viernes, 13 de diciembre de 2019

Naida. El viejo Petar Smajkic se acuerda del poeta





Cuánto le podría haber contado de Gorik al extranjero, le da en pensar al viejo Petar mientras sube hacia Kovacici, bordeando el viejo cementerio judío. Pero no ha insistido, otro día será. Sin embargo, a mí me ha incitado a recordar. Hago este camino de vuelta a casa trayendo a los muertos y evitando a los vivos, y eso duele. Hay gente en esta ciudad que cree que el poeta, por el mero hecho de serlo, es un ser puro. Alguien que canta verdades. Que Gorik lo era por lo tanto. Tal vez el extranjero piense lo mismo a través de lo que le haya contado Emina. Que le habrá contado lo que le haya parecido. La pureza, si existe, debe ser cosa de ángeles, porque Gorik tenía sus debilidades y, probablemente, sus maldades ocultas. Incluso conviviendo con Emina era un hombre atormentado. No he nacido para soportar ni a estas gentes ni a esta tierra, me decía algunas tardes que nos daban las tantas en la taberna. En ocasiones se sentía desesperanzado. No sé cómo me aguanta Emina. Eso decía Gorik. Los poemas que me leía no eran precisamente de confianza y cariño respecto a los humanos. Tan pesimistas, revelaban  las tinieblas íntimas del hombre. Pero tenían esa llama de verdad de quien expresa lo que siente, sin tapujos. Tenía derecho a escribir sobre su dolor y sus dudas. Es probable que debido a eso mucha gente no le considerase. No temía lo que opinaran los demás. Los radicales de entre los nuestros le reclamaban que escribiera más poesía a los valores del pueblo. Como si todavía estuviéramos en otros tiempos. Gorik respondía que había muchos pueblos y que además él no era de ninguno. Fue el sufrimiento causado por el asedio abyecto lo que le hizo escribir algo de la circunstancia. Hasta que llegó la tragedia. Los mal pensados llegaron a decir que se había expuesto a propósito. Que se lo dio hecho al francotirador. Los más religiosos difundieron que Gorik era un descreído que no valoraba la vida, y que de ahí el riesgo y, por lo tanto, el castigo. ¡Como si el valor y el mérito de vivir dependieran de una fe! Gorik tenía aprecio por la vida y Emina le insufló motivos. Pero él tampoco quería que el amor fuera una religión. Cuántas veces me decía: Petar, ni por la política ni por los dioses ni por la riqueza ni por la historia debemos tener fe. ¿Y por el amor?, le decía yo. Él respondía: el amor al menos se toca. Hiere o cura mientras está, aunque se pierda. Pero es otra cosa. Como sucede con el Arte. Además la fe es una imagen abstracta que siempre nos acaba traicionando, después de manipularnos cuanto quieren los que viven de sus negocios. A mí no me parecía ni insultante ni equivocado lo que decía, pero procuraba no seguirle demasiado la corriente para evitar que cayera en un desaliento total.

Durante el asedio de la ciudad Goric se creció algo más. Es sorprendente cómo hay gente que en circunstancias adversas, extremas incluso, se siente más fuerte. No tenía miedo a nada. Salvo a su propia fragilidad. Para él ser frágil era no acertar con las palabras, no traducir en un poema sus latidos de amor y muerte, tan cercanos, tan a disposición de cualquiera. No por ello dejaba de hablar conmigo. Cuántos grappas no nos habremos metido en el cuerpo. Escaseaba la bebida pero él sabía encontrarla. Un día le pregunté cómo se hacía con ella. Me pidió que guardara secreto. Me lo pasa un serbio de aquí. No lo digas, no porque me dé miedo que se sepa que me la proporciona un enemigo, sino porque no quiero que se corte el suministro. Eso me dijo y reímos como tontos. Tontos y desolados. Un día llega y me dice: he leído algo del poeta de verdad -él no se tildaba nunca ni de poeta ni de portador de verdades- de Sarajevo. Se trataba de un poeta que perdió a casi todas su familia a lo largo del asedio, unos por enfermedad no atendida, otros por miseria y otros por disparos. En un poema escribe que en nuestra ciudad es más difícil encontrar un vaso de grappa que encontrar la muerte. Cuando me lo contó nos quedamos ambos con el vaso en el aire. Que el brindis se congeló ante una verdad irónica, terrible. ¿Por quién podíamos brindar sino por nuestro egoísmo que nos permitiera sobrevivir?

Pobre Gorik, estos recuerdos se los tengo que trasladar al amigo viajero. Que él sepa también. Que pregunte a Emina si tiene curiosidad por ahondar en la personalidad del poeta. Así podrá conocer más a la escultora. Los viejos ya no pensamos. Solo recordamos. 




(Fotografía de Inés González)

20 comentarios:

  1. Quizás los poetas de verdad sean los que no se jactan de serlo.

    Hace tiempo me hice una pregunta:¿hay vida más allá de los poetas?

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    1. Francesc, mi opinión es que como en todo oficio o dedicación los más verdaderos son los que menos se jactan y sobre todo quienes menos se exhiben.

      No sabría responder a tu pregunta. También hay ficción en la poesía, pero no tan obvia como mucha narrativa. De hecho en muchos textos van unidas una y otra. ¿Ventrículo y aurícula? No lo sé.

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  2. No valorar la vida ni el riesgo es algo muy propio de los poetas. Vivir con la sensibilidad a flor de piel, agitadamente, un poco en las nubes o bajo el influjo de la Luna, como si su cuerpo ya no fuera de este mundo, con la cabeza llena de pájaros o de atardeceres... Ya digo, muy propio de poetas que tienen la mirada o el alma en otra parte.
    Saludos.

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    1. Puede que sea así, pero de un tipo de poetas. Maiacovski, por ejemplo, debió olerse la razzia humana de Stalin y se suicidó pronto. Pero también hay poetas instalados, poetas al servicio del régimen, poetas perdidos y hallados en el templo... Saludo de viernes.

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  3. Sabe, es muy dificil reconocerse uno mismo como poeta, es aquello de escritor o escribidor, quizás porqué hay muy pocos poetas y muchos que intentan escribir poesia.

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    1. Totalmente de acuerdo, porque como en todo una cosa es predicar y otra dar trigo. Pero como práctica personal me parece un ejercicio sano en el que admiro la discreción y no tener pretensiones.

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  4. Bello relato, si señor. Una vida interesante en función del mecanismo universal! Se podría sacar punta a muchas frases de esta entrada desde diversos ángulos, pero ahora no me resulta posible, pero tu comentario me ha recordado aquel antiguo refrán, inadmisible en la actualidad, sobre cierto buen paño en su arca!

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    1. El buen paño en el arca se vende. Que lo bueno, vaya, no es necesario que se exhiba y se preste a propagandas, ¿todo lo opuesto a lo que nos venden algunas editoriales?

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  5. A veces hay que saber atesorar secretos durante un tiempo para poder contarlos después. La pureza es algo tan endiabladamente frágil.

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    1. Es verdad. También podemos atesorar secretos sin darnos cuenta que lo eran. Es decir, que muchas veces no hemos visto con claridad muchas circunstancias y comportamientos del pasado, del mismo entorno familiar, no hemos preguntado lo suficiente. Yo aún me voy enterando de cosas, muy a cuentagotas pues ya no viven lo de la generación paterna, que me sorprenden.

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  6. Tantas cosas ignoramos y sobre ese vacío construimos un relato, es inevitable por lo visto que el cerebro hilvane historias, secretos, posibilidades cuando no tiene información. Creo que los poetas son capaces de construir y recrear de la nada, llenar de significado lo que no se sabe. Admirable.

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    1. Yo tengo mis dudas de que alguien cree o recree de la nada. El recorrido de la vida es lo que nos enseña, incluso nos enseña a leer, vamos, a interpretar lo que leemos. La buena literatura no podríamos entenderla sin nuestras experiencias vitales. Nos quedaríamos en la superficie de las cosas. Por la misma razón la mente hilvana con las informaciones que hemos recibido una aproximación imaginativa. Quien más o quien menos lo hace, en unos queda como devaneos, en otros puede plasmarse en una narración. Afortunadamente, entre el acervo cultural general y el propio se nos proporciona aquello de un tratado para saber vivir. Luego ya se verá...

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  7. Al viejo Petar parece que se le va la pinza; recuerda al poeta como un ser atormentado y, eso difiere de la preciosa descripción que hizo Naida en su momento.
    En todo caso tendría un poco de todo aderezado con una gran sensibilidad.

    Adriana

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    1. Naida puede tener una opinión y Petar otra diferente. Tal vez la primera le tuviera más idealizado por lo que supiera por Emina. Puede que Petar sepa otras cosas por las confidencias directas -vía grappa y rakia- con el poeta. Al final, en esta vida, Adriana, en las relaciones que mantenemos con los demás, ¿qué versión nos llega? ¿Qué se mantiene aparente y qué auténtico? ¿Quién llega al otro para saber cómo es realmente? Y ¿cuánto hay en cada uno de nosotros de justos correspondientes, de fieles a una coherencia, de perfectamente equilibrados?

      Piense usted.

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  8. Me quedo con MARGA IRIARTE. He releído un par de veces su comentario y comulgo (ostras, que palabro tan en desuso) , ella.
    Un abrazo de aquellos del Pleistoceno, o sease, potente.
    salut

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    1. Además de estar siempre en gracia resulta que eres un dinosaurio, jaj. Avanti populo.

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  9. Me ha gustado eso de que el Amor y el Arte se tocan.

    Un beso artístico.

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    1. A veces apenas se rozan. Con quien más se toca Eros es con Tánatos. Gracias, Eva artística.

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  10. ¿Sabes? Tus relatos tienen alma, vísceras, entrañas, sentimiento... y, sobre todo, tienen un mirar y expresar analítico de los acontecimientos y de la tragedia del enfrentamiento entre humanos que hace pensar mucho... los personajes de tus relatos están llenos de experiencia... hacen que la historia de los acontecimientos que relatan tome relieve y se palpe...

    Dijo León Felipe algo así como que "la poesía se apoya en la biografía. Es biografía hasta que se hace destino y entra a formar parte de la gran canción del destino del hombre"... Creo que la poesía debe dar testimonio de la lírica y de la épica de los seres humanos... a veces los poetas cuando callan es cuando más activos están, pero les cuesta reflejar la tragedia del mundo porque en cada verso sienten lo que escriben... y escribir sobre el dolor y sobre la muerte hace que el pulso te tiemble y que la lágrima brote... porque no se puede ser poeta sin sentir cada letra...

    Abrazo

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    1. Lo que dices en el primer párrafo me hace pensar, digeriré tu opinión a ver cómo me veo, aunque no creas, una vez escrito algo no le doy vueltas, ni corrijo, salvo una error de sintaxis, claro, si lo detecto. Los temas siempre están ahí. Yo soy parte de todos los temas (como también diría León Felipe: me sé todos los cuentos. Yo diré: voy sabiéndome casi todos los cuentos, aunque uno no aprende lo suficiente)

      Mira que soy leonfelipista y no recordaba esa cita, bueno acaso nunca la haya leído, a un poeta como él hay que llegar por caminos particulares. De hecho la poesía expresa con lírica y épica los comportamientos individuales y de grey de los humanos, ¿no? a través de todos los tiempos. Pero hay floja lírica y embarrada épica en muchos casos. De todos modos son conceptos de especialistas. ¿Dónde está la frontera entre una y otra expresión? ¿En la poesía misma o en el carácter natural y cultural humano que otros llaman alma? Es importante que los poetas callen, se tomen su tiempo, se acerquen y se alejen de las circunstancias para sobrevolar y comprender. Y luego acertar en decir lo que piensan. La poesía es también pensamiento, o sobre todo, y es acción con otros pasos diferentes a los de otras actividades y comportamientos. "...Les cuesta reflejar la tragedia del mundo porque en cada verso sienten lo que escriben... y escribir sobre el dolor y sobre la muerte hace que el pulso te tiemble y que la lágrima brote... porque no se puede ser poeta sin sentir cada letra..."

      Participo de tu invitación que me deja pensando.

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