lunes, 7 de marzo de 2022

Mujeres anónimas y del pasado (Serie negra, 77)

 


Cuando la tarde languidece renacen las sombras. Sonaba a todas horas la canción de moda en aquellas tardes tórridas. No sé si interpretada por Lucho Gatica o Los Panchos. Ni me acuerdo ahora ni creo que lo supiera entonces. Y en la quietud los cafetales vuelven a sentir. Pero ellas, las tres, pobres, aguantando el tirón, el compás del bolero haciéndolas más llevadera la jornada. Aquella y otras canciones de moda acompañaban sus horas de esfuerzo donde iban dejando la vida. Una triste canción de amor de la vieja molienda. Ellas sin levantar cabeza, de sol a sol, dándole a la máquina de coser y a la plancha, a los pespuntes, a los dobladillos. Aguantando las exigencias del sastre que les pasaba tarea. Sudando la gota gorda. Preocupadas por los hijos que aún tenían que salir para adelante o bien curadas de espanto de los que habían perdido. Que en el letargo de la noche parece gemir. La más anciana, ya con su cuota de demencia senil, reducida a la mínima expresión tras años de madrugones seculares para ordeñar las ovejas y hacer queso. Las otras, una viuda con hijos pequeños y otra soltera, de la que me contaron una vez que se había entendido con un mozo que fue asesinado por los falangistas. Luego entró en barrena de una enfermedad que le dejó postrada años. Un mal sin saber por qué, y es que en aquel tiempo la gente padecía o se moría no solo sin cura sino sin saber qué le pasaba. Los diagnósticos eran escasos, los tratamientos mínimos. Al final, la naturaleza o tiraba para adelante o hundía a la gente. Una pena de amor, una tristeza. Ellas allí, en aquella galería que les propiciaba la luz para ejecutar el oficio, tratando de no perder la vista antes de tiempo, inclinando sus cuerpos hacia la deformidad. ¿Quién se acuerda de las pantaloneras? Un trabajo como tantos que abundaban en la España gris y necesitada hasta la extenuación y todavía con aroma a sangre enterrada, por el que recibían una retribución modesta. Trabajo a destajo, se decía. Lleva el zambo Manuel y en su amargura. Allí las tres, sus vidas alteradas tras la guerra civil, de golpe cambiando campo por ciudad para no perecer. Allí las tres, cuando la radio era la conexión con el mundo, porque más allá de los límites de la patria cercenada había mundo. Todas con vestido oscuro, con votos a algún santo, con sufrimientos contenidos, con duelos olvidados. Pasa incansable la noche moliendo café. Estas son para mí algunas de las mujeres anónimas y valerosas de mi infancia, cuando aún no había despegado el eco de la mujer publicitada. Las tres y muchas más. Mujeres pendientes de ganarse el pan (qué maravillosa y olvidada expresión), midiendo los reducidos gastos, ahítas de silencios, encogidas en sus preocupaciones, desplazadas por unos tiempos que no les iban a devolver los pasados. 



38 comentarios:

  1. Que buen texto para dar a conocer la triste nación salida de un conflicto absurdo, uno más como el de ahora. Mujeres sacrificadas, sin un momento propio, con solo una triste radio con sus boleros y canciones dedicadas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La historia que vivimos y que los libros honestos se ven incluso limitados para hacérselo ver a las nuevas generaciones. Ahí el gran valor ha sido el de la transmisión oral de abuelos y padres a nietos e hijos, en fin, ya sabes, lo que hemos conocido en directo o por referencias.

      Eliminar
    2. Ante cosas así, me doy cuenta de que ya hace muchos años de casi todo.

      Eliminar
    3. Sí, así es, pero hay otra reflexión o, mejor dicho, otra turbación que puede acecharnos a medida que este conflicto europeo tan terrible de estos días se enquista: que puedan volver tiempos pasados, al menos temporalmente y con sus carencias.

      Eliminar
    4. Si hay un dios no debiera permitirlo.

      Eliminar
    5. Me parece que como nos limitemos a invocar a extraterrestres y mientras no corramos (recuerda el dicho: fíate de la Virgen y no corras)

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Pero la gente, mal que bien salió para adelante, lentamente, con esfuerzo y sacrificio.

      Eliminar
  3. Aquí y allá, parece que escribís de mi pasado. Uruguay aún conserva abuelos españoles y italianos en su gran mayoría y nosotros sus descendientes crecimos escuchando esas canciones y viendo como se iban yendo con ellos sus costumbres, sus creencias, sus remedios para todos los males, sus consejos valiosos que nadie escuchaba. En casa hay baúles que viajaron con restos de ajuares y fotos que hoy ya no sabemos de quiénes son porque no había tiempo para conversar, todo era trabajo. Ni siquiera teniendo despilfarraban, al contrario, todo era envasado y guardado por si la miseria volvía...siempre la mirada lejos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay un hilo conductor ¿o un cordón umbilical? entre gente de aquí y del otro lado del océano. Y han pasado circunstancias análogas en muchos casos. Yo tuve suerte de no conocer lo peor de lo peor, pero sí las limitaciones que venían de alguna década anterior. Pasaron cosas tan terribles en este país...Sumadas al retraso secular.

      Eliminar
  4. Todos tenemos a esas mujeres en nuestra infancia, y lo que es más importante es que nuestros padres nos enseñaron a respetarlas y admirarlas casi por primera vea en la historia. La que más admiraba no molía café, pero trabajaba en el Banco y ya en aquellos tiempos mandaba bastante. Se llamaba Genoveva.
    Ah! la canción creo que es de Hugo Blanco, aunque también la ejecutó Julio Iglesias.

    Salut.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Julito se apuntaría a ella por mor de la discográfica, supongo, en aquel tiempo del relato aún no había aparecido. Así fue, tantas mujeres así y a partir del hilo de sus vidas podríamos dar puntadas esenciales de la Historia española.

      Eliminar
  5. Como canción que queda para la posteridad, no le podía faltar su truculenta historia de pelea entre autores de la letra y de la música, aquí va entre tío y sobrino.
    Y esto es lo que dice el zambo Manuel: "Una pena de amor, una tristeza", de esto aún hay mucho.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sabía lo de esa pelea, la verdad es que nunca antes me había parado a pensar en Moliendo café. La tenía de niño mucho asco, porque en la radio tenían "el valor" de ponerla constantemente. Recuerda aquella sección de Discos dedicados y de felicitación, por ejemplo.

      Eliminar
  6. Es un homenaje a la mujer trabajadora increíble. Me encantó la música de fondo de sus cuitas.

    Muy especial. Para enmarcar. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues me sentía agradecido por aquella familia y lo vi así. Ahora las nuevas generaciones, supuestamente rompedoras, abren nuevas vías pero no es oro todo lo que reluce. No es cosa ahora de entrar en señalar defectos del momento. Gracias, amiga.

      Eliminar
  7. Uma solidão escondida...uma vida de luta, de trabalho e em silêncio...
    A minha avó era uma dessa mulheres... modista numa cidade pequena...Anos mais tarde, conheci uma senhora que a conhecia bem; fez-lhe o enxoval.
    Uma homenagem à Mulheres, do passado, de hoje, cuja voz tem que ser ouvida.
    Beijos e abraços
    Marta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sería de ingratos olvidar a las mujeres trabajadoras de otro tiempo, que no trabajaban en fábricas u oficinas, pero sí en sus casas, manteniendo la precaria economía familiar. Las mujeres que me han inspirado la entrada eran sencillas pantaloneras, que cosían y ajustaban los pantalones que les enviaba un sastre. En aquel tiempo no había tiendas tipo Zara de comprar, usar y tirar. También he conocido mujeres modistas, que confeccionaban trajes para señoras, pero tenían otro nivel y, como se diría ahora, otro mercado. Lo que sí se puede aseverar es que trabajaron mucho, que sus cuerpos pagaron un alto precio. Obrigado, Marta.

      Eliminar
  8. Vaya!
    Recuerdos que explotan en mi cabeza.
    Mi madre y la vecina de arriba, que era modista, trabajando ambas en los respectivos balcones que daban a un patio interior. Ella tejiendo lana para algún jersey y la modista de arriba, inmersa en sus cosidos. Una radio a medio volumen y las dos cantando "Moliendo café".
    Mi hermano mayor acaba de llegar con un cubo cincado (que el plástico aún no estaba, o estaba muy poco) con el hielo comprado en la fabrica del mismo, para la nevera que no necesitaba enchufe.
    Que tiempos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coser y cocinar han sido dos oficios domésticos a cargo de mujeres; también limpiar. Eran innumerables las mujeres que se dedicaban a ello en sus domicilios para sacar un sustento, o las que iban a limpiar, cuidar y servir en casas que se lo permitían. Recuerdo otro oficio: mujeres que disponían de un rincón en algún establecimiento -en el caso que yo conocía estaba en una droguería en la esquina de mi calle- para coger puntos a las medias.

      Lo de ir a por hielo fue otra historia, y antes incluso los pisos disponían de una zona oscura y apartada del calor al que llamaban fresquera. Simplemente para poner allí las sardinas, por ejemplo, que entonces, obviamente, se compraban para comer de un día para otro.

      Eliminar
  9. Bonito homenaje a la mujer, creo que nunca se dirá lo mucho que la humanidad les debe y la vida perra que en general los próceres de la historia organizo para ellas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca, nunca, Ángel, por eso a estas alturas me revientan los que jamás han dado un palo al agua, y pon masculino o femenino en ese "los que", que de todo hay.

      Eliminar
  10. Repites foto y esta muy bien traída. Refleja lo que es la mujer, angel custodio de la familia. En su momento el volante de faralà me sacó una sonrisa,hoy, ni p.gracia me hace.

    Fackel ¿ nadie puede detener este genocidio?

    Por la paz.

    Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay fotos caseras que hablan por sí solas, y más cuando ni las personas retratadas y el fotógrafo ya no existen. Porque creo que a medida que pasa el tiempo el documento gráfico habla más.

      Sobre genocidio: estoy tan indignado, preocupado y angustiado como tú por lo que pasa y puede pasar, incluyéndonos como afectados. ¿Te das cuenta que cuando Siria, por ejemplo, u otros genocidios no nos sentíamos tan afectados?

      Sobre la paz: pensamiento al vuelo: la paz no llega por invocarla. Las abstracciones no se pueden jamás concretar, ¿no?

      Sobre la historia: estos días maldigo las clases de historia -putas clases de historia que recibí, me repito a mí mismo- que los cates pintaban situaciones, proporcionaban datos, probablemente casi todos inexactos, y contaban lo transcurrido en el sufrimiento humano como una película. Ahora tienes historia viva, Fackel, y puede ser más dolorosa que suspender exámenes, sin duda.

      Por supuesto, todo lo que digo puede ser usado sin ningún problema contra alguno de mis yoes. Total, para donde vamos a ir...

      Eliminar
    2. Total, para donde vamos a ir...
      Cada día te quiero más 🤗

      Eliminar
    3. Pues Totus tuus, que dirían los de la farsa.

      Eliminar
  11. También yo recuerdo a mi madre planchando, tardes que pasaban en un vuelo mientras hacíamos los deberes y se escuchaba la voz de una Elena Francis aconsejando resignación y paciencia. Espero que si hay otra vida, a nuestras madres y abuelas les toque una vida de libertad y alegría.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un buen deseo, y eso, para la próxima existencia, que más vale que sea para muchos mejor.

      Eliminar

  12. ...Muy poético y acertado el intercalado de la letra de la canción en el texto. Se siente mas íntimo y brillante.

    Cuando comencé a leer tu texto, me llegó el eco de la música y parte de la letra de ese bolero.. Y llegó de lejos, lejos en el recuerdo. Porque vi a mi tía Nico, sentada horas y horas a la máquina de coser y a mi madre, que trabajaba con ella, con la plancha llena de carbón ardiente en la mano, todo el tiempo que le quedaba, después de atender a los peques -5, 7, 10 años- tal vez, entonces.

    Tía Nico vivía sola. Su marido y su hijo, cayeron en la guerra y mi madre, también sola, solo recibía, cada tanto, cartas de América, tachadas, casi en su totalidad por la censura.

    Aquellos tiempos debían ser muy difíciles, para muchos mayores, sobre todo mujeres.

    Así que suspendías en Historia?...
    Bueno, no me extraña, tengo tu mismo criterio, sobre esa asignatura...

    Gabon, Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Soco. Por lo que veo fue una práctica muy extendida en otro tiempo lo de los trabajos en casa y el acompañamiento de la radio, y no solo de músicas, ¿o ya no nos acordamos de las radionovelas de entonces que se escuchaban con tanta atención y no menos emoción? Bueno, a mí nunca me afectaron, a un niño no le atrapaban y menos quedarse quieto.

      Cuando he puesto cates me refería a catedráticos que soltaban la mayoría su rollo, pretenciosos e intérpretes a su manera, que copiarían de otras partes, de los procesos del pasado. La mayoría no eran clases atractivas, porque se hacía hincapié en la relación de datos y se exigía la memorización y punto. No obstante la Historia sigue siendo uno de mis temas favoritos, ahora que ya me pilla mayor para entregarme más a fondo, pero al menos los años le hacen a uno aguzar el interés, la capacidad de distinguir (hay pseudohistoriadores, meros divulgadores e historiadores serios que afortunadamente ya investigan) y mantener la mente abierta ante la dificultad en comprender cómo y por qué se han entremezclado los factores que componen la evolución de las sociedades en todas sus dimensiones. Pontificar sobre el pasado no es difícil, pero es inútil. Utilizar el pasado para justificar el presente, y maniqueamente (se da bastante en el panorama político) es incorrecto. Contar las cosas como no fueron es estúpido, y aún se hace mucho, sublimando lo que no hubo u ocultando o desvirtuando los hechos reales. En fin, tema complicado. Así que ya concluyo que por lo que veo no tenemos el mismo criterio. Para mí hace mucho que dejó de ser asignatura y ahora es exigencia y esfuerzo por entender un poco más la vida humana y sus culturas, aunque sea insuficiente, y me produce además placer (también inquietud)

      Eliminar
  13. Vaya, no me has entendido, o mejor, no he sabido explicarme, como parece que ya es costumbre... Hablaba de esa historia narrativa a veces de sucesos políticos...guerras por ejemplo, que narran siempre los triunfadores, a su medida, como ocurrió en la de España. En fin ...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jope, pues no te había entendido, no, perdona: es que esas narraciones son eso, narraciones interesadas (ya desde tiempos antiguos, incluso los llamados historiadores mesopotámicos o griegos y persas contaban en honor del victorioso) y en absoluto investigaciones. Cuando la dictadura lo comprobamos, pero incluso al hablar de historia universal la información o interpretación era sesgada, no solo por motivos políticos, sino por los propios límites de la investigación. No es fácil de profundizar aquí en el tema. Un abrazo.

      Eliminar
  14. Conmovedor. Intentar descubrir o recordar sentimientos y vivencias de otro tiempo a través de lo que nos surge en una antigua fotografía es una argucia para intentar develar nuestras propios sentimientos. Estamos en eso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los sentimientos personales, Neo, que tanto nos conmueven y tanto adoramos, hay que confrontarlos también con los sentimientos de los demás, con las emociones ajenas, con las experiencias de la vida pasada tan dura. No es una foto al azar, para mí entrañable.

      Eliminar
  15. "Mujeres pendientes de ganarse el pan" (qué maravillosa y olvidada expresión): una metonímia preciosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquellas especialmente entregadas a ganar incluso la miaja de pan. No fueron tiempos de desperdiciar nada.

      Eliminar
  16. Fáckel:
    tristes años tuvieron que ser aquellos.
    Mis padres me hablaban de hambre, cada vez que nos poníamos tiquismiquis para comer.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En efecto, creo que nos han hablado a muchos del hambre y las carencias.

      Eliminar