martes, 21 de octubre de 2025

De oquedades postreras

 



Llevamos un cadáver dentro, un cuerpo insepulto esperando al postor postrero, y fíjate el juego que se traen estos dos términos, parecen tan diferentes y pueden ir de la mano, y aún podría añadir postración, como el efecto definitivo, la manera en que nos encontraremos algún día, y algún día puede ser en cualquier momento, pues cada jornada es una apuesta inadvertida pero aceptada como única, porque vivir es de por sí el sentido, no hay ni antes ni después otro motivo, vivir es la razón en sí misma, y la puja debe ser atender cada día, crecernos si acertamos y mermar si no atinamos, y de igual modo que no nos da en pensar en lo que no éramos antes de nacer, porque no podemos identificarnos con ninguna vida propia del pasado, tampoco deberemos hacer ficción más allá de esa postrimería, y la misma raíz de las palabras se ofrecen voluntarias, hasta para designar un tiempo o una situación, no para obsesionarnos con la limitación sino para precisamente sentirnos satisfechos del margen de posibilidades que nos brinda el hecho cotidiano, pues somos eso mismo, un hecho cotidiano y no un mero cuerpo o un neto sujeto o una ambigua persona, y la dinámica nos convierte en un hecho y en un continuo hacer, hacernos, pero ojo, no nos recreemos en la imagen de la curva ascendente, del progreso sin fin dentro de nosotros, y mucho menos en ese absurdo que el lenguaje ha inventado y que se llama perfección, un concepto convencional que ha hundido a muchos, y que resulta tan vacuo como competitivo, y si hay algo que va en perjuicio del hecho que somos es precisamente ese competir, esa pugna a varias bandas, interna y externamente, aunque muchos consideren que precisamente la competencia es el estímulo, pero ¿no se trata más bien de un término crematístico, de una manifestación de nuestra violencia interior, de una disputa incesante que nos puede llegar a enfermar?, y se dirá que incluso enfermar es parte del hecho, y que soslayarlas, la enfermedad y la competencia, es un acierto en el difícil equilibrio en medio del desorden en que nos movemos, ya sé, dirás que todas las palabras que vengo usando son gruesas, incluso te parecerán inapropiadas, tanto que pueden herir a la propia metáfora, esa reina del disimulo si no de la suplantación de las  palabras, esa cooperadora de la ocultación, del no plantar cara, del miedo a la verdad cotidiana, y que nos gusta acompañar para sortear los miedos


Max, no vas a necesitar el orujo, sino más bien el botijo, aunque bien sé que cuando estás en racha anímica rara no hay quien te detenga.


22 comentarios:

  1. Un texto para la reflexión. Como decía Serrat, todos llevamos un viejo encima. Con el paso de los años va saliendo a la superficie.
    Miguel Ángel, el genio renacentista, ante el bloque de mármol de Carrara de más de 5 metros de altura, decía que el David ya estaba dentro, solo había que quitar justo lo que sobraba, ni más ni menos. El que nos esculpe a nosotros es el tiempo. Dentro todos tenemos al viejo.
    Saludos.

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    1. La vida y la no vida siempre están dentro, solo hace falta que se produzca el hecho. Buen miércoles.

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  2. Bueno, somos los ocupantes de un cuerpo extraño, la vejez como concepto no nos concierne en ser solo meros ocupas.
    Saludos.

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    1. Curiosamente un cuerpo al que creemos conocer, solo por llevar años con él, pero sus modificaciones, alteraciones, cambios o degenraciones siempre nos sorprenden y lo peor sería que nos abrumasen.

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  3. Supongo que se trata de un cadáver en potencia, como nos decían en las clases de filosofía de preu. El de l acto llegará, pero mientras somos lo que dice Max, un hecho. Un hecho maltrecho, por seguir juego de palabras, a medida que el tiempo saturniano nos devora.

    Ander

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    1. Siempre somos en potencia y siempre somos en acto, es lo que tiene la misma dinámica del hecho de existir, que no es fija ni permanente, y el que se crea lo contrario lo tiene difícil para entenderse consigo mismo.

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  4. Te entiendo, sin embargo no creo que la perfección sea lo que mencionas de esta; es algo que se podría entender mejor como una camino, un viaje; en simple: un derrotero. Pero cómo evitar todas esas cosas manídas que se vuelve óbice a nuestro empeño. Qué sé yo.

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    1. La perfección como camino o derrotero es un pensamiento muy de la mística, es bonito, pero es un estado deseable ingenuamente mas inalcanzable. Allá quien quiera comprar esa ilusión (como tantas otras) Se podría debatir mucho sobre loa perfección en las técnicas, en el arte, enj la moral, en la política, etc. Algunos hasta pretenden encontrar perfección en el amor. Ah de la bendita inocencia.

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  5. Este anónimo es de mi autoría. Saludos.

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  6. Ars longa, ¿vita brevis?

    (...) Cadáver es la que ostentó murallas...

    Chiloé

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    1. (...) huyó lo que era firme, y solamente
      lo fugitivo permanece y dura

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  7. me has hecho recordar en algo que pensaba en estos últimos días, mi salud no es la de antes, mi cuerpo envejece y el desgaste empiezo a notarlo. SI, todos los días nos morimos un poquito, eso lo tengo claro. Pero me alegra que la vida se asi de finita, de breve.

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    1. Pues esa clase de conciencia que expresas sobre tu cuerpo es positiva y constructiva, porque la aceptación, el entendimiento de la degenración de nuestro cuerpo, creo que ayuda a entendernos, a entender lo que está siendo vivir. La finitud no es un concepto filosófico ni religioso ni ideológico de cualquier clase; es simplemente biología. Naturaleza.

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  8. No deseemos la vida y la salud eterna. ¿Qué sería del mundo?
    En el fondo, hay momentos en los que somos, como decía Alberti, sacos vacíos puestos a orear en la ventana.

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    1. Si la salud eterna nos garantizara la bondad, la generosidad, la ternura, la cooperación, la justicia, etc. encarnadas sería una propiedad deseable para el mundo feliz; pero si la vida eterna depara la animadversión, el enfrentamiento, la desdicha, la explotación, el desprecio...como manifiestas ciertos tipos y personajes del momento...mejor que no haya eternidad alguna (que por otra parte, por fortuna, no la hay, y ya es mucho eso que denominamos duración)

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  9. ¿No nos dicen, que no hay que dejar entrar al viejo en nuestro interior?

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    1. Eufemismos, Alfred. Eso sí, no ser nunca cualquier tipo de viejo.

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  10. se que soy un poco banal al lado de esas reflexiones tan profundas, pero no es insustancial lo que te escribo, y tiene su importancia y puede que hasta la conexión con un mundo feliz. De la palabra "postrero", me quedo con su alocución adverbial "a la postre", y de allí al "postre": fruta o delicia, que se sirve al final de una comida o banquete.

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    1. Fíjate que a lo postre y a los postres vienen a significar lo mismo, pero adecuados ambos términos a las circunstancias que se estén recreando. Y tú no eres nada banal ni mi ocurrencias verbales son tan profundas, pero ¿qué es lo profundo? ¿Lo que se proyecta con imágenes metafísicas o lo que se indaga dentro de uno mismo?

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  11. "vivir es la razón en sí misma" me quedo con eso, nos da sentido y justifica. Un abrazo

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    1. Y todo lo demás es impuesto sobre el valor añadido, como diríamos aquí sobre el IVA que se aplica a todos los productos.

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