Juan González, del poemario El grito en el cielo.
Hay noches que entras en mis sueños -¿o sales de ellos?- y me perturbas. Tienes rostro, emites voz, ejercitas gestos, y aun así te desconozco. Y al despertar, me siento reclamado. Por quién, a través de dónde, en qué dirección mirar. Se han cerrado las horas de la oscuridad, pero sigo sin ver. Y las sensaciones que aún laten en mí proceden de ese ámbito que ha sido espacio nebuloso. Han transcurrido todos los tiempos, y permanezco varado en el bajío de uno de ellos. Tal vez existías antes del sueño y no te había admitido. Otra noche más has sido vengativa conmigo. Acaso por lo que no pudo acontecer sino en lo etéreo. Tú, némesis castigadora, me harás exclamar, pues, víctima de tu despecho: ¿dónde está tu victoria más allá de lo onírico?
*Pintura de William Blake
Afortunadamente, no podemos controlar los sueños, ni programarlos. Ellos sí que van a su libre albedrío.
ResponderEliminarSaludos.
Son fantásticos, pueden traernos y llevarnos a través del tiempo y de las circunstancias vividas más olvdiadas.
EliminarAtormentado por ese fantasma, esa sombra como diría Jung, el escribiente al final del texto, no sin angustia se pregunta: dónde está tu victoria más allá de lo onírico? Una victoria absoluta diría yo, una victoria perseguidora del devenir de los días y la lucidez.
ResponderEliminarYa había olvidado estos versos tempranos de Juan E. González, aunque en El grito en el cielo, su voz ya está definida.
Qué gran poeta es el tucumano Juan E. González. Y sus voces.
EliminarSu victoria está, en entrar sin permiso y, provocar un desafío.
ResponderEliminarY no es poco, tienes razón. El desafío abre lo inexplorado.
EliminarEl mundo de los sueños por suerte sigue conservando ese hálito de misterio que nos hipnotiza y atrapa la imaginación. Pero recientemente leí que ciertos científicos están ante la posibilidad cierta de meterse en ellos y observarlos. Será el fin de ese último rincón de la identidad que aún no ha sido desentrañando?
ResponderEliminarTodo es cuestión de tiempo de que la ciencia penetre en los sistemas de funcionamiento del cerebro, sus químicas y demás, y entonces ¡adiós literaturas oníricas!
EliminarSer y no ser, o ser de otra manera, a merced de los monstruos de la insatisfacción y del deseo.
ResponderEliminarAnder
Siendo de otra manera, sin duda. Gracias.
EliminarOs sonhos... são apenas sonhos... somos Deuses, piratas... viajamos com o Sol e dançamos com a Lua...
ResponderEliminarPor vezes, podem ser a voz de um desafio....
Beijos e abraços
Marta
Son parte de nosotros, ¿de antes o de después de nosotros? No sé.
Eliminar¡Ay, si los sueños fueran apacibles y reparadores!
ResponderEliminarSalu2 oníricos, F.
Técnicamente deben ser reparadores neuronales. Aunque sean desasosegantes, cumplen una función. Pero son tan apasionantes incluso con sus desasosiegos y obsesiones.
EliminarUn victoria en lo onírico no me parece nada desdeñable, ni ahí logro salir vencedor...
ResponderEliminarSi las victorias se circunscriben a la conciencia, siempre tan relativas cuando no imaginarias, permitamos que en el sueño se fantasee con ellas.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarel despertar de una pesadilla es tan amargo, tan sobrecogedor, tan desconcertante.
Salu2.
Lo importante es recuperarnos y evitar que el desconcierto cunda en nuestra conciencia despierta, pero nunca se sabe.
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