qué extraño que no te encuentre hoy contemplando tu abstracción blanca, le digo con sorna respecto al paisaje nevado; estoy ahíto, responde, he visto la caída de los copos al amanecer; algo enajenante hay en pasar la noche sin bajar las persianas; es un efecto desafiante para el nervio óptico, ¿sabes?, los copos caen lentos pero abundantes, y quieres seguirlos, si no a todos y cada uno sí a lo que se te antoja que son bandadas, pero acabas abandonando; la eternidad siempre nos tienta, pero perseguirla en exceso nos vuelve locos; me gusta pensar en la eternidad porque me habla de mis límites; además, he estado meditando lo de tu figura cocida propuesta ayer; me he acordado de una comentarista de la obra de un tan importante como desconocido escultor castellano; en un librito esta mujer manifestaba una gran aversión a la obra de barro; creo recordar que llamaba profanación a las imágenes que se han hecho con barro; ella valoraba solo el material duro, qué digo duro, extremadamente brutal, puro, que si las piedras o las maderas o el marfil, pongamos por caso; una visión desde la pureza de la materia pero considerando la pureza del esfuerzo del cincel; ella valoraba la obra del artista que reconvertía el bloque masa en imagen; y yo lo entiendo, entiendo que una roca es en sí una escultura; entiendo que haya escultores que no quieran alterar la roca de manera extremadamente realista y menos adulterarla; pero me hiciste pensar con tu ironía, porque no es una simpleza lo que me proponías; ¿podrías negarles a civilizaciones africanas que no han tenido cerca piedra o medios para traerla y trabajarla el enorme valor de que tomaran el lodo, lo mezclaran, lo cocieran y lo moldearan?; contemplar el lento amanecer en que los copos parecen estrellas que caen a nuestro lado no es que te haga pensar; es más: te lleva a comprender, y si comprendes algo, aunque sea en una proporción menor, te conduce a la admiración; todo hombre que crea debe ser reconocido; que un pensamiento y una técnica se alíen no lo hacen ni siquiera los dioses
Dinámica y circunstancia. Bs.
ResponderEliminarLa pompa se la dejaremos a Edward Elgar, si te parece, MJ. Buen domingo tras los copos.
ResponderEliminarExtraña la eternidad de los copos. Prefiero la del hielo y la furia de las gotas heladas golpeando la cara en la ventisca - nieve que no es nieve porque no pasa por la secuencia del copo.
ResponderEliminarSobre la nobleza de los materiales me imagino que es "logo" (o marca) de poder. ¿es una roca escultura en sí pero no el poliespán abandonado junto al contenedor? Te imagino con cierto porte clásico - ¿no es clásico Kraus, nostalgia de orden meridiano / mediterráneo, devoción a la verdadera aristocracia del saber? ¿Cómo si no brota la antorcha? Como te imagino clásico, decía, imagino su carencia por la piedra. Como te imagino con impronta ética, sé de tu atención a la frágil materia de la madera, el barro o el polvo de hierro soplado a la cara. Supongo que esa es tu bicefalia.
Buena nieve
Es curioso, he leído tus anteriores escritos,porque estos días me falló internet y estube desconectada.Los he leido de abajo arriba Y en el dia cuatro he respòndido lo que pertenecería al día cinco, sin haber leido éste.
ResponderEliminarAñado que a mi también me gusta pensar en la eternidad,porque pertenezco a ella en la forma más rudimentaria de su estructura.
En Ibiza también a nevado, raro por aquí, pero nos alegra la novedad blanca. No me gusta el frío, reconozco que me arruga el alma y espachurra el cuerpo. Pero visto el blanco sobre el verde de los pinos que rozan las ventanas de mi casa y el olor de la podredumbre orgánica que sabe a renacimiento, vienvenido el frío .
Saludos
L, eres un tipo duro. Conozco bien las sobrecogedoras ventiscas castellanas. Pero es otra cosa, no exenta de belleza, casi tan imponentes como las manifestaciones de tormentas. Pero eso es la apreciación que tenga cada cual.
ResponderEliminarLa sugerencia polémica del escrito no es exclusivamente mía, sino que se ha dado. ¿Qué es eso de porte clásico, Kraus, etc.? Bueno, respeto percepciones. No me impongo límites a mis reconocimientos a los materiales y a los trabajos. Primero porque solo soy observador y diletante, incapaz de hacer obra con mis manos. Lo importante es estar receptivo a todo y respetar cualquier espacio creativo, se base en el material que se base. Y aunque el mercado imponga sus leyes, el arte de verdad no es necesariamene mercado.
LO mío no es la bicefalia (puede que sí, tendré que ir descubriéndolo) sino el ojo heterotópico. Un abrazo.
Genetticca. Los pensamientos sobre la eternidad son para mi imaginación y recreación fantasmagórica. Me divierte y hago sarcasmo de todo aquello que los humanos convertimos en absoluto. Nos hemos enredado en nuestro propio lenguaje y lo que para unos significa eternidad para otros es devenir sin fin...Lo importante es que distingamos nuestros límites sin temer una progresión, a la que nos conduce la curiosidad.
ResponderEliminarTú no puedes tener miedo al frío, en cuanto te pongas con el barro y moldees algo cálido te llegará de ciertas capas de la tierra, ¿no?
Qué curioso lo distintos que somos unos de otros, Fackel,para mí lo enajenante es precisamente bajar la persiana. Me da sensación de ahogo, de claustrofobia. Siempre una luz encendida a la intemperie
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