lunes, 6 de diciembre de 2021

El desaparecido (Serie negra, 53)

 



¿Sabes por qué te hemos detenido? Él desafía a sus interrogadores. Supongo que por mis ideas. Por tus inapropiadas ideas, más bien, le responden ásperamente. Vas sembrando la discordia y te has aliado con los más traidores. El detenido manifiesta asombro. ¿Quién ha traicionado a quién? Solo he sido consecuente y he defendido lo que me ha parecido digno de proponer para que la gente no sea infeliz. Sus interrogadores endurecen el tono. Nosotros decidimos quién y cómo debe alcanzar la felicidad. Pero es un derecho que no se le puede negar a nadie, aulló el hombre. Tú no eres quién para invocar derechos y menos para gritarnos a nosotros. Estás aquí por asocial. Y a los asociales se les debe corregir y si no cambian les proporcionaremos una dosis de felicidad eterna. Sabemos todo de ti. De la fe inquebrantable que decidiste quebrantar. De los pasos que has dado para subvertir el sistema. De tus pactos con las fuerzas enemigas. Hay testigos innumerables de ello. Se te va a pedir que te retractes de todo lo que has hecho con la intención de perturbar la convivencia y confundir a la gente de bien. De tu colaboración depende que algún día seas feliz en este mundo. El arrestado permanece mudo, tratando de ordenar sus ideas. Saca fuerza para argumentar. Pero todas estas acusaciones son ambiguas, además de falaces, dice enojado. Además, ¿no estábamos todos en el mismo barco? ¿Por qué me culpáis a mí de querer hundirlo? Quieto con lo que dices, se le imponen los otros, no vaya a ser que ahora nos cargues con la responsabilidad de que si las cosas van por mal camino ha sido cosa nuestra. En este momento es un imperativo poner orden y lo primero es segar la cizaña. Hay que hacer converger las ideas a una sola. Y dirigir el objetivo hacia lo más práctico. Asegurar el orden y concentrarnos todos en una sola tarea. Arrimar todos el hombro con plena conciencia de lo que nos jugamos. Aupándonos en torno a quienes saben dirigir y garantizar el futuro. De ello depende que la dirección vuelva a estar clara de nuevo. Para que no se frustre el destino  real, y no el idealista y engañoso que tú y los tuyos prometíais a los honestos. No se arredra el cautivo. Nunca hemos tenido tan cerca la posibilidad de acabar con la tiranía del hambre, de la ignorancia y de la injusticia, y he luchado por ello. ¿Por qué mi visión de lo práctico e inmediato va a estar equivocada? ¿Hay que concentrar todo en el poder de los burócratas? Pero vosotros ¿de parte de quién estáis? Obtiene una bofetada por respuesta. Saltan sus lentes y se siente indefenso. Se ve que no te arrepientes de haber hecho el juego a aquellos que dices combatir. Te va a dar igual. Las pruebas contra tus actividades son amplias y concluyentes, y alguien que sabe más que tú y que nosotros allá arriba va a tomar las medidas oportunas para que no sembréis más discordia. Dos energúmenos lo levantan de la silla. ¿Discordia cuanto hemos aportado?, acierta a decir con torpeza. ¿Discordia poner en primera línea de combate a hombres y mujeres entregados? ¿Discordia querer el bien universal? ¿Discordia buscar la satisfacción para los que siempre han andado escasos de recursos y sobrados de necesidades? Calla de una vez, le increpa el polizonte. Que suba al coche con los otros. El hombre se sumerge en un silencio repentino, profundo, como si quisiera blindarse contra la indignidad. Desconcertado por su mente temerosa recuerda algo que leyó en cierta ocasión. Un hombre que dice que no es un hombre que dice que sí. No a todo lo que resulta insoportable y por lo tanto inaceptable. Sí a la percepción de que pueden modificarse las circunstancias y vivir con la cabeza alta. Pero estos pensamientos no le consuelan. Sabe que es ya un derrotado. Soy de esa clase de hombres que ha querido cambiar el mundo pero cuyas intenciones no prosperan nunca. ¿De qué me sirve en este momento incierto evocar a esa humanidad por la que creí haber luchado dignamente?





32 comentarios:

  1. Hay que seguir como un martillo pilón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero cuántas veces el martillo -pilón o manual- no va más allá de dar sobre el propio pie.

      Eliminar
  2. Si tenías la desgracia de caer en manos de policías estalinistas o políticos dependientes -y obedientes- de Moscú, tu aniquilación estaba servida, como le pasó a Andreu Nin.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fue un capítulo de vergüenza ibérica y donde ya se veía con claridad el perfil de la larga mano del dictador georgiano, los límites de la República española y la lenta agonía de la izquierda.

      Eliminar
  3. Esto es lo que se consigue con las dictaduras, sean del signo que sean. Llamar antisocial y reaccionario a todo lo que no se amolde al régimen.
    Los extremos se tocan y las verdades absolutas sobran.
    Salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No olvides que las verdades absolutas han sido esgrimidas por una tradición de veinte siglos de un monoteísmo concreto que ha condicionado también las políticas, las vidas y las actividades de los hombres.

      Eliminar
  4. 1984, Winston. ¿Quién es el señor de la foto?.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Andreu Nin, aunque el texto no se circunscribe especialmente a él, sí deambula de alguna manera.

      Eliminar
    2. De nada. Te paso enlace de un documental de hace casi treinta años, pero no está mal.

      https://www.youtube.com/watch?v=zLAfmtlCgTU

      Eliminar
  5. Andreu Nin, consecuente hasta el final. Un personaje demasiado integro para los conspiradores del poder por el poder.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin entrar en el tema de sus posicionamientos políticos y hasta qué punto era utópico su intento lo que he leído hasta la fecha va en esa dirección de hombre incorruptible. Por supuesto, como hijo de su tiempo, evolucionó a través de una serie de ciclos personales e ideológicos muy cambiantes.

      Eliminar
  6. Es la paradoja del luchador por el bien común, que acaba siendo un enemigo del sistema, y éste, lógicamente, o lo aisla o le destierra. Lo ha de hacer callar como sea.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También era un hombre de ideas, un teórico de los que en aquel tiempo hubo unos cuantos, pero acaso todo lo que devino no fue el mejor marco para llevar a buen puerto un planteamiento que iba a la raíz. Te recomiendo un hermoso libro -acaso lo hayas leído- de George Orwell titulado "Homenaje a Cataluña", una novela testimonial de su presencia en la guerra de España, donde se sumó a los efectivos que seguían a Andrés Nin.

      Eliminar
  7. Parece policía política. Todo el mundo argumenta tan clara como innecesariamente. Todo estaba hablado antes de empezar el interrogatorio.
    A modo de anecdota, el mes pasado se me llevó el coche la grúa por estar mal aparcado en la calle que lleva su nombre
    Saludoss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Iban sobre seguro a por él.
      ¿En la calle Grúa se te llevó el coche la grúa? Vaya capítulo.

      Eliminar
  8. Lo sistemas son implacables hasta que caen, pero cuánto dolor dejan atrás.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Diría que millones de dolor. Y no todos los sistemas caen, algunos se reciclan.

      Eliminar
  9. Por qué le será tan difícil a los justos ser escuchados? La honestidad y los ideales suelen estar devaluados en esta sociedad materialista y fragmentada. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos -justos o no, el término bíblico me apabulla mucho- estamos a merced de los movimientos sísmicos de todo tipo de intereses. En un momento dado son las minorías solamente, más allá puede no librarse nadie. El siglo XX ya lo demostró. Y recuerda el poma de Brecht. Otro.

      Eliminar
  10. El que este libre de culpa... Todos los regímenes tienen sus sombras, cierto que unos más que otros, pero si obtienen algún beneficio no suelen dudar en sacrificar personas, ideales, lo que sea.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una de las consecuencias del ejercicio del poder despótico y abyecto. Y todo lo que abunda y hay detrás.

      Eliminar
  11. Quando não se compreende as ideias, sente-se desprezo, medo...porque isso vai alterar a ordem que estabeleceram...São fracos porque não enfrentam a verdade...
    Interessante.
    Obrigada pela visita
    Beijos e abraços
    Marta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los intereses particulares -personales o ideológicos o de negocios- llevan a muchos a despreciar y perseguir al disidente.

      Eliminar
  12. Las estructuras de poder son implacables, es una historia triste que por desgracia se repite una y otra vez. Al individuo que disiente le conviene estar lo más lejos posible del sistema, porque antes o después se fijaran en él y será catalogado de subversivo y todo lo que sigue después.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que sucede, Ana, es que el individuo que disiente activamente -hay un tipo de individuo disidente pero más pasivo- no puede estar lejos del enfrentamiento con el sistema en su totalidad o parcialmente. Y hay tesituras históricas donde no quedan muchas opciones. Basta con leer en la prensa cómo se las gastan los gobiernos no democráticos o que se las dan de serlo pero no lo son. Pero ¿puede una sociedad que no sea ciega prescindir de la disidencia? Gracias por pasar.

      Eliminar
    2. Para mi no hay mayor disidente que el prescinde del sistema, creo que meterse a cambiarlo es tarea imposible, qué le vamos a hacer, hace tiempo que llegué a esa conclusión y no encuentro, hoy por hoy, razones que me hagan cambiar de idea.
      Pienso que solo saliendo de él, en la escala en que cada uno buenamente pueda, dejas de darle tu energía y el sustento que necesita. ¡Un abrazo!

      Eliminar
    3. Se podría hablar más o menos sobre qué es prescindir del sistema. ¿Vivir con pocos recursos? ¿Aislarse y apartarse? ¿Suicidarse? En otros tiempos hablábamos mucho del sistema y que teníamos que estar contra el sistema. Pero una cosa es estar contra determinadas formas de producción, de distribución y mercado, que no dan respuesta suficiente y menos justa a las necesidades humanas, y otra decir que no aceptamos eso abstracto formal llamado sistema, pero que cada día tocamos algo, poco o mucho del mismo, con el que nos retroalimentamos en mayor o menor medida. Cambiar algo abstracto es misión imposible, pero cambiar, mutar o reelaborar formas de vida y de relación es algo que se viene haciendo desde siempre, nunca ha parado y tal vez hay que centrarse en esa tarea. Lo interesante es buscar rincones, alejarse del ruido y no digo de la ira, distinguir los medios al alcance para no ser pasto de su dominio y manipulación. En fin, me has tirado de la lengua, pues.

      Eliminar
  13. LO kafkiano está en este mundo, y duele a los hombres.

    ResponderEliminar
  14. Fáckel:
    también a mí me ha recordado a Kafka.
    El poder siempre es totalitario.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre, solo que algún tipo de poder lo es en mayor dimensión.

      Eliminar