lunes, 27 de febrero de 2023
Tierna, sincera y resistente Maruja Torres
viernes, 24 de febrero de 2023
La chica de la gorra
miércoles, 22 de febrero de 2023
Conviene escuchar la palabra profética de Pasolini
"Cuántos obreros, cuántos intelectuales, cuántos estudiantes han sido mordidos de noche por el vampiro y, sin darse cuenta, se están convirtiendo en vampiros a su vez".
Esta opinión de Pier Paolo Pasolini, expresada en un artículo en la revista italiana Tempo en agosto de 1968, yo la leo actualizada. Y es que hay un vampirismo recóndito en la prensa y televisiones, en los blogs, en las redes sociales diversas, en foros pontificales y en la opinión pública que causa espeluzno.
Pálpese la piel cada cual y esté al tanto de la dentellada. Por si acaso.
domingo, 19 de febrero de 2023
Va para 84 años que el perdedor Antonio Machado murió
miércoles, 15 de febrero de 2023
Dos cabalgan en multitud
* Fotografía del mosaico que representa la batalla de Issos, entre Alejandro Magno y Darío III. Procedente de la Casa del Fauno de Pompeya se halla en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
lunes, 13 de febrero de 2023
Tacto del amanecer
viernes, 10 de febrero de 2023
Un poema al estilo de Abu Nuwás, más un poema suyo.
Haces de tu cuerpo un cáliz oferente
alzado a todas las naturalezas.
Cultivas tus sentidos cual creciente vid
para que ellos, entregados, te proporcionen su escancia,
unas veces amarga, otras ácida, en tantos momentos deleitosa.
Dices: los arrayanes me acogen amables,
la música me mece placentera,
el vino dialoga con mis entrañas,
las palabras ingeniosas me entretienen,
perfilados labios se me ofrecen
y destilan toda su substancia para los míos.
Proclamas: qué me importa el final
si solo sé que existo hoy.
¿Te parece poco el obsequio de la vida?
¿No forman tus anhelos una adarga protectora
contra los inclementes actos de los hombres?
¿No son tus goces los que armonizan
pensamiento y sensaciones?
Sabio tú, si impasible al riesgo
desprecias la mano destructiva
que impide hacer del orbe un edén.
Cuántos te han reconocido
a pesar de las injurias de quienes te consideraban el enemigo.
Cuántos aún descubrimos en tus pasos
que no se puede jamás traicionar la materia
de la que estamos hechos.
A continuación un poema rompedor e iconoclasta de Abu Nawás, al que no se le ve ninguna intención de seguir yihad alguna, ni religiosa ni guerrera.
Hombres, ¡a mí qué me importan
las espadas o los combates!
Yo sólo sigo a una estrella:
la del placer y la música.
En mí no confiéis,
pues soy de aquellos que rehúyen
encontronazos y embates.
Cuando veo el enemigo
salto sobre mi potrillo
con las riendas colocadas
por el lado de la cola.
No sé cómo es un arnés,
ni un broquel, ni un alfanje.
Todo mi afán es saber,
cuando sus guerras estallan,
por qué camino escapar.
Si de juergas se tratara,
de beber vino sin mácula
o de pasarme la noche
junto a vírgenes luciendo
sus vestidos de luto negro
me veríais con razón
como héroe de los árabes.
En homenaje al poeta Abu Nuwás, (Ahvaz, Persia, 756/762 a Bagdad, Califato abasí, 810/815)
martes, 7 de febrero de 2023
La historia natural y no natural de la destrucción
jueves, 2 de febrero de 2023
Báquicas
El vino es ingerido desde los primeros cultivos de vid de la humanidad urbanizada. Antes ya existirían otros sucedáneos, de otras plantas, cuyos brebajes tuvieran acción física sobre los cuerpos. Probablemente, unos y otros configuraran un simbolismo a la vez que persiguieran el efecto eufórico que permitiera sobrellevar la vida cotidiana. Aquellas prácticas -físicas y simbólicas- permanecen entre nosotros, con sus matices, ignoro si más o menos sagrados.
Griegos y romanos fueron fieles cultivadores y consumidores, tanto en el ejercicio de ingerir como de conceder al vino un valor superior. Para ello crearon su dios particular, con su genealogía y los relatos de hazañas. Para los griegos, Dioniso; para los romanos, Baco. "Dioniso: dios del vino y de la inspiración, pero también del rapto y el delirio místicos", describe Ramón Andrés en su Diccionario de música, mitología, magia y religión.
Vino como vehículo de la celebración festiva, otorgando a la sustancia su carácter sacro. Heráclito en uno de sus Fragmentos: "De no realizarse en honor de Dioniso, vergonzosos serían sus procesiones e himnos fálicos. Mas uno y el mismo son Hades y Dioniso, por quien deliran y celebran frenéticas fiestas". Tenía claro que la embriaguez y sus excesos desafían el culto benevolente a los dioses para ser pasto del desenfreno maligno, territorio demoníaco, y Heráclito lo critica tajantemente. Porque ¿no representa acaso la muerte lo demoníaco y Dioniso la vida enriquecida y abundante?
Hesíodo y su tratado completo, que se me antoja de un saber vivir y comportarse en la sociedad agraria griega, denominado Trabajos y días hace esta recomendación: "Jamás desde el amanecer hagas libaciones de vino tinto a Zeus ni a otros inmortales con las manos sucias, pues no te escucharán, sino que reprobarán tus súplicas". Podría interpretarse en nuestros días y el que tenga disposición a ir más allá de una exégesis literal que tome nota.
No podía faltar a la cita Ovidio en uno de sus detallados consejos de Arte de amar: "Así pues, cuando tengas ante ti / los dones de ese Baco ya escanciado, / y una mujer comparte el común lecho". Cómo has de seducirla en el banquete, titula el apartado nuestro vate. ¿No parece la imagen de un filme o de una cita común de nuestros días?
Los héroes, mortales y bien mortales, no fueron ajenos a compensar hazañas bélicas con el disfrute de los placeres, donde no podía faltar el fruto báquico: "Jóvenes escogidos y el sacerdote mismo del altar se afanan en servirles / carne asada de toro y colman los cestillos / con los dones de Ceres bien heñidos. / Y les escancian el licor de Baco. Y Eneas y con él la juventud troyana / comparte un lomo entero de buey y las entradas inmoladas", narra Virgilio en su Eneida, entre tantas numerosas referencias.
¿Quién no se identifica de alguna manera con Catulo cuando dice en sus Poemas aquello de: "Ayer, Licinio, desocupados nos divertimos mucho con mis tablillas de escritura, como convenía a unos jóvenes refinados: los dos jugábamos escribiendo versos, ya en un ritmo, ya en otro, con respuestas alternativas en medio de las bromas del vino"? Una descripción que bien podríamos ver actualizada en nuestros actos cotidianos de amistad y camaradería.
¿Cómo no iba a hacer referencia al tema un insigne como Horacio en una de sus Epístolas? "Ahora vete y medita contigo mismo versos canoros. Todo el coro de los escritores es amigo del bosque y rehúye la urbe, como cuadra a un devoto de Baco, que disfruta con el sueño y la sombra". Célebres debían ser los efectos de la ebriedad.
Uno se pierde en las citas que acerca del vino -personificado o no en creencias, símbolos, mitos sublimaciones mundanas varias- ha escanciado -se me ha pegado la terminología- la literatura a través de los siglos. Un par de referencias más, y podría haber tantas, del mundo oriental.
Canta Abu Nuwás: