domingo, 22 de agosto de 2021

La noche en que Orson me despertó de madrugada (Serie negra, 21)

 



Sonó violento el teléfono. Tienes que venir cuanto antes al estudio, oigo una tronante y azarosa voz al otro lado. Lo tengo todo entre mis sienes. ¿Todo qué? La manera de dar forma al relato del inglés, lo que hablamos el otro día en la güisquería de Trucky. Pero a estas horas, ¿crees que tengo ganas de otros relatos que no sean mis sueños? Lo que se me ha ocurrido te los apaciguará o te pagará después con unos más reposados, dice el tono imperioso. Si fueras otro y no tú maldito el caso que te haría, me rendí. Orson no se había ido a casa desde hacía muchas horas. El estudio se hallaba en penumbra. Humo de habano por todas partes. Papeles derramados, desorden de cables, restos de comida malolientes. Enseguida me di cuenta de que él esperaba su propia invasión, la que llega desde la novela y ocupa la mente imaginativa de un lector enfebrecido. Tengo mi momento de luz, me dijo al recibirme, soslayando mi expresivo mal humor. ¿No lo podíamos haber dejado para mañana? Mañana no tendría tanto efecto y los alienígenas están a punto de caer. Y tú yo los vamos a parar, ¿no?, le solté rabioso. Tú, yo y todo el elenco que estará a punto de aparecer por aquí dentro de poco. Creo que mi propia carcajada acabó de entonarme. ¿Los has despertado a todos?, solté perplejo. Los ensayos no pueden esperar, no pueden, no deben, no quieren, dijo eufórico, trastabillándose. O ahora o nunca. Pero adaptar un relato y ponerlo en antena se puede hacer en cualquier momento, con calma, cubriendo los espacios publicitarios que los jefes impongan, traté de justificarme. Mañana, pasado, otro día, déjate de historias; ganas de rechazar el momento de swing. Que otros dirían de gracia. No, gruñó, tiene que ser ya, y me escupió una cubana bocanada al rostro. No se trata de hacer un cuento de hadas ni una narración bondadosa y amena para familias. Eso que lo hagan otros. Nosotros a lo nuestro, a la provocación. Hay que coger por sorpresa a la audiencia y convertir la ficción en un hecho creíble. La gente se lo cree todo si aciertas en sus puntos débiles. Buscan el asombro, quieren salir de su pereza cotidiana, piden a gritos que les cuentes un cuento que les involucre y a la vez rompa sus esquemas. Porque necesitan transgredir el orden. ¿No ves que todos se mueren de aburrimiento? La gente no pide la verdad, pide que les concedas una respuesta adecuada a sus miedos. Que abras una puerta por donde escapen los diablos que han estado engendrando toda la vida. Wells lo sabía al escribir la novela. Pero leerla es una cosa y proyectarla a través de las ondas puede duplicar o triplicar el efecto. El público lee lo justo, si es que lee. Pero se entrega a las emisiones edulcoradas de las radionovelas. Démosle directamente  en sus complejos. Castiguemos sus deficiencias. Vamos a abrumarle con fantasmas que creerán que vienen de otros mundos pero están en el nuestro. Apenas iba rayando el amanecer cuando fueron cayendo, entre bostezos y gestos desaboridos, los actores y técnicos. Orson, que estaría más agotado que nadie, los recibía con chanzas y sonrisas. Va a ser nuestro momento feliz, dijo cuando les congregó a todos. Vosotros sois los elegidos. Seres de otros mundos están a punto de aterrizar en nuestro planeta. Los recién llegados despertaron del todo. Si es así, que la seguridad nacional tome cartas en el asunto, dijo titubeante un crédulo que parecía no haberse enterado de la propuesta de Orson. Preparad los efectos especiales, ordenó. Que cada uno tome su rol. Carraspead y dejad a punto la garganta. Va de ensayo. Tenemos unas cuantas horas para bordear la ficción y hacer verosímil lo improbable. De esta es fácil que hundamos al mundo...o que lo salvemos, rio con ganas.


 


27 comentarios:

  1. Sin duda fue un acontecimiento maravilloso. La gente , por aquel entonces debía tomar lo que se decía por la radio, como palabra de Dios .
    Me he dado cuenta ahora del paralelismo de los apellidos con el autor de la novela.
    Hace falta el ímpetu de la juventud para hacer algo así, y que tu jefe se acuerde de lo que fue la suya y dé una oportunidad a algo, en principio, descabellado.
    Creo que la genialidad va de la mano de la juventud y que nuestra mejor versión se acaba antes de lo que queremos creer.
    Y ya está.
    Saludos Fackel

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  2. El apellido casi igual, pero no el mismo. Excelentes conclusiones las tuyas, que yo comparto, Gabi. Por cierto, lo de la mejor versión tiene su miga.

    Buen lunes.

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  3. A una representación como aquella, hoy seria llamada fake news.

    Saludos

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    1. Probablemente. Y entraron al toro muchos, del mismo modo que pasa ahora.

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  4. Se avanzó creando sin saberlo una mezcla perfecta con lo que como dice Emilio hoy llamamos "fake news" y también el concepto de "influencer"
    Pero otra cosa es, si asumió las cargas de responsabilidad por los suicidios que lamentablemente ocurrieron, por mucho que algunos afirmen que esto es una leyenda urbana.

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    1. Aborrezco el término influencer. Aunque probablemente sea un ejercicio que ha existido tradicionalmente, por ejemplo ejecutado por los curas con su extendido ¿poder? o simple influencia. Influencer/negocio, el de quienes se dedican a ello. Tempora, mores...oportunistas, mercado, trivialidad, lo líquido prima.

      Ni idea de los suicidios. También los hubo en el crack del 29 y no solo entre los grandes inversores. ¿Quién se responsabilizó de ello? Un Estado cuasi en quiebra creo que no.

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    2. Si; yo también aborrezco. No el término, sino la actividad influenciadora. Desde mi profesor de latín, hasta el director de publicidad de Adidas, pasando por sacerdotes, iluminados NewAge, gurus, y un sinfín de vendedores de humo, encantadores de serpientes y no me olvido de bastantes líderes políticos y otros embutidos con pimentón y cordelito.

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    3. Aviados estamos, como dicen el pueblo llano de por aquí. Claro, que creo que tú y yo pasamos de influencers, influyentes e influenciadores.

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  5. Son muchas las personas por aquí, de las que jamás hubiera pensado que podrían llegar a pensar semejantes fantasías tipo La guerra de los mundos, que creen que Angela Merkel es algo así como una lagartija, que el mundo está ya en manos de extraterrestres, etc, etc. Seguramente que no somos el ombligo del universo (o si lo fuéramos ¿por qué no? jajaja ¿quién puede saberlo? será porque posiblemente entonces el universo estará cosido de ombligos como el mundo lo está de seres vivos) pero de ahí a trasladar la responsabilidad de nuestros fracasos (o aburrimiento) a entes o seres externos me parece una locura. Por otra parte, si lo pienso bien, una locura bastante humana. Jamás hemos cesado de crear monstruos, amenazas externas, enemigos, guerras etc es como si necesitáramos crear escenarios de terror, fantásticos o reales, para sentirnos vivos, para darle sentido y valor a nuestras vidas. Me pregunto cómo sería si en lugar de escenificar que nos invaden marcianos hubieran escenificado que nos visitan venusinos para regalarnos bondad, paz, amor y todos esos sentimientos altruistas que nos impulsan. Probablemente algo así es mucho más complicado de representarlo de una manera que resulte verosímil aunque en la realidad sean precisamente esas partes de nuestro carácter las que como especie nos mantengan vivos. Me has hecho recordar una entrevista que le hicieron a Orson, ahora no recuerdo quién, pero sí que se me quedó grabado por curioso que dijo algo así como que en España le hubiera gustado vivir en una ciudad como Ávila. Feliz semana, Herr Kraus!

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    1. "Me pregunto cómo sería si en lugar de escenificar que nos invaden marcianos hubieran escenificado que nos visitan venusinos para regalarnos bondad, paz, amor y todos esos sentimientos altruistas que nos impulsan". Creo que hay filmes sobre ello también. Pero ¿no sería igual o parecido de dudoso e increíble?

      Qué bueno, Campanadas a medianoche se rodó en distintos escenarios de Soria y provincia, también Ávila. Por aquella fecha y años antes yo iba con cierta frecuencia a pasar unos días a Ávila con familia de allí. Era una ciudad parada en el tiempo, con poca población, donde se escuchaba el tañido de las campanas a todas horas. Para vivir entonces con mucha tranquilidad, frío y escasas perspectivas para gente joven. Una ciudad provinciana bastante cerrada en sí misma, pero mis recuerdos de infancia están a salvo. Hoy ya no es la misma.

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  6. Creo que la frase lo dirime todo:

    "La gente se lo cree todo si aciertas en sus puntos débiles"

    Y cuando se dice todo, es que es "todo".
    Salut

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    1. ¿Absolutamente todo? ¿O Todo modo, como decía Íñigo de Loyola?

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    2. Iñigo era mucho Iñigo, FACKEL. Todo modo, es, quizá, la frase adecuada.

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    3. Pues te recomiendo la novela de Leonardo Sciascia de idéntico título. Extraordinaria. Irónica. Incisiva. El dedo en la llaga.

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  7. A la mayoría de la gente de entonces, le faltaba información, vivían a otro ritmo. La gente de ahora conoce mucho mas, aunque mucha, se pasa de "lista", no crees?...

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    1. Sí, y además creo que se pasa de tonta. Porque cree saber. Cree que twits, whasapp, facebook y mil historias más informan. ¡Creen que así saben! Eso es de cretinos.

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  8. Estamos volviendo a ese creer lo que dicen. A ese: "Lo he visto en la tele" "lo he oído en la radio".

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    1. Fíjate que son expresiones de toda la vida. Algunos no van más allá. Bueno, los jóvenes que ni escuchan radio ni leen prensa y artículos de fondo ni leen lo pertinente de libros y solo se guían por los vulgares gurús de cercanías de los móviles. Pero para qué.

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  9. Aquella vez logró despabilar los miedos latentes de muchos, al punto que más de uno se la creyó y pensó en escapar sin orgullo ni decoro. Orson logró traspasar el límite del acuerdo entre emisor y receptor. Después de esa vez las mentiras fueron dichas sin el propósito de entretener o de alentar a la imaginación, ahora simplemente se dicen con el oscuro fin de engañar.

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    1. Fue un ensayo dirigido a la masa y con la complicidad de la masa. No sé si el estado anímico de los norteamericanos estaba ya marcado por lo que iba sucediendo en Europa, con el auge alemán y las vísperas de la gran bestialidad humana, pero seguro que algo tuvo que ver. Lo que quedó patente es la influencia hasta en la psiqué de los individuos (al menos de los que se prestaran a ello) de los mass media, en aquel momento la radio el más poderosos para llegar a la masa.

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    2. https://www.youtube.com/watch?v=VMGRCU4kLjI

      Por cierto, por si te animas, creándote el ambiente propicio antes.

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  10. Orson Welles un adelantado a su tiempo, un genio.
    Me ha gustado mucho tu relato.
    Un placer pasar por aquí a leerte, Fackel.

    Un abrazo.

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    1. Sus interpretaciones me parecen soberbias. De vez en cuando me paseo por sus trabajos. Gracias por entretenerte por aquí.

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  11. Fáckel:
    es una evidencia que la gente se lo cree todo. Se corrió la voz de que iba a escasear el papel higiénico, y ya sabes lo que pasó.
    De creer en una invasión extraterrestre se pasó a algo tan terrenal como el papel de marras.
    Salu2.

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    1. Disculpa, D., se había escondido tu comment. Pues tal como dices. La fe en los extraterrestres puede parecer más floja que en el papel higiénico, pero mira la de los seguidores de extraterrestres con distintos símbolos que hay por el planeta. A buen entendedor...Una abrazo.

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  12. Un experimento social que puso de manifiesto que la gente cree en los medios de manipulación masiva (radio, televisión, prensa). Ahora hay que sumar a los clásicos medios las redes sociales y el cibererespacio.


    La gente puede creer cualquier cosa. Y ahora pasa lo mismo.

    Somos susceptibles de convertirnos en ratones de laboratorio siempre.

    Muy interesante tu texto...

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    1. Pues mira si cree, que ya viene desde los antiguos profetas. Los medios, fueran cuales fuesen su entidad y consistencia han sido bastante aliados de los poderes. Y no solo los medios de comunicación así llamados, sino viejas instituciones, nada democráticas por cierto, que constantemente buscan no perder influencia y no se dé merma en sus negocios educativos, por ejemplo, y en sus bienes que no fueron antes propios. No sé por qué nos olvidamos frecuentemente de alguna de esas instituciones con honda presencia todavía.

      Tú lo dices, la gente sigue creyendo cualquier cosa, muchas de las que ya venían creyendo. ¿No ves por ejemplo el poder de la publicidad? Ahora bien, no nos dejemos, preservemos nuestro ámbito personal en la medida de lo posible, ¿no te parece?

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