jueves, 19 de enero de 2017

El cartapacio de Herr Gustav. 10



¿Hay otro territorio en la tierra donde se pase tan velozmente del fuego a la nieve como en el corazón humano? Perdido el calor de sus entrañas aquel hombre tuvo que arrostrar una larga expulsión al erial donde reina la intemperie. Alguien le habló desde los sueños. Siempre será así, no sientas desconsuelo por ello. Pero siempre estarás aprendiendo. Aunque te parezca que repites lo vivido no dejarás de probar como si fuera nuevo el sabor a sal de tu piel. 


La rigidez de las posturas de esta mañana me han dejado baldada. No he entendido bien su exigencia de que tensara tanto el cuerpo, herr Gustav. Con lo que a usted le gustan las posiciones más dinámicas. ¿Pretendía captar en mí alguna expresión que le hubiera pasado desapercibida anteriormente? Al extender al límite mis extremidades en direcciones opuestas, ¿le he parecido más angular o más plana? Me ha preocupado el silencio que ha mantenido durante un buen rato. Usted me observaba y yo no le quitaba ojo. Con su parada pretendía disimular el nerviosismo. No parecía avanzar en su esbozo. Me preocupé cuando, mirándole de refilón, vi que rompía varios de sus pliegos y tiraba los lápices. Con lo caros que tienen que costar. Si me hubiera dicho algo, acaso un movimiento mío se lo hubiera aclarado. Pero no me ha dejado. Me quería yerta, ni viva ni muerta, como si estuviera esperando a que se rompiera mi propio equilibrio. ¡Le intuía tan obsesionado por localizar lo que usted llama el epicentro de mi simetría!  Y no ha querido enseñarme lo que ha hecho. Su excusa: que estaba sin terminar. Pero señor, ¡si todos los bocetos son trabajos inconclusos! Debería haberme dicho al menos que la sesión no ha sido en vano. Encima me ha dejado allí plantada y se ha ido de mal humor.    




6 comentarios:

  1. Ante la impotencia de no alcanzar nuestras metas, solemos descargar indirectamente nuestra ira (al menos parte) en quienes nos rodean, aunque no podamos tildarlos de culpables, están ahí, a tiro para endilgarles algo de la responsabilidad de lo que nosotros no logramos.
    Saludos

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    1. Ciertamente, así suele suceder. Tal vez no deberíamos proyectar metas inalcanzables, aunque hay quien pensará que si no se propusieran metas largas no se llegaría a ninguna parte. No lo sé. Hay muchas trampas del pensamiento y del lenguaje y, en estos tiempos, como jamás hubo antes en cantidad y en su discutible calidad.

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  2. No hay peor vivencia que la de dudar de lo que buscamos.
    Un abrazo.

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    1. No sé, pero es inherente buscar y dudar, pero hay que perseguir certezas no quimeras como acontece tanto y a tantos, ¿no?

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    2. Y en ese desasosiego de la duda, radica, al menos para mí, la búsqueda de la certeza y el descarte de la quimera. Algo enredado que quizás solo queda claro para mí. En las explicaciones, a menudo, me pierdo.

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    3. Se te entiende, Carmela.

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