Nunca leerás esta breve carta anónima, pero es de lo poco que puedo hacer. Te tocó, chico, te tocó. Con internet no se juega, si no conviene a los intereses de tu religión ni a los del Estado ni a los de tus multinacionales. En tu caso parece ser que haber criticado como blogger posiciones de tu propia iglesia islámica que juzgabas dignas de criticar y haberte metido dialécticamente con el presidente de tu nación son suficiente motivo para que la ley te golpee. No te va a consolar saber como sabrás que hay más disidentes como tú que ejercitan la libertad en la red y que son perseguidos con la ley en la mano o impedidos de acceder a ella por el control técnico ejercido por las autoridades. Y que otro tanto y seguramente más sucede en China, en Irán y en tantas partes donde esa pequeña esencia llamada Libertad es tan preciada como escasa y abominada por los energúmenos que mandan y por las castas religiosas y políticas que los azuzan. Mientras los poderes actuales no incluyan en la lista de bienes y recursos, de los que tanto hablan que tratan de conseguir para la población, el reconocimiento de la capacidad expresiva de cada individuo, no hay nada que hacer. Pero esto es algo que no conviene. La democracia cada vez conviene menos, no sólo a los países emergentes, sino que mucho me temo que cada vez disgusta más a los Estados occidentales donde la Libertad, con sus más y sus menos, es un lujo que incordia y limita, no sé hasta qué punto, a los intereses a toda banda que fluyen a costa de la ciudadanía. No voy a terminar esta carta con una de esas inconveniencias ridículas tan en boga hoy día como que “Abdel Karim Suleiman somos todos”, porque no es verdad. Una cosa es que yo te sienta y me afecte sentimentalmente la represión de que eres objeto. Una cosa es que me de una rabia intensa que sucedan cosas como ésta en un planeta que no debe ser la finca privada de nadie. Una cosa es que me avergüence de lo poco que Occidente ha contribuido de verdad a la libertad en el mundo. Una cosa es que el caciquismo imperante en vuestras sociedades os sujete hasta extremos insultantes y las leyes internacionales no lleguen a impedirlo. Pero la represión la sufres tú en estos momentos y muchos como tú, y que yo, ciudadano de un Estado y de una sociedad con reconocimientos en derechos humanos, te soltara una frasecita así sonaría a escarnio. Sólo te pido que aguantes y que hagas vida interior. La Libertad se preserva en la conciencia mientras no se puede exteriorizar. No sabrías hasta qué punto hay gente en nuestros países libres que despilfarran un bien tan maravilloso. Mis ánimos para todos aquellos que como tú luchan por hacer valer su voz como bloggers, en los periódicos o en las esquinas. Algún día, también la técnica será nuestra y la llenaremos de alma.
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