...aunque son vacaciones voy a hacer ejercicios y entretenerme; el maestro me ha dicho que practique todos los días algo, para que no se me olvide lo que hemos visto durante el curso; que es muy importante ejercitar las letras y las cuentas o hacer una redacción, eso dice; la verdad es que no apetece, y menos con este calor que nos ha tocado; para convencerme me ha dado esta agenda que, a su vez, se la ha regalado el veterinario aunque ya estamos a mediados de año; ya sé que para eso están las agendas; yo no tengo mucho que apuntar como ellos, que si las clases o las visitas o los animales que han parido o la aritmética de los gastos o si una inspección; pero puedo anotar cosas que se me ocurran, tal que si me han llevado a la capital o si hemos ido al pueblo cercano a ver cómo van con la siega o cualquier clase de descubrimiento; si hoy la empiezo es porque me han dicho que los mayores andan muy agitados; que hay rumores de todo tipo y todos están inquietos; incluso dicen que no hay gobierno, y yo no sé qué quiere decir, porque otros dicen que el gobierno ha hablado por la radio; se me ha ocurrido poner el oído y apuntar cualquier acontecimiento que se salga de lo normal; a lo mejor no pasa nada, pero da igual, me lo invento; porque de lo que se trata es de practicar, que es lo que dice además del maestro pues mi padre; por cierto, ahora que digo el maestro, todos los días suelo verle de par de mañana hacer su caminata ordinaria, por aquello que también nos recomienda de mens sana in corpore sano; creo que lo he puesto bien, porque nos lo escribió en la pizarra un día y tuvimos que copiarlos cincuenta veces, algunos más; hoy ha faltado a su paseo o le pasa algo, porque, que yo sepa, no tenía que ir a la delegación del ministerio de instrucción; mira, esto puede ser ya una manera de comenzar la agenda de los días; él, el maestro, nos ha dicho muchas veces que vivir, lo que se dice vivir, todo el mundo vive, mejor o peor, pero que solo se vive a fondo cuando se escribe; yo no lo entendía, pero un día me lo aclaró: si escribes piensas las cosas de otra manera y por lo tanto es como si las vivieras de nuevo; yo solo quiero vivir otra vez lo que me ha gustado, así que nadie espere de mí que escriba cualquier mandato; escribiré lo que me apetezca, lo que me parezca interesante o misterioso o sirva para no olvidar a personas que han hecho el bien; no sé si acertaré, ya que hoy sucede algo que no es habitual, hay gente que corre como huyendo, que habla en voz baja; han pasado dos o tres furgonetas y hoy no es día de mercado y tal parecía que se oían gritos a su paso; no sé qué pensar; de momento voy a poner la fecha, aunque pena me da manchar la hoja...
:) ya me gustaría a mí que alguno de mis alumnos hiciera esta reflexión, aunque sólo fuera para escribir la lista de la compra. Bonito texto!
ResponderEliminar¿Cómo? ¿Que hoy los alumnos no hacen redacciones de esa guisa? No me lo creo, jaj. No obstante esa redacción es una redacción especial...si te fijas en los elementos de escritura, y en la agenda...y en lo que cuenta...
Eliminar¡Gracias!
Acontecimientos que iban a cambiar demasiadas cosas.
ResponderEliminarEs tal y como lo habrán vivido muchos niños de aquella época fatídica, inocentes de lo que se venía encima escribían sus redacciones llenas de inocencia y de encanto.
Acontecimientos que cambiaron todo y cuyas secuelas perduran de alguna manera...La Historia es una cadena cuyos eslabones nos siguen atando. Esto, obviamente, es una ficción, y dudo que queden redacciones -de niños o de adultos- de aquel tiempo...por razones de miedo, pánico y terror obvios. Gracias, Balbi.
EliminarQuedan aún testimonios escritos, sin descubrir, bien por miedo o porque los sucesores pasan por desgracia de sacarlas a la luz.
EliminarHay diarios escritos de personas que esperaban el día que iban a caer frente a un pelotón de fusilamiento.
Todavía seguirán saliendo testimonios que nos llenaran de espanto, pero es parte de la historia y el miedo a conocerla nos hace flaco favor.
Gracias a ti, un abrazo
Esos testimonios deberían ser bienes protegidos y honra a quienes los guardaron. Un abrazo.
EliminarQue cristalinas se ven las cosas con la mirada de un niño, atento a todo y sin prejuicios, se le puede llamar inocencia pero yo lo llamaría autenticidad. ¿Cuantos adultos pueden narrar con esta sencillez y desparpajo el devenir de los acontecimientos?.
ResponderEliminarEl buen maestro planto la semilla del escritor, el que al escribir siente que vive más intensamente, estoy del todo de acuerdo con esta idea, escribiendo y leyendo se pueden vivir varias vidas. Un abrazo.
En los tiempos en que Fackel pretende desarrollar la acción de esta entrada todo era más duro, aunque los elementos de inocencia existían, cómo no. Cierto que los adultos se hallan desprovistos de la autenticidad infantil porque ya han entrado de lleno, se han visto devorados más bien, en el mundo de los compromisos y las complejidades a asumir. También te doy la razón respecto al maestro...Conozco gente de mi proximidad familiar que ahora tendría cien años que gracias a la enseñanza, por breve período de tiempo, de un maestro llegó a tener una base mínimamente sólida para las capacidades que más adelante desarrolló. Y lo que vieron les despertó mucho. O les dejó ciegos del todo, ya me entiendes. Un abrazo.
EliminarNo había caído en la fecha, malos tiempos se avecinaban, para los adultos y en especial para los niños. Es un dulce relato, pero también el comienzo del horror que vino después.
EliminarNo se puede dejar caer en el olvido esa fecha, el día y el mes, gracias por recordármelo
Es normal, pilla muy lejos, aunque a algunos nos pilló siempre cerca...Gracias por volver a matizar, te honra.
EliminarVaya, esta mañana he tenido idea parecida, la de hacer escribir a un niño, pero algo menor, empezando por el principio, cuando descubre los colores, la materia, etc. En fin, no se, tengo mucha labor pendiente revoloteando por el coco, me temo que no saldrá bien.
ResponderEliminarTu niño ha quedado guay. Bs.
Este niño va a veer cosas sumamente ininteligibles salvo que alguien se lo explique...y resulta que todo el mundo quedó mudo...¡mudo!, no creo te cueste adivinar por qué. Bs.
Eliminar¡Qué rápido desaparece o se hace desaparecer al maestro ese 18 de julio!
ResponderEliminarDesaparición fulminante. Los maestros fueron faros del pensamiento y había que apagarlos. Lo exigía el tiempo de tinieblas que se avecinaba.
EliminarMe ha dado un escalofrío...Y no sé por qué.
ResponderEliminarAquel escalofrío en pleno verano rusiente y rugiente abrió el gran cementerio histórico y reciente de España, cuyas cuentas aún no han sido saldadas. Aunque suene duro. Imagínate lo que percibieron muchos, más allá del escalofrío. Mi padre me contaba...
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