"¿Y la verdad que hemos perdido en los campos de batalla?"
Ümit Yasar Oguzcan, Un mundo para dos.
Hay muchas citas latinas que aún usamos con frecuencia. Unas en nuestros coloquios cotidianos. Otras en los términos jurídicos o filosóficos. Estos tiempos revueltos, si es que alguna vez no lo fueron, están actualizando ambas sobremanera. Si vis pacem, para bellum es una de ellas. Siempre me llamó la atención porque no acababa de entenderla, y sospecho que sigo igual. ¿Cómo es eso de que si quiero paz tengo que prepararme para la guerra? ¿Va a ser verdad que son dos términos antitéticos y no me había enterado? Si sigo un discurso que responda al interrogante me pierdo en la nebulosa donde no distingo entre ficciones. Prepararme para la paz va a tener un precio, en mi condición de vida actual, en la repercusión económica, en la discordia política, incluso en la salud mental y lo que es ya más funesto, en mis principios morales. La otra expresión es aquella tan breve como acongojante: Vae victis! Traducido: Ay, de los vencidos. Ampliado sería: ay lo que les espera a los que no resulten vencedores en una guerra, el coste de la rendición, el balance de sangre y fuego, la destrucción y ocupación de su territorio tradicional, lo que perderán en todo o en parte de su sistema de vida posterior, los años venideros de dificultades que acaso no les permitan recuperarse.
No hay como la precisión concisa de nuestra lengua madre. Lo que entrañan siete palabras. Ambas expresiones latinas, antes excepcionales pueden convertirse en habituales ahora, dada la situación que parece avecinarse. Y van vinculadas. Se podrían pronunciar seguidas antes de echar la moneda al aire porque solo las separa una línea frágil que puede ser sobrepasada por decisión de alguno de los poderosos de la Tierra e incluso casi por azar. Y lo peor: ¿contará con el apoyo incondicional y cómplice de millones que presumen de ser ciudadanos, es decir hijos de la civilización?
Así que ante este si vis pacem...que nos proponen y para evitar un vae victis, ¿qué puedo hacer?
Yo conozco otra, de esas atribuidas a la sabiduría popular (que dicho sea de paso, poco tiene de sabia) y que dice: Dos no pelean, si uno no quiere. Pero se olvidan de puntualizar que si el que no quiere es el que no inició el conflicto, lo más probable es que acabe apalizado.
ResponderEliminarY así está el panorama.
EliminarLeo lo que dices, aunque lo dijo otro y yo tampoco lo entiendo "si quiero la paz, tengo que prepararme para la guerra", eso es un oxímoron como la copa de un pino y por más que me lo expliquen no solo no lo entiendo es que tampoco quiero entenderlo, pero que como siempre en esa frase juega algo que se llama fuerzas fácticas a las que hay que tener contentas y no son otras que las fabricantes de armas.
ResponderEliminarNo solo los fabricantes. En realidad la dialéctica es tan antigua como las civilizaciones. Y no escapamos a ella.
EliminarLa lucha Darwinista, solo quedará el más fuerte y el mas fuerte quiere ser ese tipo de color naranja.
EliminarPor supuesto, esta especie nuestra no se libra de los comportamientos generales de todas las demás.
EliminarParece que Europa sí hace caso a la cita latina. Al fin y al cabo la paz es un período de no guerra que se prepara para la siguiente guerra.
ResponderEliminarSaludos.
Ves, al final nos enredamos, vivimos enredados, en nuestras propias dialécticas. Paz y amor predican los ingenuos (con el bolsillo y e estatu quo asegurados).
Eliminar(Déjame Fackel, por favor, que yo le contesto... Siempre prevalecen residuos de verdad, Ümit Yasar. Lo difícil es verlos)
ResponderEliminarDesconfío bastante de quienes ofrecen presuntos consejos sabios acerca de cómo vivir y todavía más de las lamentaciones jeremíacas. ¿Que qué podríamos hacer nosotros/as aquí, ahora, en caso de conflico bélico? Nada. Pero me gusta eso de Kierkegaard de que "la vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia adelante". Así que:
A los compañeros
Bebamos, pues, bebamos:
la lámpara luciente
¿a qué fin la esperamos?
El día va volando brevemente,
y el vino, ya en las tazas derramado,
formando mil colores,
brinda y convida al paladar cansado.
El vino delicado,
cuyos dulces favores
debidos son al hijo de Semele,
y Jove soberano,
que de los males bárbaros se duele,
y al olvido los da con franca mano.
Derrama, pues, derrama:
colma este vaso, aquel al punto llena,
que el uno al otro llama,
y haz una mezcla buena
a dos de vino ardiente
juntando uno de agua solamente.
Oda V, Alceo
Chiloé
ResponderEliminarMe alegra que un verso de Oguzcan sacado de contexto y la pregunta de qué hacer te hayan motivado tu opinión y sobre todo la oda de Alceo de Mitilene. Oda que me recuerda otros poemas arábigos, por cierto. Respecto a Kierkegaard, tan olvidado hoy, te diré que le tuve mucho aprecio en tiempos juveniles, si bien no entendí mucho. ¿Y Kant? ¿Por qué olvidamos o no tenemos en cuenta sus opiniones sobre la paz perpetua hoy día? ¿Demasiado utópicas?
ResponderEliminarSe me olvidaba, Un mundo para dos es uno de mis libros favoritos, no sé por qué, puso tanto arrojo pasional en él...
ResponderEliminarLa cuestión es que ante lo que puede venir nos tenemos que definir cada cual. Hemos vivido en burbuja.
ResponderEliminarAnder
Claro que hemos vivido en burbuja, habíamos dejado las guerras para otros, pero eso sí, beneficiándonos. Ahora que los viejos anhelos imperiales de un neo zar presiona en unos confines del Occidente europeo y la posible defección del amigo (vaya amigo fue siempre, como si no hubiera cobrado su amistad) americano las sociedades de la UE están confusas y ante grandes dilemas. Habrá que definirse, ya lo creo, e incluso respecto al vecino de al lado.
EliminarEn los frisos griegos, en los murales romanos tenemos escrito todo lo que necesitamos en la vida. Ellos describieron los horrores de la guerra, el dolor de los vencidos y el precio de la paz...
ResponderEliminarNo aprendemos nada porque no queremos..
Pues no sé si aprendemos, o si es que aprendemos pero desaprendemos (piensa que han llegado nuevas generaciones que ya no ven las cosas como los mayores), o es que nos engañamos en los tiempos de paz (la paz de unos es siempre a cuenta de las derrotas de otros y las consiguientes explotaciones)
EliminarSinceramente, es que no podemos librarnos de la dicotomía, es como un sino. Además, ¿no estás viendo lo complicado, si no imposible, que es hoy día dialogar y llegar a acuerdos, en cualquier plano, sociedad y país?
Los frisos griegos tienen parangón con la obra de Goya, pero esta es menos mítica y más al alcance de su comprensión. O acaso expresa los mitos de otro modo.
La cuestión es que ante lo que puede venir nos tenemos que definir cada cual. Hemos vivido en burbuja.
ResponderEliminarLa vida es una burbuja, con frecuencia tóxica.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarcreo que ser "pacifista" cuando el vecino es "belicista" es muy difícil. ¿Temerario quizás?
Salu2.
Habría, habrá, que revisar los términos, los conceptos y las intenciones. De cualquier manera aquel que dicen que dijo que había que ofrecer la otra mejilla ¿estaba en su sano juicio? ¿Era un imperativo? Si era esto, ¿por qué sus seguidores no afinan la fidelidad a sus palabras?
EliminarSupongo que porque del dicho al hecho va un buen trecho.
ResponderEliminarO dicho en román paladino: ¿porque una cosa es predicar y otra dar trigo?
EliminarNo me convence.