lunes, 20 de mayo de 2024

Confidencias de un atleta

 


Soy la apariencia. La armonía de mis proporciones durará lo que la naturaleza y los avatares de mi vida lo permitan. 

No eres lo aparente, me dicen otras esculturas que no se diferencian excesivamente de mi imagen. Te conservas bastante completo, se apresuran a recordarme figuras más mutiladas. Es un lujo lo tuyo, señalan los bustos demediados. Ya quisiéramos nosotras retener algo de tu presencia íntegra, claman entristecidas facciones de rostros golpeados. Incluso me hablan con celo algunos anónimos torsos de piedra o diminutos fragmentos de bronce de cuerpos desaparecidos. 

Fui algo mientras celebré aquellas festividades en honor de nuestras ciudades y en reconocimiento a las divinidades que decía la tradición que nos protegían. Durante los ejercicios donde competía en camaradería con otros atletas. Pero sé que mi esfuerzo era solamente algo específico de mí y yo estaba enormemente agradecido al organismo que había desarrollado.

Cuando los efebos entrenábamos y más tarde solazábamos juntos no se manifestaban especiales envidias. Yo nunca fui competitivo. Tan solo tenía que probar lo que daba de mí y al desarrollar la carrera o desempeñar lanzamientos era consciente de que rendía culto a las posibilidades proporcionadas por mi propio cuerpo.

Yo y mi cuerpo. Y rigiendo estas proporciones una mente que intuye el tiempo de que dispondré y decide lo que mis energías alcanzarán. Sé que habrá un límite. Acaso no lejano. Probablemente incluso antes de la pérdida de propiedades físicas. Las guerras de la Hélade se han llevado por delante a atletas superiores a mí. Puede ser también mi destino precario.

Mi amiga hetaira, que me ha abierto la perspectiva del placer de la inteligencia, dice que no debo consumirme inútilmente. Que belleza no solo, o casi nunca, es apariencia, como tampoco es un estado duradero. Que belleza no se limita a musculaturas armoniosas ni a volúmenes medidos por la física. Que belleza no consiste en exhibición de formas, sino en entrega e intercambio de emociones. Que belleza es dejarnos llevar por el conocimiento de la naturaleza. Que belleza es el placer del intercambio y de la observación.

A los atletas se nos admira porque superamos capacidades físicas de otros individuos. Pero hay muchos a los que no se les ha facilitado la posibilidad de demostrarlo en los juegos. Sin embargo, como sé que existen, a ellos también los reconozco y les brindo mis triunfos si tienen lugar o les extiendo mi mano para animarles en cualquier empeño, de cuerpo y mente, que impulse las aptitudes que cada humano lleva dentro.

Ahora que me han instalado en un museo como una pieza más, como si no tuviera más sentido que el recuerdo de lo que una vez representé, reclamo el mérito de lo ausente.  La consideración de la vida que hubo en otras épocas y ciudades. El gran valor de los trabajos y los días donde los hombres y mujeres se esforzaron, disfrutaron y padecieron. Los personajes desaparecidos bajo tierra o en las profundidades marinas hablarán de nuevo alguna vez como yo he hablado.



 
* Atleta de Fano, también llamado Atleta victorioso, escultura griega del 300-100 a.e.c., recuperado de sus adherencias submarinas, actualmente en el Museo J. Paul Getty en Los Ángeles. Según sentencia reciente del Tribunal de Estrasburgo Italia puede pedir la devolución de la obra pues considera que fue sacada de contrabando de Italia.


24 comentarios:

  1. Todo lo que quieran desde los griegos a la actualidad, el deporte de élite no es salud.
    En cuanto al robo del arte, de eso saben mucho los británicos y los alemanes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y los yanquis y los franceses, etc.

      Eliminar
    2. Y los españoles, todos los que en algún momento de su historia fueron dominadores.

      Eliminar
    3. Hace poco salía en la prensa que Colombia iba a pedir la devolución del tesoro de los Quimbaya. Y si entras dentro del propio país, pues en Cataluña hay infinidad de obras llevadas, no sé bien de qué manera, desde Castilla. Y en Madrid hay infinidad de obras llevadas de provincias. Pero en este tema o se entra con luz y taquígrafos o erraremos posiblemente. Y luego son criterios, que están cambiando.

      Eliminar
  2. Atletas, tanto correr para acabar en un museo. Sorpresas te da la historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Antes del museo una larga estancia en profunidades submarinas, mira la foto de la entrada del lunes 13.

      Eliminar
  3. La belleza en sí, no es vida. Es o que haces con ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algunos explotan al máximo cierto enfoque de la belleza. Suponiendo que haya criterio general sobre este concepto.

      Eliminar
  4. No hay nada más errado que la valoración de nuestros propios méritos. Para bien o para mal no somos lo que creemos ser, por lo que la opinión de los demás nos condiciona. Según con quién se compare, este efebo será más o menos afortunado que sus congéneres y la valoración de su belleza irá variando según los cánones de quien lo observe. No me lo imagino vestido con ropa actual por ejemplo. Se vería casi ridículo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Te lo imaginas envejecido? Él mismo sabe que puede acabar antes, las guerras se llevaban tras ellas a atletas también.

      Eliminar
  5. ¡Atleta vigoroso, corre, corre, vuelve a correr! se escuchó una vez en el museo. "No traje zapatos", exclamó el meteco. Y una nereida dicen que le dijo: Los míos corren solos. Yo te los presto.

    Chiloé

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y llegó Hermes y le prestó sus tobillos alados.

      Eliminar
  6. Son fascinantes. Las esculturas amputadas no pierden su belleza, ni su mensaje.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo contigo. Si te dijera que la tan nombrada Sagrada Familia me gustaba más a menos hacer que tal como van dejando el pastiche ahora, ¿qué dirías? Bueno, las catedrales llevaban también décadas de obras y a veces, o casi siempre, los nuevos siglos y estilos hicieron añadidos.

      Eliminar
  7. ¡Oh, por fin he podido entrar a comentar es tu blog! Hasta ahora me era imposible.
    El tiempo es el gran escultor de cincel implacable. mutila las estatuas y permite que nuestra imaginación recomponga las bellezas mutiladas.
    Salud.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que puedas de nuevo. El tiempo implica no solo tránsito sino actitud humana y acción de la naturaleza, no menos violenta que la humana. Nunca me he interesado por imaginar una estatua completa, cuando alguna vez lo he intentado -y hoy la IA lo logra a su manera- siento malestar. Hay que aceptar la obra demediada. Lo que habría es que sacar conclusiones de la barbarie ejecutada por mano de una cultura sobre las obras que salieron de manos de otra cultura antyerior y diferente. Conocemos la acción de talibanes y de ISIS en tiempos recientes, pero no se habla de la destrucción de los cristianos, sobre todo los primitivos, respecto a herencia cultural griega y romana.

      Eliminar
  8. "Que belleza es el placer del intercambio y de la observación"
    Completamente de acuerdo.
    Salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, MIquel. Intento suplir con ello las palabras necias que hoy abundan, la demagogia oportunista de los miserables y la renuncia ciega de quienes no quieren ver lo que hay. Trabajo me está costando, pero creo que lo conseguiré.

      Eliminar
  9. Descontextualizamos las imágenes y no las comprendemos del todo. Acabas de devolverle la vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿A cuántas profundidades terrestres u oceánicas no tendremos que agradecer que hayan cuidado de antiguos legados?

      Eliminar
  10. Contemplo la bella imagen y se me hacen más penosas sus carencias.
    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, enfocándolo así lo entiendo. Pero tiene el resto tal porte, tal dinamismo y perfección que uno casi no se fija en las mancas extremidades.

      Eliminar
  11. Inés González Soria22 mayo, 2024 18:46

    Será por su contextura física, su esbeltez y esa fuerza tremenda que irradia que la falta de sus pies me angustia y conmueve, esa mutilación me parece la peor de todas, los pies nos plantan sobre la tierra, con ellos nos desplazamos, corremos, vamos, en una palabra nos imposibilita absolutamente. Un brazo, una mano, un ojo, una oreja pueden faltar, mutilados estaremos pero no inservibles. Se nota que la escultura durmió en el mar se ha oxidado y mellado, emerge su belleza de siglos no sin tristeza por el latrocinio sufrido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me pregunto si acaso el fondo del océano no fue más compasivo que el fondo del alma humana de su tiempo. Al fin y al cabo protegió la estatua y nuevos hombres la han podido recuperar, aunque la intención de su simbología desapareciera hace tiempo. O acaso no.

      Eliminar