo se agarran a las formas verbales, cuando interesa, los grandes figurones de la política mundial. ¿Fue equivocación la forma de conjugación deberán en lugar de deberían que figuró al principio en el documento a firmar en la cumbre del clima de París ? Algo así debió aparecer primero: "Las partes que son países desarrollados deberán seguir encabezando los esfuerzos y adoptando metas absolutas de reducción de emisiones para el conjunto de la economía. Cada firmante deberá preparar, comunicar y mantener sus planes de recorte de emisiones de dióxido de carbono", según informa El País. No coló. El futuro simple fue corregido por el condicional. Como si no hubiera distancia entre proponer y conjugar usando un modo u otro. Como si el condicional fuera lo suficientemente fiable. Pero los chinos y los yanquis anduvieron listos matizando sus compromisos y obligando, por lo tanto, a cambiar el deberán por el deberían. Si el clima del planeta no queda acreditado en el modo futuro de verbo y va a depender sólo del condicional, ¿no cabe la sospecha de que no hay garantías definitivas para cumplir lo pactado en cuanto a no sobrepasar el 2% de la emisión de gases? Naturalmente, ¿quién soy yo para objetar a las grandes potencias desde mi defensa insignificante de los verbos? Me asaltan manías, dudas e incredulidad. El clima del futuro sigue siendo una incógnita, sospecho que su salvaguarda no está garantizada.



(Ilustración de Manel Vizoso, http://cachondodejahve.blogspot.com.es/ )



sábado, 12 de diciembre de 2015

Niebla: sólo eclipse, sólo invisibilidad












Cuánta sombra hay en un beso. Dos rostros, como dos planetas que se atraen pero se desconocen, proyectan opacidad el uno en el otro. En ese instante el eclipse hace desaparecer a los amantes en otras instancias de sus cuerpos. Ellos se pretenden totalidad y en el encuentro de las bocas dan lugar a una partenogénesis emocional donde también se relegan otras motivaciones. A partir de esa fusión ellos mismos han generado nuevos seres, no se sabe si más avezados o más retraídos, más plurales o más restringidos, pues toda aproximación nueva puede dar lugar a reacciones imprevistas e incluso contrarias a lo esperado. Pero el comportamiento de los cuerpos celestes es caprichoso. Pretenden obtener una luz única desde un apagamiento. Es fulgor, exhalación, deslumbramiento. Invisibilidad. 



(Fotografía de Anders Petersen)


viernes, 11 de diciembre de 2015

Niebla: sólo esfuerzo, sólo paso















Lejano queda el bosque, desenredada la maraña, desbrozadas las sendas, rebajadas las pendientes, sorteados los riscos, salvadas las nieblas, recogida la majada, completados los libros contables, mezclados todos los tintes, agostadas las jornadas, apagadas las ascuas. Tanto carácter y tanto esfuerzo derrochado para acabar llegando al no lugar del que nada se sabe, pero desde el que se viene.



miércoles, 9 de diciembre de 2015

Niebla: sólo poesía, sólo ebriedad















"Hay un poeta frustrado en cada hombre", hace decir Malcolm Lowry al beodo cónsul Geoffrey Firmin. Puede ser, pero, aparte de que la frase quede bonita, no lo interpreto. ¿Se frustra el poeta porque el hombre se frustra o porque el mismo hombre es extraordinariamente feliz? ¿O son los hombres frustrados precisamente los que sacan el poeta que tienen dentro para apaciguar su dolor? Estúpidas preguntas sofistas. Pero si uno no conjura sus quebraduras con el lenguaje de la poesía, ¿que otro exorcismo podría utilizar antes de entrar en choque con los elementos de la naturaleza? Parco o embriagado, el escribiente de nuestros días sale de sí para reclamar testigos o verse a sí mismo desde otra perspectiva. Hay más yoes frustrados de lo que parece en cada hombre, yoes sin rostro, sin definición, sin rumbo. Sin poesía.



(Fotografía de Francis Joseph Bruguiere)


martes, 8 de diciembre de 2015

Lo mejor del debate




A estos no les superan ni los cool, ni los modernos, ni los guay, ni los hipster, ni los crack, ni los corruptos, ni los aprendices de brujo, ni los carapintadas. Están magníficos en cada una de sus intervenciones y, en lugar de prometer cosas irrisorias y falsas, nos conceden bienestar emocional y garantizan relajación física. No como los figuras de ciertas tribus del Gran Circo Ibérico, que quieren hacernos creer que son diferentes y, lejos de aliviarnos, estomagan. Para mí lo mejor del anunciado show al que llamaron debate fue aprovechar mi tiempo para ver de nuevo un par de películas de estos verdaderos fenómenos del cambio. Los que salgan elegidos en el show electoral no les llegarán a la suela de los zapatos a estos magos del humor sincero.



Niebla: sólo gestos, sólo ocultación















Si me dieran a elegir entre una mirada torva o una mirada de sonrisa forzada, no sé con cuál me quedaría. En ocasiones hay más sinceridad en la primera y con frecuencia bastante decepción emana de la otra. Por supuesto, se despliega todo un abanico de gestualidad no solo en los demás, sino en mi propio ropero. Lo importante acaso es no convertir en crónico lo que puede ser agudo pero pasajero. Mientras, transcurrimos los días tratando de traducir los rostros y las palabras del prójimo. Y enarcando o distendiendo nuestras propias cejas. Al final, ¿sabemos algo del otro por el semblante que nos muestra? ¿O simplemente entramos en un juego de mohínes? Atracción y rechazo. Acercamiento y distancia. El torvo puede dejarse tomar por nosotros y el sonriente puede mantenernos a raya. Un ensayo de ocultaciones.  



(Fotografía de Francis Joseph Bruguiere)


lunes, 7 de diciembre de 2015

Mi amiga de ojos enrojecidos











Lunes 7, después del domingo 6. La vida tiembla cada día a nuestro lado. La tierra misma es vida y lo hace continuamente. ¿Por qué no habría de hacerlo cada expresión humana?, me dice mi amiga Jeanne. Está abstraída, me busca, se aproxima a ratos y a la vez me rehuye. No sabe cómo estar. Yo sé que está sobre todo en sí misma. Ensimismada estoy, sí, dice como si tradujera mis pensamientos. Lo difícil es entender el movimiento de los temblores, en la corteza terrestre y entre los humanos, le digo para apaciguar su nerviosismo. Ella estalla con una catarata de improperios. La gente es pusilánime, no sé si eso la vuelve más hipócrita. Disfraza su inhibición de crítica abstracta, qué digo crítica, ni siquiera eso, de queja, simple queja. No digo que la queja no esté justificada, pero quejarse y quedarse parado es ir contra la ley del temblor. Quejarse y dejar que otros enarbolen soluciones que no son es una trampa. El triunfo no es sólo de quienes aprovechan la indiferencia o la confusión o el error o la falta de decisión de todos. El triunfo es sobre todo el del accidente mismo, nuestra incapacidad para controlarlo, para modificar a tiempo un simple vector que puede llevarnos al desastre. Jeanne calla, me da la espalda. No sé qué decirle. Ahora comprendo, susurra, y añade: sólo cuando se tropieza y se cae y no se ven perspectivas de alzarse es cuando se comprende. ¿Demasiado tarde?

(El sol que entra por la mansarda de Jeanne es también tímido, pero dejamos que nos invada)


(Ilustración de Yslaire para su serie de cómic Sambre)  



sábado, 5 de diciembre de 2015

Niebla: sólo reconocimiento, sólo aliciente















No suelo prestar atención a ese tipo de individuos que creen saber todo y que dicen no sorprenderse por nada. En realidad les zahiere su cansina renuncia a saber más y a un jubiloso sentido de la admiración. Si se rasca la capa exterior de su insólita presuntuosidad, se advierte en ellos una envidia hiriente y un grado de frustración que les perturba. El asombro es la puerta de la admiración y ambas actitudes nos conducen al reconocimiento del valor de las cosas. Busquemos, pues, sin alharacas. Sin duda nos procuraremos así la pequeña sabiduría del goce. ¿No es suficiente aliciente durante la permanencia? 



(Fotografía de Francis Joseph Bruguiere)


viernes, 4 de diciembre de 2015

Niebla: sólo rescoldos, sólo permanencia















Tiempos de voces interiores más que de manifestaciones de exhibición. Ya no somos aquellos jóvenes lenguaraces que tratábamos de transmitir, con cierta euforia, nuestros asombrosos descubrimientos del mundo. O mejor dicho, nuestras particulares maneras de interpretar cada revelación. No tenemos ganas ya de hacer de misioneros en los hallazgos que aún se producen ante nuestras miradas personales. Y no porque éstos sean menos importantes, sino porque no buscamos tanto el deslumbramiento como la pequeña verdad de los rescoldos que contengan luz y calor. Más allá sólo sabemos desear permanencia y disposición. Sentirnos inmanentes con la vida amplia, esa físis que contiene la esencia de lo que somos nosotros, si somos.

    

(Fotografía de Francis Joseph Bruguiere)


jueves, 3 de diciembre de 2015

Niebla: sólo trampa, sólo repetición















Una partida que comienza, nada nueva, aunque lo parezca. Viejos y nuevos tahúres, unos fulleros y otros medianamente ingenuos, acaso nadie inocente, se reparten las cartas en busca de ases. Pero la trampa es parte de la geometría de la mesa de juego, donde las reglas están establecidas para que ganen los viejos jugadores de siempre. Hay cartas nuevas, pero con valores antiguos. Los naipes están marcados para que siga corriendo el mismo negocio y se produzca análoga defección. Es tan sonoro como evidente el ruido de la mentira que resulta incomprensible que muchos vuelvan a sumarse al juego dando apoyo a los más granujas. Pero es lo que da de sí esta sala de juego que habitamos. El humo palabrero de la velada invadirá el antro tabernario y ocultará una vez más la realidad a nuestros ojos torpes. Picas, corazones, tréboles y diamantes...¿o prefieren oros, copas, bastos y espadas, por eso de ser tan nuestras? Sea cual sea el palo nada en el fondo queda al azar en esta partida de necios. Otros seremos los perdedores.



(Fotografía de Francis Joseph Bruguiere)



miércoles, 2 de diciembre de 2015

Más allá de las aguas. Sohrab Sepehrí





Cuando moraba
                     el saber a la orilla del agua,
el hombre,
      en la pereza tierna de los prados
                                                   gozaba de azules filosofías.
Su pensamiento seguía el trazo del ave.
Su pulso latía con el pulso del árbol,
y él estaba sometido a la ley de la amapola.
El denso sentido del río
                     se agitaba en las profundidades de su verbo.
El hombre
            dormía
                     en lo hondo de los elementos.
Antes que el alba del miedo
                                                                        se despertaba.

Pero a veces
la extraña canción del crecimiento
                 envolvía las frágiles articulaciones
                                                                              del placer.
La rodilla de la ascensión
                 se hincaba en el polvo.
El dedo
de la evolución, entonces,
                 se quedaba solo
                        en la exacta geometría de la pena.




Me apetecía adjuntar este poema del persa Sohrab Sepehrí (Kashan 1928-Teherán 1980) Lo he extraído del libro Todo nada, todo mirada, publicado por Ediciones de Oriente y del Mediterráneo.



(Fotografía de Angèle Etoundi Essamba)


martes, 1 de diciembre de 2015

Niebla: sólo verborrea, sólo ignorancia



"En la fiebre de la palabras, bebamos el agua del saber", canta el poeta persa Sohrab Sepehrí. Si más allá de la enfebrecida bocanada de verborrea no percibimos un punto de verdad, ¿dónde hallaremos el conocimiento elemental de la palabra válida que nos permita, si no comprender todo, al menos distinguir lo suficiente? 



(Dibujo de Sohrab Sepehrí)

lunes, 30 de noviembre de 2015

Niebla: solo afectación, sólo indolencia





Hay quien vive en una aflicción permanente. De la misma manera que hay quien no parece sentirse afectado por nada. Entre ambas orillas, una marea de mortales vive a trompicones procurando como puede no ser víctimas de afectaciones ni viciosos de indolencias. Pero ese grueso social adolece de un grado elevado de dejadez que se convierte en dejación. No te preocupes que otros lo harán por ti, parece ser una máxima extendida en tiempos de compraventa de servicios como jamás ha existido antes en la historia. Sin darse cuenta de que si no se participa o se controla otros harán de su capa un sayo con lo público pero también con tu propia existencia. Se empieza concediendo a manos ajenas aquello que nos pertenece y se acaba en el despojo. Cuestión de tiempo.   



(Dibujo de joven apesadumbrado, Anónimo del siglo XVII)


domingo, 29 de noviembre de 2015

Niebla: sólo oscuridad, sólo trueque




















Aquel gato callejero y yo nos asustamos mutuamente. Ni él andaba por los tejados ni yo transitaba el asfalto. Era como si ambos nos hubiéramos pillado fuera de ubicación y estuviéramos a punto de caer en reproches. Fui comprensivo y él de buena aceptación. Durante un tiempo el gato negro me dejaría deambular por su territorio y yo a cambio le prestaría el sofá para que dormitara ante el televisor. Al fin y al cabo, puesto uno a vivir oscuridades prefiere contemplar la luna más que reconcomerse con esta sensación de no salir del subsuelo cotidiano.



(Chapa de latón de Adolphe Léon Willete)


sábado, 28 de noviembre de 2015

Niebla: sólo inanición, sólo desgaste













Víctima de mi propia hambre y de mi propia sed he sido toda la vida un antropófago. No soy metáfora de nada y nada puede convertirse en una alegoría para explicarme a mí mismo. En el lento camino de la comprobación me he tirado del pelo, restregado la barba, pellizcado la carne, frotado los lóbulos de las orejas, mordido los labios, estrujado los dedos, lamido la piel, acariciado la sangre, arañado los nudillos, tragado salivas, aliado a unas bacterias y combatido a otras, devanado fantasías, quemado neuronas, desgastado miradas, bebido lágrimas, ahogado apetencias, abortado pensamientos, enfurecido y debilitado alternadamente impulsos. Y todos esos ejercicios, sinónimos de una irracional rebeldía y de un instinto insatisfecho, habla del hombre mejor que cualquier figura del lenguaje o que una rebuscada interpretación de los sueños. Destino por el cual ese hombre se apodera de otro hombre dentro de mí mismo y lo devora. 



(Imagen pictórica de Peter Paul Rubens)


viernes, 27 de noviembre de 2015

Mi amiga al viento


Viernes 27. Mi amiga Jeanne ha abierto la ventana del amanecer al frío. De pronto la miro y me parece que entra en una metamorfosis. Sé cómo piensa pero no me esperaba el desafío. Yo no creo en las banderas, pero siempre dejo el margen a que una de ellas pueda representarme un día. Jeanne parece tenerlo más claro. Desinhibida, hermosa, enérgica. Si todos van hoy del uniforme que impone el que manda yo no, me dice. Yo voy más allá. Jeanne siempre ha sido tan alternativa...



(Ilustración de Yslaire para su serie Sambre)


jueves, 26 de noviembre de 2015

Comprad, comprad, malditos



¿Cómo? ¿Que todavía no se ha precipitado usted a los grandes almacenes? ¿A qué espera? ¿No ve que se va a perder lo buenobonitobarato? ¿No entiende que se va a quedar sin nada? ¿No sabe que lo va a lamentar? ¿Va a poder dormir tranquilo las próximas semanas si no viene a nuestros bestiales descuentos? ¿Va a desperdiciar esta oportunidad única y generosa del mercado? ¿Permitirá que otros se lleven nuestras ofertas a manos llenas? ¿Dejará de pasar la ocasión de llenar su vida con los mejores productos? Pero hombre, si sabe perfectamente que usted no es tonto y que siempre es primavera: aproveche las ventajas del viernes más viernes de todos los viernes. Es un consejo de la Dirección General de Listos (Versión española)



(Ilustración de Manel Vizoso)


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Cuento en que se cuenta lo sencillo que era todo entonces




Érase que se era un país que desfilaba un día sí y otro también. Se diría que los hombres que poblaban su territorio hubieran nacido para desfilar. Si había procesión, salían los soldados a acompañar respetuosamente los ritos sacros. Si había exaltación del jefe de jefes, salían los soldados con sus pertrechos a mostrar su disciplina y lealtad. Si venía de visita el rey del Gran Reino, salían los soldados a rendir honores y presentar armas.  Si había que mantener el orden, salían los soldados a mantenerlo. Si había que defender la patria, según las arengas de los altos mandos, salían los soldados a hacer que la defendían y cantaban aquello de que derramarían hasta la última gota de su sangre en el intento. Todo era sencillo y generoso entonces, y la gente salía a la calle la mar de contenta a ver desfilar a los soldados. Fin.



Niebla: sólo apuntes, sólo mano
















Que una mano tuya haga sobre el papel (y aquí vale incorporar también cualquiera de las técnicas modernas al uso) sin que se entere la otra mano. Parece una máxima profética, pero apenas es sino instinto y necesidad. La mano intermediaria, más que ejecutora. Que pergeñe notas en un pentagrama, que dibuje rostros o árboles, que plantee ecuaciones, que proyecte geometrías, que escriba memorias, que diseñe perspectivas, que relate acontecimientos, que cante al amante, que registre datos. Si me apuran, que haga papiroflexia creativa. Que lo que haga esa mano sea tomar apuntes de cada paso vital que das. Aunque el ejercicio sea exclusivamente para uno mismo y no vayas más allá de tus límites. Una mano hábil para tu ratificación y, sobre todo, para tu íntimo goce.



(Fragmento del fragmento del cuadro citado en la entrada anterior)


martes, 24 de noviembre de 2015

Niebla: sólo soga, sólo fatalidad
















Piensas pero te apropias de lo que escribes. Escribes pero hurtas las palabras. Hablas pero adulteras las expresiones. Matizas pero revuelves los pensamientos. En ese circuito no eres sólo ni por separado ninguno de ellos. Has abierto la puerta a un recorrido que va de dentro a afuera con un retorno que te sobrecoge gozosamente. Cuanto lees son voces multiplicadas. Pero cada autor reduce aquellas voces a su visión y escoge. Ambivalencia: tiempos y personajes, conductas y relaciones, paisajes y soledades llegan a tu alcance a través del transmisor que escribe. Pero éste ¿ha escrito todo tal como era o como a él le ha parecido? La pregunta tiene un valor de consideración relativo. Lees, piensas, escribes, comunicas haciendo de intermediario. Todo nos llega por otros y tú te construyes como otro incluso dentro de ti mismo. Tú lector, tú pensador, tú escribiente, tú narrador oral, tú nuevo transmisor en la precaria medida de tus posibilidades recibes y cribas, desparramas y eliges, acumulas y dudas. La cuerda serpentea y se estira, la atas en corto o la dejas fluir, te enredas con ella o pendes sobre los misterios. No hay fin una vez la has desenrollado y sabes que para siempre será tu soga fatal.



(Fragmento del cuadro Un filósofo escribiendo,  de Juan Dò, también conocido como el Maestro de la Anunciación a los Pastores) 


lunes, 23 de noviembre de 2015

Niebla: sólo viajeros, sólo destino
















Todo el mundo se mueve, pero nadie se ubica donde debería hacerlo. Van a pasar trenes ficticios y los viajeros se subirán una vez más equivocadamente a ellos. Se fiarán de los altavoces, interpretarán a su manera la pizarra electrónica de llegadas y salidas, leerán a la carrera el rótulo de los vagones, adquirirán el billete erróneo. Todos querrán subirse al tren que les traslade al destino imaginado, e incluso anhelado, aunque no sepan con claridad su nombre. Ya emprendida la marcha les asaltarán las dudas sobre a qué estación querían dirigirse y descubrirán que no está en la dirección que va el tren. Será tarde para reclamar a los empleados del servicio, que se sentirán aliviados una vez más por lo bien que han montado el recorrido. Los viajeros, confusos, volverán a comprobar de nuevo que el tren que han tomado no va a ninguna parte. Y que de momento se lo tragará la niebla, con todos ellos dentro, sin saber por cuánto tiempo. 



domingo, 22 de noviembre de 2015

En ninguno de los nombres




Es de agradecer que estas jóvenes seguidoras de una religión monoteísta salgan a la palestra con tal mensaje. Y que ayer en Roma, Génova y Milán los musulmanes se hayan manifestado bajo la misma consigna. ¿Han tomado una iniciativa decidida frente a los más violentos? Y a su vez, ¿estarán valorando la procedencia de tanta agresividad fanática? ¿Ahondarán en las raíces de los pensamientos que se reclaman de la verdad y lo absoluto y que alimentan las ideas cerradas y fanáticas? ¿Reconsiderarán las aspiraciones al dominio y la conquista que hay en el seno de las doctrinas, con todas sus consecuencias, medios y fines? ¿O se trata de una pose, no digo que no sincera, para la coexistencia pacífica? Mira que el poeta Omar Jayyam, materialista y dudosamente religioso, hace casi diez siglos ya cantó:

"¿Hasta cuándo mezquitas, ritos, templos del fuego?
¿Hasta cuándo hablarán de infierno y paraíso?
Mira que en su tablilla el dueño del destino
escribió en un principio cuanto habría de ser"

Nunca en el nombre de fantasía u objetivo alguno debería cundir la maldad y el crimen. Ni en el nombre de ningún dios ni en el nombre de ninguna excelsa idea ni en el nombre del dinero y el productivismo desenfrenado. Pero ya vemos que los hechos anulan lo potencial haciéndonos infelices.  



(Fotografía tomada de Il Manifesto)


sábado, 21 de noviembre de 2015

Niebla: sólo bondad, sólo maldad





Un niño de apariencia dulce invita al acogimiento. He ahí la edad feliz, se dirá. La edad de la pureza, de la bondad natural, de la alegría ilimitada, nos decimos ante su presencia envidiada. Nos gusta verle así, porque también es sinónimo de que está bajo control de sus mayores. Pero ese mismo niño tiene su lado posesivo y lo oculta. Balbucea su tono discordante y lo impone si no logra algo.  Echa mano de reacciones crispadas, cuando no agresivas, como mecanismo defensivo, ¿o acaso al ataque?, a medio camino entre la confusión y la leve claridad que va obteniendo por la experiencia. El otro rostro que exhibirá para liberar su tensión revuelta, sin medir ni comprender el riesgo que corre con sus efectos. Una voz discrepante acaricia al niño: no, en el niño no cabe la maldad, clama con énfasis protector. El niño lo oye y sonríe maliciosamente, se acopla manso a su valedor, se enroca en una cameladora inocencia, controla y reprime su turbiedad. Cuánta sabiduría del instinto. Empieza a comprender que la sociedad en que se inicia también admite la maldad y convive con ella. No sospecha hasta qué punto también se ha ideado el castigo.




jueves, 19 de noviembre de 2015

Niebla: sólo apropiación, sólo espectáculo






















Sólo el hombre es capaz de hacer espectáculo del dolor. No sólo lo hace como ejecutor del crimen. También como partidario de la víctima. Incluso hay víctimas supervivientes que se prestan a ello. El espectáculo pasa a primer plano por encima del dolor. Si las miradas se concentran en el árbol donde enfoca la cámara no alcanzarán a ver la dimensión variada y compleja del bosque. Miopía de la vida. Carencia de ejercicio visual. Negación del paisaje. Pérdida. Los pastores reconducen al rebaño, antes de que empiecen las preguntas. La voz es entonces unísona, ajena, alterada, suplantada. El hombre cede al elenco del espectáculo y la dirección toma las riendas. De ahora en adelante la íntima manifestación del dolor (duelo) que antes permanecía en el regazo de los dolientes cambiará de mano. El espectáculo lo suplirá. Se hará cargo. El espectáculo ofrecerá su versión del duelo. El espectáculo decidirá cómo y cuánto debe dolernos la acción alevosa de los hombres. El espectáculo encauzará las quejas, diseñará los ayes y pergeñará las lágrimas pasajeras. El espectáculo nombrará a la vida como muerte y a la muerte como vida. Espectacular apropiación. Y el ganado aceptándolo. Un amigo me suele decir: nos lo quitarán todo. Están en ello.




(Pintura de Jan Gossaert, Mabuse)


miércoles, 18 de noviembre de 2015

La liberté ¿est un monument indestructible?




Corre hoy por los medios una foto de la fachada de Bataclan donde se ha colgado una pancarta que dice: "La libertad es un monumento indestructible". Suena bien. Emociona. Consuela. Expresión de modesta épica. Pero ¿estamos seguros de que es así? Es lo que tienen los conceptos que se pretenden absolutos: los pone a salvo la propia consagración de la palabra. Pero en la historia y vida cotidiana el ejercicio de la libertad suele quedar minusvalorado, maltrecho e incluso anulado. Un ejemplo de hoy mismo. En nombre de la seguridad nacional, el gobierno francés ha suspendido las macromanifestaciones previstas para la Cumbre Mundial del Clima que empieza en París a finales de mes. Nada de protestas cívicas en la calle, nada de presiones sobre los gobiernos, nada de exteriorizar criterios discordantes en torno a un asunto de primordial importancia en el mundo como es que nos jugamos la situación del medio ambiente, luego el planeta, y que hay que llevar a cabo cesiones y tomar decisiones tajantes entre todos los países. Suspendiendo un derecho de expresión ciudadana ¿mata dos pájaros de un tiro el gobierno galo? Reflexión: en el futuro vamos a presenciar una pugna entre orden y seguridad, por un lado, y ejercicio de los derechos democráticos, por otro. La Marsellesa, que tanto se entona con vigor y significado compartido, no sé hasta qué punto nuevo y en qué dirección, ¿no quedará devaluada si las democracias se ven tocadas desde dentro de casa? Los yihadistas criminales tienen que estar frotándose las manos al ver cómo influyen indirectamente. Al fin y al cabo ellos no creen en los derechos democráticos ni por asomo.



Niebla: sólo observación, sólo duda






















El hombre está ahí. Es casualidad pero es cuanto se tiene a sí mismo. Observa desde la primera mirada ligera. Luego, con los años, aguza su visión, la enriquece y cree ir entendiendo algo. Pero poco a poco los paisajes cambian, las figuras se mueven, los rostros se difuminan. Lo que ayer le parecía un aserto hoy es mero contorno indescifrable. Y vuelta a empezar, pero no ya desde la mirada espontánea y limpia. Ahora tiene que pelearse con la deformación de lo que antes ha visto, sin saber qué parte de aquello le sirve para una observación correcta de lo que va llegando. Handicap: no saber contemplar. Confundirse en la disposición para mirar. No ser capaz siempre de tener ojos nuevos y receptivos. Fragilidad al seguir asaltado por dudas respecto a la posición de los objetos o incluso de la esencia misma de cuanto ha crecido en derredor, se llamen estos ideas, conceptos, afirmaciones, definición. La niebla, hábitat del hombre.  



 (Imagen de El Lissitzky)


martes, 17 de noviembre de 2015

Niebla: sólo silencio, sólo griterío












Entre el silencio y el griterío permanece la estupefacción. Se dirá que el silencio es más prudente, pero ¿es silencio reflexivo o silencio de pánico? Se dirá que el griterío es más valiente, pero ¿se trata de una expresión justa o es una batahola desafiante? Me niego a participar de las banderías vociferantes, me resisto a recluirme en el miedo que me anule. La niebla me hace pasar desapercibido todavía. Rechazo instalarme en el pasmo ridículo. Mamá no vendrá a salvarme (voz interior)





lunes, 16 de noviembre de 2015

Niebla: sólo discurso, sólo impotencia




No me quito la vieja impronta rabiosa, cultural, cuando escribo algo largo sobre el mundo (no tan largo) No me vacío de mi propio cesto de frutos inmaduros (por más que intento explicarme no logro catar la sazón adecuada) No me gusto cuando pontifico (no obstante haber procurado el alejamiento de tal actitud dominante) No me deja feliz bucear en el marasmo y la confusión (cuando emerjo mi mente sale embadurnada y esa sensación de no tocar nunca el fondo me agobia) Pero, protegido por la niebla benefactora, me exulto ante el hallazgo de una pequeña piedra que tallo en sillar que transformo en basamento que sueño que levanto en edificio, siquiera de modo circunstancial. Hasta que envejece nuevamente el material.



domingo, 15 de noviembre de 2015

¿Son estos los cómplices, los infieles, los paganos, los idólatras, los culpables...?




Ha dicho el portavoz de los asesinos de la gente de la fotografía para justificar su criminalidad: "En Bataclan se reunían cientos de idólatras en un acto de perversidad". Los obtusos idólatras que han matado con el nombre de Alá y de Siria o Irak en la boca se permiten decir eso de la pléyade de gente joven y guapa que asistía a un concierto o cenaba en uno de los restaurantes tiroteados. ¿No serán precisamente tales características lo que ellos perseguían a sangre y fuego, más allá y además de su táctica y estrategia decididas en instancias siniestras? ¿Les incentivaba su envidia y odio a unas formas de vida más liberales y abiertas que las suyas? ¿Era la belleza lo que odiaban? ¿Sólo iban contra franceses? ¿No se han enterado todavía de lo del intercambio de ciudadanos o, si se quiere, de los efectos multiplicadores de la globalización? Contabilizas la nómina funesta de víctimas y salen tunecinos, alemanes, españoles, mejicanos, rumanos, belgas, portugueses, congoleños, británicos, italianos, argelinos, marroquíes...y franceses, obviamente. ¿Todos ellos paganos, infieles, culpables? ¿Todos ellos cómplices de los movimientos torpes de los gobiernos europeos? El presidente del gobierno español, con esa elevada decisión y clarividencia a la que nos tiene acostumbrados, soltó ayer una de esa frases que repite y que no salen de él: "No estamos ante una guerra de religiones". Puede ser, aunque también. Porque siempre estamos ante la permanente guerra del oscurantismo contra la laicidad y la sociedad civil. Aunque evidentemente, en ese juego siniestro haya más hondas intenciones cruzadas de alto nivel político, una práctica del dejar hacer por aquello de que si las cosas van peor los gobernantes obtienen más cheques en blanco de los gobernados y una reconfiguración geoestratégica de zonas del mundo donde el petróleo y otros negocios van a ser más decisivos todavía en el futuro. Como sospecho, nada sencillo el tema. ¿Nos limitaremos a poner velitas y a decir que también somos París o Charlie cada vez que haya un crimen de esta dimensión? ¿O empezaremos a enterarnos mejor de lo que hay tras toda la política que se mueve en nuestro nombre y a nuestras espaldas y exigiremos claridad? Por supuesto, que no me cuenten cuentos los candidatos que afinan su verborrea para las elecciones de diciembre. Hoy por hoy ni a los viejos ni a los nuevos les creo, porque pienso que no saben ni por dónde se andan. Y si lo saben, peor. 


http://www.repubblica.it/esteri/2015/11/14/foto/parigi_sotto_attacco_le_storie_delle_vittime-127381133/1/?ref=HRER1-1#1



(Cuadro fotográfico tomado del diario La Repubblica)


Niebla: sólo cadáveres















Hoy he tenido un gesto de bondad. He acogido a una hoja marchita que me ha caído encima de un plátano de sombra. La dejaré sobre una estantería, la colgaré de un cuadro, la pegaré en un álbum. Eso es lo que sabemos hacer: acoger muertos. Pero al menos esa clase de cadáveres no huelen ni sobrecargan nuestra conciencia. No quiero pensar que la necrofilia sea una obsesiva forma de amor.



sábado, 14 de noviembre de 2015

Más Voltaire




¿Os habéis dado cuenta de lo simbólicos que son los lugares de los atentados de París? Un café, un estadio de fútbol, una sala de espectáculos. ¿No son representativos de una forma de vida occidental abierta y comunicativa? ¿No han sido elegidos por el fundamentalismo islámico porque representan todo lo contrario de la ideología y las formas de vida que los bárbaros y energúmenos desearían imponer? Por supuesto que Europa puede suscitar muchas críticas, empezando por las que hacemos aquellos a quienes desde casa no nos gusta la deriva que está tomando la UE, por supuesto que hay un pasado colonizador y un presente intervencionista poco acertado, por supuesto que nuestros usos y costumbres tienen doble rostro, pero si quitamos todas las capas de la cebolla que somos ¿quién de nosotros no se siente identificado con la libertad, el hedonismo y el sentido de disfrute que representan charlar en una terraza de bar, escuchar música en público o contemplar un espectáculo deportivo? Lugares de encuentro no solo de los individuos en agrupamiento, sino también del encuentro y la evolución interior de cada uno. Cada individuo sabe o debería saber si aquello a lo que asiste o de lo que participa es alienante o liberador para él, y con frecuencia ambas características van asociadas, pero la posibilidad real de elegir, el ejercicio de las prácticas del descanso y el sano ocio, la comunicación y el intercambio, la mirada y la reflexión, la intervención en lo colectivo y la opción de disentir, que no son exclusivas de Occidente, pero que el Occidente laico ha sabido mantener frente a las religiones opiáceas (en el sentido marxiano) es algo irrenunciable. Es la opinión de alguien que no es proclive de acudir a actos de masas y de delegación mental. Uno no puede ser ingenuo y creer que el terror presente es mera cosa de intolerantes. La intolerancia, más bien, está al servicio de intereses oscuros, revueltos, de ámbitos políticos que mueven los hilos y tratan de influir, quebrando la convivencia para que la ciudadanía a su vez presione sobre los gobernantes. Pues bien, la respuesta al terror y la barbarie no debe ser la restricción de los derechos de la ciudadanía. Habrá quien traduzca su pensamiento maduro en reacción emocional y conceda su voto a otros fundamentalistas de signo opuesto en nuestros países, algo sumamente peligroso si llegan a controlar los resortes de poder. Pero en la inteligencia e independencia interior del hombre está la capacidad de elección. Necesitamos más Voltaire. Mantener y recuperar la libertad de criterio, la riqueza de la expresión, la capacidad de participación. Mirada despejada frente a las tinieblas. Uno desearía que no volviera el mundo viejo con su rostro de barbarie, por muy mundo viejo nuestro que nos digan que sea. No sé si es mucho pedir, no sé.


¡Bataclan vive!


(Un par de comentarios de Voltaire en su Tratado sobre la tolerancia:

"...¿Y con qué cara podemos reprochar a los paganos haber hecho tantos mártires cuando nosotros hemos sido culpables de la misma crueldad y de las mismas circunstancias?"

"...Es preciso, por lo tanto, que los hombres empiecen por no ser fanáticos para merecer la tolerancia")