miércoles, 22 de mayo de 2024

La voz que no cesa desde la piedra testigo

 




No hablo desde mi boca, desaparecida. No busquéis, pues, el órgano por donde debería emitir la voz. Escuchad más bien en la huella de mi aviesa mutilación.

Es lo que sigue siendo mi cuerpo el que narra. Este torso una vez triunfante el que clama. ¿Veis acaso en él rastro de un lloro? ¿Os transmito la imagen de rendición y de hundimiento?

Los ejecutores de mi partición creyeron que me convertían en insignificancia. ¿Pensaron que privándome de la cabeza y de los miembros acabarían con lo que yo signifiqué? ¿Y que separándome de las otras figuras que llevaron análogo destino destruirían  el objetivo por el que fui creada?

No me ahogo en la indignación, pues los indignos son aquellos que combatieron con saña no solo otras vidas sino los símbolos de estas ocultos en la piedra.

Los cercenadores infames rieron al acabar con los atributos que una vez representé. Torpes ellos, no cayeron en la cuenta de que en mi torso se concentran todas las cualidades de la vida. En su obnubilación no advirtieron que lo que han dejado de mí permanece entero.  

Al destruir el grupo de estatuas cantaron victoria. ¿Puede proclamarse el odio como una victoria? Al desperdigar los pedazos de todas nosotras se empaparon de su propia ebriedad. ¿Puede ser objeto de brindis la destrucción?

Arrojado al olvido he hablado a través de la eternidad con el légamo y la lluvia que celebran con modestia los días y amparan a los perseguidos. Ellos saben de la maldad de los hombres, pero los perversos no pueden hostigarlos.

Los verdugos no acaban nunca con el valor y la verdad que emergen tras cada destrucción. Sus hazañas devastadoras pueden desviar unos metros la historia. Jamás la detienen para siempre. Mas las vidas perdidas y las urbes arrasadas no hallarán por ello consuelo.

Soy testigo de un tiempo histórico pero también de la naturaleza contradictoria de los hombres. Hablo, seguiré hablando, y los visitantes receptivos deben escucharme. 





* La escultura es un torso perteneciente a un conjunto escultórico realizado por Emiliano Barral, importante artista del primer tercio del siglo XX, nacido en Sepúlveda (Segovia) y fallecido en 1936 combatiendo como integrante de las milicias cenetistas segovianas en la defensa republicana de Madrid. El conjunto, del que se desconoce el destino del resto de las figuras, era un homenaje al poeta vallisoletano Leopoldo Cano y se instaló en una plaza. Pero la sublevación anticonstitucional triunfante en la ciudad provocó que el odio de los intolerantes y fanáticos destruyera la obra. Como en siglos pasados e incluso en nuestros días hicieran y hacen análogos reaccionarios de todos los pelos. Este torso se encuentra instalado en los jardines del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. 



22 comentarios:

  1. Poética memoria histórica de un escultor que no conocía.

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    1. Como todos y todo lo que pasó bajo la apisonadora que tú sabes solo lo conocen una minoría.

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  2. Inés González Soria22 mayo, 2024 20:27

    Conmueve y heriza la piel este torso tan potente y simbólico, será por esas palabras que te ha arrancado la callada piedra junto a su historia que no deja impasible y vuelve a golpear la memoria una y otra vez como esa herida propinada en un costado. No conocía al entregado escultor, gracias por dármelo a conocer.

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    1. Está ubicado en un lugar digamos secundario en el museo. Pero un jardín no es nada secundario. Además al estar solo y un trozo de arcadas de otro monumento puede recabar la atención. Pero ese jardín no se frecuenta como el resto de las salas. En fin, que cada cual lo descubra, se informe y saque conclusiones. A mí me hechiza.

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  3. A veces no vale con destruir a las personas, a veces se quiere borrar su rastro sobre la historia. Por eso se queman bibliotecas, por eso se rompen las estatuas.. Matar la cultura es hacer desaparecer a las personas.
    Saludos

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    1. Así es. Los del ISIS lo saben perfectamente y cometieron lo que cometieron en Palmira, por ejemplo, o en ciudades de Irak.

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  4. La barbarie cree que el grito, el golpe, el insulto, pesan más que la palabra y el pensamiento esclarecido. Imbéciles ellos que se vanaglorian de lo que con irracionalidad han destruido. Un abrazo

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    1. Pero la destrucción a la corta y a la media cumple su cometido. Sin el rescate y la arqueología hoy no sabríamos muchas cosas de otras civilizaciones y de los bárbaros en el peor sentido.

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  5. Creo que una victoria no justifica la destrucción de nada, del arte cuanto menos.

    No entiendo la destrución porque sí, de hecho. Un abrazo

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    1. Pues la historia es también la historia de la destrucción. Sebald lo tiene muy claro.

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    2. Los aztecas ni te digo :-)

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    3. Si recorres el planeta no creo que haya cultura y civilización libre de sus tropelías. Aunque algunas han reducido su acción directa. Hoy existen otros medios y otas imágenes.

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  6. Cuánto odio cabe en el ser humano y qué difícil es restituir lo destruido.

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  7. La barbarie no entiende de homenajes sibilinos, ella muestra la destrucción, como más alto sacrificio de lo que no comprende, para igualarlo a su comprensión.

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    1. Hay más bárbaros de los que nos pensamos, algunos no lejanos, de esos que dicen que todo se venga abajo -incluso ponen el nombre del país- que nosotros lo levantaremos. Y eso ya sabemos qué significado tiene. Y día tras días ponen palos en las ruedas.

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  8. Fáckel:
    a veces una estatua mutilada, un edificio dañado, un cuadro estropeado dicen casi más que si la pieza estuviese entera.
    Da mucha pena ver algo tan bonito (primero pensé que era una escultura griega) roto..
    Salu2.

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    1. Lo dañado, como comentas, dice más, al menos a mí me lo dice. Y como no vemos a las estatuas partidas cómo eran completas no tenemos otra referencia.

      No me cabe duda que la estatuaria griega ha influído hasta nuestros días. Saludo.

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  9. Abre a porta a verdades que querem esconder....mutilando...mas na verdade o grito é bem forte... e todos escutam...
    Beijos e abraços
    Marta

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    1. La destrucción continúa, Marta. Hoy mismo me entero de la desaparición de la obra de una artista palestina al sufrir su casa los estragos de la barbarie israelí.

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  10. No aprendemos de nuestros errores y aprenderíamos mucho si supiéramos escuchar las voces ocultas en la Historia.
    Precioso texto, muy poético.

    Un abrazo enorme, Fackel.

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    1. Algunos intentan aprender, otros no quieren ni quieren que los demás aprendan. Salud y paciencia, Rita.

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