No tengo ni tendré nunca suficiente categoría como para participar en vuestros blogs. Anoche me llegaron noticias laterales en esa dirección. El simple hecho de recordar algunos comentarios me lo confirmó. Todo ello ya me constaba y a pesar de la falta de delicadeza para conmigo de algunas personas que te rodean, lo cierto es que -el que no sabe es como el que no ve- no me importó. Básicamente porque yo no compartía la misma opinión y, además, perseguía un fin mayor.
Cómo duelen esas pérdidas, esos cambios no buscados! no somos tan fuertes como creemos, ni tan incorruptibles como hubiésemos creído. El precio de vivir y envejecer...
Debe ser cosa del nacer de una especie con el lóbulo frontal en vías de desarrollo. Por ejemplo.
ResponderEliminarNo le quites importancia a la especie, aunque nos desasosiegue, cumple su función evolutiva.
EliminarNo sabemos vivir sin creernos propietarios.
ResponderEliminarEl terreno es vital, sentir que lo perdemos descoloca al animal.
EliminarQuizá le bastara una mano sobre la piel.
ResponderEliminarEn animales domesticados, puede; en los no mansos, lo dudo.
EliminarViene a mi mente Aullido de Allen Ginsberg.
ResponderEliminar¿Por asociación de ideas o palabras o por otros motivos? Me gustaría saberlo. Gracias.
EliminarNo tengo ni tendré nunca suficiente categoría como para participar en vuestros blogs. Anoche me llegaron noticias laterales en esa dirección. El simple hecho de recordar algunos comentarios me lo confirmó. Todo ello ya me constaba y a pesar de la falta de delicadeza para conmigo de algunas personas que te rodean, lo cierto es que -el que no sabe es como el que no ve- no me importó. Básicamente porque yo no compartía la misma opinión y, además, perseguía un fin mayor.
ResponderEliminarUn saludo,
Anónimo Inútil Perturbador.
Yo no sé qué decir, ni tengo por qué hacerlo. Empiezo a ver una deriva a la contra que no me incumbe. Piénselo cada cual. Gracias por la cordura.
EliminarEn fin, querido, no me comprende usted nada. Me despido para siempre (de este blog). Fue un placer, se lo aseguro.
ResponderEliminarAnónimo Inútil Perturbado.
Cómo duelen esas pérdidas, esos cambios no buscados! no somos tan fuertes como creemos, ni tan incorruptibles como hubiésemos creído.
ResponderEliminarEl precio de vivir y envejecer...
Un precio que entraba dentro del lote llamado Vida y lo vamos descubriendo poco a poco, ¿no? Un abrazo.
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