jueves, 27 de junio de 2013

Dedicado a la penúltima chica turca















Cuando las palabras se vacían quedan los gestos. 
Pero ¿y si también los gestos se extravían por el camino de su repetición?
¿Y si se difumina el sentido que los impulsó? 
Voces en off dirán que siempre permanecerán los símbolos. 
Palabras símbolo. Gestos símbolo. Actitudes simbólicas.
Rituales para preservar palabras que no se paren nuevas 
y lenguajes no verbales cuyo destino final es el estereotipo.
Y un culto de esperanza trivial y ordenado
que volverá a oscurecer el horizonte.
Os advierto contra los clérigos: los viejos y los nuevos,
los obsoletos y los que hacen carrera en los cambios de la historia.
¿Queremos solamente esto?
¿Hemos cultivado con tanto esfuerzo la palabra, los gestos y las resistencias
para dejar que se petrifiquen?
¿Podemos permitir que se desenganchen del pensamiento?
Cuidado con los símbolos que nos pueden tapar la boca y derribar los brazos.
¿Creéis que alguna vez David venció a Goliat? 
¿No sería David el fuerte, más fuerte que el gigante? Si no de qué iba a ganar. 
En el mundo de los símbolos todo parece puro. Pero es cruento.
En el espejo de los símbolos todo aparenta memoria. Pero es duelo.
No hay otro camino que el de siempre: recuperar la confianza en el lenguaje.
Rehacerlo.
En todas las formas de expresarnos.
Reinventándolas.
El hombre es un ser de lenguajes articulados que los hace crecer
y se crece en ellos.
Aviso uno: no hay lenguaje válido si no hay sentido válido que merezca la pena
ser ganado.
Aviso dos: hablar los lenguajes es desproveerse de sus trucos, de sus falsos tonos,
de sus equívocos y de su mixtificación.
La aldea global se mueve: ¿alguna vez dejó de hacerlo?
Hemos tenido muchos errores de percepción
y nos hemos contemplado en demasía el ombligo.
Lo que hoy acontece en Turquía o en Brasil,
y cito lo inmediatamente sonoro,
¿son gestos puramente locales? 
Quien trate de ignorar las convulsiones puntuales
no entenderá jamás las que permanecen larvadas, las que prenden el sotobosque
bajo nuestros pies.
No: las palabras no dejarán de llenarse
ni los gestos de reforzarse
si se ahonda en su significado.
El cuerpo de los hombres debe ascender como una serpiente de sabiduría
nunca arrastrarse como el ofidio de la maldad.
¿Lo lograremos?




http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/27/actualidad/1372351420_312479.html


(Imagen fotográfica: Ozan Kose/ AFP)


4 comentarios:

  1. Qué extraordinaria reflexión, Fackel. Voy a releerla y a meditar sobre ella, tal vez después vuelva para comentarla como se merece.

    ResponderEliminar
  2. Gran reflexión, tomé prestada la foto y una linea final para aclarar una propia introspección..

    http://arquitecturame.blogspot.com.es/2013/06/politicos-malos.html

    Gracias por dar luz

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Simple intermediario, JJ. Pero ya veo que compartimos sensibilidades, voy a ver tu artículo.

      Eliminar