miércoles, 31 de julio de 2013

Safo y su eco (y V)

























No vayas no te quedes
                                 si partes
recoge por el camino la muestra más humilde 
                                                           que hable de mi presencia

si permaneces a mi lado deslízate a través de cada uno de mis sentidos
              como si no te pertenecieran

apuremos la copa generosa
                          derramándonos por nuestros cuerpos



6 comentarios:

  1. Ante un buen vino y una buena compañía podemos atesorar vivencias extraordinarias, que probablemente ni el tiempo ni la distancia podrán deshacer jamás.

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    1. No siempre la relación vino y compañía tienen su feeling, pero no te quito razón, que cada uno obre según lo que ambos venenos incidan sobre su necesidad, ¿no crees?

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  2. ¿Por qué venenos?. El vino si se toma con moderación tiene interesantes propiedades, los taninos del tinto mejoran el riego sanguíneo, por ir más allá de la simple satisfacción del gusto. En cuanto a la compañía, la hay extraordinaria si se tiene la suerte de haber topado con ella y se le da el valor que merece para mantenerla.
    Si estas dos cosas son veneno estoy envenenada de narices, pues desde hace años un día a la semana ejercito este esparcir con una amiga con la que tropecé hace más de 20 años, sin importar que llueva, nieve o venga una ola de calor africano.

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    1. Metáforas, Ana, metáforas. No dudo que tanto vino como compañías sean alicientes, pero todo reside en cada uno de nosotros. Por supuesto, esa manera de envenenarse gratamente también la he conocido ampliamente.

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  3. Me pierde la literalidad, supongo que ya te habrás dado cuenta. Un abrazo.

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