Atravesaba el puente de piedra en medio de una tormenta que se avecinaba. Apenas me encontraba a la mitad cuando estallaba furibunda y luminosa. El caudal del río crecía y a punto estaba ya de tapar los ojos de la formidable estructura. Cuando me disponía a alcanzar el tramo final, un rayo había destruido el último pilar. Yo saltaba al vacío, pero un extraño ser que decía pertenecer a las profundidades del río me recogía en el vuelo al abismo.
No hay que perder las esperanzas aún cuando todo parezca perdido...el poder de la fe no sólo mueve montañas sino que logra completar puentes
ResponderEliminar=D
¿La fe, dices? ¿Qué es la fe?
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