fascinantes Jeanne Moreau y Miles Davis. Por cierto hay un cuento extraordinario de Julio Cortazar sobre otro monstruo del jazz, Charlie Parker: el Perseguidor.
Un estupendo relato también. Habiendo tantas manifestaciones interesantes -en cine, teatro, literatura, música...- no se entiende la pérdida de tiempo o la abulia, ¿verdad?
El poder de la perspectiva. ......en blanco y negro..... El dolor de la obsesión. Menos mal que la lluvia aparece al final de la escena, paraguas innecesario.
El dolor de la obsesión, qué interesante. O al menos la fijación, con un curso peligroso, como en todo lo que de ese tono. Me temo que el paraguas no fue suficiente para una lluvia con cierto grado de acidez.
Mira lo que ocurre al mencionar la lluvia ácida: Que salto con otro comentario! Jaaajjjj no debo tener remedio, tendré que asumirlo aunque en absoluto me agrade. No conviene olvidar que solo se trata de una película que pretende representar o estimular porciones de las películas personales de los espectadores para despertar sus mecanismos emocionales. Y es que si ya vivía desengañada de la película temporal que nos ha tocado representar empezando por la propia como algo asumido, la observación del comportamiento de nuestro género, incluido el supuestamente mío durante los actuales tiempos y circunstancias, no solo ha dado de lleno en blanco de mis peores sospechas, algo aún demasiado humano , por cierto, sino que me ha inclinado aún más hacia cierta aproximación al pensamiento cuántico bajo el disfraz de una verdadera fortuna que permite el lujo de la disipación Jajj, parece que hasta de lo más frío, feúco y terrible de mis pensamientos no puedo evitar extraer algo positivo para acabar en nada. Seguramente se lo deba a ciertos patrones genéticos demasiado recurrentes.
Siento llegar tan tarde a comentar pero blogger avisa a este iPhone bien tarde de las publicaciones , de todos modos no me corto ya ves!
Pero precisamente a mí me parece de lo más interesante que cuando vemos -o al menos veíamos- una película se establezca un cierto grado de comparación entre lo que se nos representa en ellas y nuestras existencias. Las películas en mis tiempos infantiles y juveniles eran grandes alicientes para la vida interior. Había muchas pautas de comportamiento, modelos y referencias en ellas que tomábamos como ejemplo, es decir, que copiábamos. El cine salvó muchas vidas en este país, en el sentido de emerger un poco por encima de la vida cotidiana gris y anodina de aquella sociedad aplanada. El cine fue una gran escuela emocional y sentimental.
Visto así he de darte la razón, sin embargo a la larga a mi, vulgar circunstancia y común ciudadana me dañó, o más bien me distrajo de mis metas subliminales, también erróneas, por cierto.
Y eso viene desde muy antiguo. Recuerda aquello bíblico, es decir, mitológico, del sonido de las trompetas y el derribo de las murallas de la ciudad elegida.
Hay mucho lenguaje en esa escena, Ana, y eso da la talla del cine: guion, actriz, director, ambientación, acompañamiento musical...Y el crimen casi nunca es perfecto. Buona notte.
No hay como el blanco y negro, una buena trompeta y el rostro de incomparable esta actriz.
ResponderEliminarUna entrada superior.
Jazz del bueno con Julián de fondo.
Así es, Miquel. Y la película es de primera, ya inicia la nouvelle vague.
EliminarHay cosas que me ponen nostálgico y, ésta es una de ellas.
ResponderEliminarSalud.
Una escena que invita a ponerla varias veces, y en cada pase de ella encontramos algo nuevo, no solo en el filme sino en nosotros mismos.
EliminarAcabo de tener la necesidad de volver a ver esta película.
ResponderEliminarYo también, a ver dónde puedo encontrarla.
EliminarDesde luego la nostalgia ocupa toda la escena.
ResponderEliminarUn saludo.
Cierto, la mujer transmite un desasosiego que disimula a duras penas. Se entrega a la lluvia desesperadamente.
EliminarA veces no hace falta decir nada: el lenguaje corporal y una música sugerente pueden ser más elocuentes.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya lo he dicho: me ha dejado sin palabras (las palabras suelen sobrar en ocasiones y una buena película lo sabe)
Eliminarfascinantes Jeanne Moreau y Miles Davis. Por cierto hay un cuento extraordinario de Julio Cortazar sobre otro monstruo del jazz, Charlie Parker: el Perseguidor.
ResponderEliminarUn estupendo relato también. Habiendo tantas manifestaciones interesantes -en cine, teatro, literatura, música...- no se entiende la pérdida de tiempo o la abulia, ¿verdad?
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ResponderEliminar...No hacen falta palabras, Fackel. Ah, la melancolía... Esa búsqueda de algo, que nunca se encuentra...Y el jazz...
Sí, yo también pensé en el cuento de Cortazar, en memoria de Charlie Parker, otro persiguidor.
Por el jazz. Por la melancolía.
No hacen falta palabras ni discursos ante otras expresiones, no. Pero cuidado con las adicciones de fácil acceso. Conviene tener a mano antídotos.
EliminarFascina lo mucho que se dice con poco.
ResponderEliminarUn abrazo
¿A que sí? Pero ¿es una cuestión de emisor o también, y acaso sobre todo, de receptor?
EliminarBuen día, A.
El poder de la perspectiva. ......en blanco y negro.....
ResponderEliminarEl dolor de la obsesión.
Menos mal que la lluvia aparece al final de la escena, paraguas innecesario.
El dolor de la obsesión, qué interesante. O al menos la fijación, con un curso peligroso, como en todo lo que de ese tono. Me temo que el paraguas no fue suficiente para una lluvia con cierto grado de acidez.
EliminarMira lo que ocurre al mencionar la lluvia ácida: Que salto con otro comentario! Jaaajjjj no debo tener remedio, tendré que asumirlo aunque en absoluto me agrade.
ResponderEliminarNo conviene olvidar que solo se trata de una película que pretende representar o estimular porciones de las películas personales de los espectadores para despertar sus mecanismos emocionales.
Y es que si ya vivía desengañada de la película temporal que nos ha tocado representar empezando por la propia como algo asumido, la observación del comportamiento de nuestro género, incluido el supuestamente mío durante los actuales tiempos y circunstancias, no solo ha dado de lleno en blanco de mis peores sospechas, algo aún demasiado humano , por cierto, sino que me ha inclinado aún más hacia cierta aproximación al pensamiento cuántico bajo el disfraz de una verdadera fortuna que permite el lujo de la disipación
Jajj, parece que hasta de lo más frío, feúco y terrible de mis pensamientos no puedo evitar extraer algo positivo para acabar en nada. Seguramente se lo deba a ciertos patrones genéticos demasiado recurrentes.
Siento llegar tan tarde a comentar pero blogger avisa a este iPhone bien tarde de las publicaciones , de todos modos no me corto ya ves!
Pero precisamente a mí me parece de lo más interesante que cuando vemos -o al menos veíamos- una película se establezca un cierto grado de comparación entre lo que se nos representa en ellas y nuestras existencias. Las películas en mis tiempos infantiles y juveniles eran grandes alicientes para la vida interior. Había muchas pautas de comportamiento, modelos y referencias en ellas que tomábamos como ejemplo, es decir, que copiábamos. El cine salvó muchas vidas en este país, en el sentido de emerger un poco por encima de la vida cotidiana gris y anodina de aquella sociedad aplanada. El cine fue una gran escuela emocional y sentimental.
EliminarVisto así he de darte la razón, sin embargo a la larga a mi, vulgar circunstancia y común ciudadana me dañó, o más bien me distrajo de mis metas subliminales, también erróneas, por cierto.
ResponderEliminarYa sabes que en esta vida todas las cosas se pueden enfocar desde distintos ángulos y ubicaciones.
EliminarClaro que mi sociedad infantil distaba de la planicie y más bien era pura cordillera
ResponderEliminarLa sociedad, como la vida, o a la inversa, tiene elevaciones y llanos.
EliminarUna escena sublime.
ResponderEliminarHola, Milena. Sí, sin ninguna duda.
EliminarFascinante, la pelicula, el blanco y negro en conjuncion con la melancolia y el jazz. Muy bueno!! Beso
ResponderEliminarCierto, esa es la palabra: fascinación. No en vano iba a dar sus primeros pasos aquel estilo de hacer cine llamado la nouvelle vague. Sin palabras.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarel sonido de una trompeta no deja indiferente, es fuerte y tierno a la vez.
Salu2.
Y eso viene desde muy antiguo. Recuerda aquello bíblico, es decir, mitológico, del sonido de las trompetas y el derribo de las murallas de la ciudad elegida.
EliminarFabulosa escena. Ciertas melodías de Jazz enmarcan muy bien la soledad, lo sórdido en las grandes ciudades.
ResponderEliminarRealmente es muy interesante. Buscaré la película ya que no la he visto.
Gracias...
Un abrazo
Hay mucho lenguaje en esa escena, Ana, y eso da la talla del cine: guion, actriz, director, ambientación, acompañamiento musical...Y el crimen casi nunca es perfecto. Buona notte.
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