Hay días, o si quieres mañanas, por la hora que es, en que no obstante el ruido y las interferencias que revolotean por todas partes, y nos envuelven, te parece que de pronto todo es silencio, como si los animales y los hombres hubieran de pronto desaparecido, como si estuvieras solo en alguna parte de un universo diferente, y para comprobarlo te obstinas en mirar el entorno, en la cocina, a las estanterías de los libros, las sábanas arrugadas del lecho, te asomas al exterior, donde las imágenes siguen reproduciendo edificios pero no movimientos, y eso te confunde más porque adviertes que el universo, o al menos su apariencia, es el de todos los días, y te preguntas ¿se habrá parado el tiempo?, ¿se habrán detenido tus días?, y esas interrogaciones me vuelven sarcástico, porque la palabra que uno deduce de cuanto no se percibe es que podría no estar ya aquí, y ese aquí en mi caso no implica ningún allí, lo cual me premia con la serenidad, y me digo o estoy o no estoy, y una segunda voz me sugiere pero estás bien, y yo, o mi primera voz, han callado, pero la segunda, esa que me ha acompañado toda la existencia, y que no es eco sino que tantas veces lleva la batuta, descubre una posibilidad, así que esto era..., balbuceo, y no sabe uno si los puntos suspensivos te hieren o te hacen cosquillas, ¿es la consecuente confusión de una mente arrancada del sueño o un punto de no retorno que se urge a sí mismo antes de apagarse?, acierto a cuestionarme sorteando la sequedad de la garganta
Max, respira un poco, ¿quieres?, le digo mientras vierto un vasito de orujo y se lo ofrezco. Es por la hora que es. Para que te despejes de tu paisaje onírico y no te hagas ilusiones. Sigues estando en este mundo. Aunque te duela.
*Grabado de Frans Masereel.

Me has recordado a mi padre. Él iniciaba siempre y desde que mi memoria recuerda, las jornadas con "un dedal" de orujo.
ResponderEliminarMuchos obreros lo tomaban cuando de madrugada se dirigían al curre. Sobre todo para combatir la friolera de invierno.
EliminarNo hay nada como un orujo para despejarse de los sueños y volver a la realidad. Mi padre era de carajillo de anís.
ResponderEliminarSaludos.
Supongo que tan energético como el orujo, una institución.
Eliminar¡Ay! Quién pillara un silencio así... Hace cuatro meses que tengo la calle en obras, llena de máquinas que no son precisamente silenciosas.
ResponderEliminarPero eso que cuentas es pasajero, aunque dure lo suyo y sea asaz molesto. Cuidado con los silencios, conviene sobre todo los elegidos.
Eliminar¡No calleis para estar en más silencio!
EliminarJosé Carlos Gallardo
De Hombre caído Granada 1954
Eliminarhttp://el-macasar.blogspot.com/2008/10/jos-carlos-gallardo.html?m=0
Por lo que dice tu entrada y la poesía que pones resulta interesante. No conocía a ese poeta. Ni sé por qué tuvo un infancia trágica (que dices) El enlace no existe.
EliminarLa IA, que nos está dejando sin información anterior a 2013...
EliminarA ver este
https://share.google/r0bpdxYLx073JYE7W
Es un PDF con la biografía de Gallardo escrita por Rafael Guillén, premio nacional de poesía.
EliminarRectifico: Premio nacional de Literatura.
EliminarMe asombro -mejor dicho, soy consciente - de lo poco que conozco. Tampoco a Rafael Guillén lo he leído.
EliminarEn Granada tenemos tres poetas premios nacionales: Guillén, que murió hace un par de años, Antonio Carvajal y García Montero, de los que solo este último es más conocido, pero por motivos no literarios. Es decir, sin haberlo leído. En realidad, es que se lee muy poca poesía. Quizá estos tiempos tan revueltos no sean propicios...
EliminarO no lo han sido nunca. Aunque la primitiva literatura era poética, creo.
EliminarMe recuerda cuando en plena pandemia y tenía que currar con un justificante, porque era "esencial" ( cobrando lo mismo). De noche es más normal pero de día era inpactante. Sin personas y menos aún sin coches en medio de Barcelona. No sabía si pararme en los semáforos.
ResponderEliminarYa casi no tengo el recuerdo, solo la sensación.
Abrazooo
Hay horas avanzadas de la noche en que reina en las calles el silencio, o el ruido es una excepción muy pasajera, mayormente todo dios se para, salvo los que trabajan de noche, las sensaciones de recorrer calles silenciosas es fascinante, o atravesar ciudades en un tren de larga distancia que al pasar por las estaciones parece el tiempo detenido.
EliminarNo solo no paran los días sino que transcurren vertiginosos , tal vez por eso no estamos acostumbrados a detenernos y una parada repentina nos inquiete.
ResponderEliminarAnder
La vorágine nos arrastra infatigable y por eso mismo hay que buscar paradas conscientes. Dormir no es parar, los sueños son aún más vertiginosos que la conciencia.
EliminarQuizá lo que nos ocurra es que tenemos miedo a que solo sea nuestro tiempo el que detenga y que nadie nos haya avisado. Por eso mismo, un buen amigo de toca el brazo y te invita a otra copa.
ResponderEliminarQuizá, en efecto, huimos de esa parada única, nos espanta imaginarlo
EliminarÁs vezes, temos essa sensação que estamos "colados", não avançamos, não estamos a acompanhar o tempo e os outros...
ResponderEliminarMas estamos...o tempo continua....
Beijos e abraços
Marta
Huimos de todo: de nuestros ruidos y de nuestros silencios, de nuestras velocidades y de nuestras paradas, de nuestras compañias y de nuestras soledades...¿qué somos? ¿qué queremos?
EliminarDuele seguir en este mundo, duele y se hace cada vez más difícil.
ResponderEliminarSaludos,
J.
¿Se sigue por inercia, por apego a la costumbre y el gusto de vivir, a pesar de los sinsabores, por dependencia, o porque aún se aspira a alcanzar algo ya que en nuestra ingenuidad somos eternos insatisfechos? Estas y otras preguntas pueden surgir de esa opinión sobre el dolor de la vida.
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ResponderEliminarEs muy difícil desatarse de este mundo. Las obligaciones, en ocasiones impuestas, hacen que uno no pueda desligarse.
El orujo alivia el arranque del día, pero no hace desaparecer el dolor de la jornada.
salut
Para mí el orujo no ha sido nunca compañero matutino. El café, sí.
EliminarTampoco los destilados fuertes son lo mío.
ResponderEliminarHe visto a gente beberlos como si fuera agua.
Eliminarlos días pueden parecer iguales pero, tras el escenario, siguen su curso de manera implacable. Una copa de orujo a tiempo ayuda a situarlo todo en su lugar...
ResponderEliminarSiempre que no tengas acidez de estómago. Los días son implacables y tienen mucho de rifa.
Eliminar"Paren el mundo que me apeo".
ResponderEliminarLes coses solen ser ambivalents, la vida és una roca de duresa envoltada de vels de felicitat, deia una professora de poesia meva.
Me parece que si hay dureza no hay velos que valgan para ocultar la realidad. Eso sí, señuelos hay muchos y la sociedad del consumo ha proporcionado ya un exceso que nos va a poner la puntilla. Eso sí que va a ser un velo oscuro, ya lo está siendo, pero no creo que reporte felicidad.
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